“Mirá, mi hijo es aquel que está allá. Tiene autismo y se está riendo. No lo veo nunca reírse”. Esas eran las palabras entre lágrimas de una mujer que en pleno 2019 hablaba con Agustín Pozzo, uno de los impulsores de San Agustín. La posibilidad de una pandemia no estaba en la cabeza de nadie cuando en un asado entre ex jugadores de rugby, la idea de hacer algo por la sociedad a través del deporte sobrevolaba en la mesa. Al ver que ya existía en barrios carenciados y en cárceles, se dieron cuenta que faltaba la “pata inclusiva” del deporte y así nació el grupo.
En el Estadio Municipal cerca de 80 chicos con discapacidades entrenan, juegan y se divierten con una pelota. Aprenden rugby, a pesar de ser solo una excusa. La idea de los profesores, padres y grupo interdisciplinario, es formar un espacio que potencie a los chicos. Por medio del deporte generar cariño, inclusión y amistad entre ellos; y además, mejorar sus aptitudes psicofísicas.
“Nos empezamos a preparar, hablamos con psicopedagogas, viajamos a Tucumán para hablar con el Club Cardenales que ya lo estaban haciendo y con los chicos de Pumpas en Buenos Aires. Todos nos decían lo mismo ‘arranquen que las cosas las van a ir solucionando a medida que sucedan’, y así arrancó”, explica Agustín. El primer viernes fue el 20 de septiembre de 2019. A ese le llegaron 12 viernes más y después, un corte por el verano. “Las familias no pueden creer lo que se han encontrado en San Agustín. Se ha formado un grupo de padres muy grande, de hecho son los que más compromiso tienen. Son ellos los que apuntalan el proyecto”, agrega Pozzo.
Sin embargo, llegó el coronavirus al mundo y a mediados de 2020, la cuarentena. De esta manera, lo que podría haber sido el punto final fue solo un momento de reconversión. Había que encontrar otra forma de acercarse a los chicos y desde San Agustín lo entendieron. “Entrenabamos los viernes, como antes de la pandemia, solo que en dos horarios y por zoom. Primero con los más chiquitos y después con los más grandes”, cuenta Agustín contento y añade: “En 2020 buscamos estar cerca de ellos a través de otros eventos. Para el Día del Niño fuimos casa por casa regalandoles pelotas de rugby, tazas con el logo de San Agustín, etc. para seguir teniendo contacto, estar presentes. Inclusive, con las 65 pelotas que nos donaron logramos dar una mano para los ejercicios que después hacíamos por zoom, que muchos tenían que usar almohadas o pelotas de fútbol”.
En ese sentido, mientras la distancia física era lo más importante, Pozzo explica que pudieron dar una vuelta de tuerca y dar con esa cercanía necesaria al tratar con jóvenes discapacitados: “La recepción de los chicos fue extraordinaria. Vernos cara a cara, verlos en sus casas. Charlar con los padres. De alguna manera estar ahí. Para nuestro aniversario contratamos una empresa e hicimos un evento vía streaming que duró toda una tarde. Nos permitió interactuar con los chicos y pasarles videos de distintos equipos y personalidades que mandaron saludos”.
Ya para este 2021, la pandemia comenzó a dar un respiro y con ello, muchas actividades retornaron a la presencialidad. San Agustín no se quedó atrás, y a través de un trabajo mancomunado con la Secretaría de Deportes de Rosario, pudieron volver: “Para poder volver al Estadio Municipal debimos hacer burbujas de 10 a 15 chicos con no más de 2 o 3 entrenadores. Y dividimos en distintos turnos por grupos según las edades. Cada niño lleva su botella de agua identificada”, afirmó Agustín.
“Los padres tenían muchas ganas de volver. Cuando se enteraron que volvíamos este año se sumaron muchos chicos nuevos”, añade lleno de alegría. No obstante, en San Agustín piensan a futuro y se permiten soñar: “Ya mandamos a hacer camisetas de San Agustín y la idea es empezar a hacer encuentros con clubes, visitarlos o que ellos vengan al Estadio Municipal. Tenemos invitaciones para fin de año ir a San Juan, Buenos Aires, Mendoza, si la situación lo permite. El paso grande sería hacer el mix ability rugby -partido de 15 jugadores contra 15 jugadores-, donde hay chicos con discapacidades y “facilitadores”, que podrían ser los profes”.
El equipo recibe donaciones, ya que todo lo hacen “a pulmón”, como destaca Pozzo. Y añade que la mejor forma de comunicarse, para ayudar, conocer o sumarse es por medio de sus redes sociales, @sanagustinxv en Instagram y Twitter, y San Agustín Rugby Inclusivo en Facebook.
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