Las “Islas Callejeras” llegaron a Rosario para quedarse. Las construcciones -o vallados- que comenzaron a verse con las primeras medidas de reactivación gastronómica por la pandemia tuvieron un nacimiento legislativo en el Concejo en 2017, pero con el coronavirus se adaptaron para que los bares y restaurantes pudieran salir del mal momento.
Seis años atrás, y luego de varios meses de discusiones entre los ediles, el proyecto presentado por el concejal de la UCR – Juntos por el Cambio Martín Rosúa vio la luz verde. En él, se buscaba la “apropiación del espacio público por parte de la ciudadanía”, quitando lugares para estacionar vehículos y colocando allí mesas y sillas para el público.
En las próximas horas, y luego de negociaciones entre el impulsor de la norma y el secretario de Desarrollo Económico y Empleo de Rosario, Sebastián Chale, se pondrá en vigencia la reglamentación del decreto, que tendrá algunas modificaciones respecto a la idea original.
A diferencia de lo realizado de la pandemia a la fecha, las “Islas Callejeras” podían ser utilizadas por cualquier transeúnte que se encontrara en la zona sin necesidad de consumir en el establecimiento, algo que al ser parte del espíritu de la medida se respetará y establecerá.
Del mismo modo, las estructuras no deberán estar exclusivamente orientadas a la gastronomía. Es decir, bibliotecas o librerías podrán también apropiarse del espacio público a cambio del pago de un canon al Estado, que será destinado al Fondo Compensador del Transporte.
“La ordenanza salió en 2017, pero la entonces intendenta Mónica Fein nunca la reglamentó. Luego vino la pandemia y Pablo Javkin tampoco lo hizo, pero se utilizó como emergencia”, señaló Martín Rosúa en diálogo con RedBoing. Y añadió: “El local construye la isla y se puede sentar cualquiera. En la ordenanza se establecieron condiciones sobre las cuales se deben hacer las estructuras. Por ejemplo, no se podían realizar en esquinas o donde hubiera carriles exclusivos”.
Del mismo modo, el concejal apuntó que los materiales con los cuales se deben hacer las Islas tienen que ser aprobados por la Secretaría correspondiente, respetando la seguridad vial.
En la misma línea que Rosúa se mostró el concejal oficialista Ciro Seisas, quien afirmó en Radio Boing que “las ‘Islas Callejeras’ son un tema superado, tratado en 2017, que genera espacios sobre la vía pública donde antes había autos estacionados”. Para el edil, se trata de un “concepto que debe armonizar con la movilidad para que haya más espacios de disfrute y la Municipalidad cobre por ese uso del lugar”.
Si bien el representante del espacio Creo, que responde a Pablo Javkin, reconoció que se reduce el espacio en las calles para la circulación de vehículos, destacó que el proceso gradual de recuperación de líneas de transporte público será el que termine solucionando el problema de cantidad de autos sobre las vías.
Así, las “Islas Callejeras” continuarán en el tiempo y se multiplicarán en las vías de la ciudad. Ahora reglamentadas, con pagos periódicos al Estado y con medidas de seguridad para quienes se sienten allí, contribuirán a que los vecinos hagan uso del espacio público en la búsqueda por volver a disfrutar de Rosario.
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