
El periodista de investigación Jorge Urién Berri, quien cubrió desde el primer día la explosión en la Fábrica Militar de Río Tercero, dialogó con el equipo de Ya Pasó por Radio Boing a 30 años del atentado que sacudió a la ciudad cordobesa y dejó siete muertos, más de 300 heridos y una herida que aún sigue abierta.
“Parece mentira, ya pasaron 30 años de la voladura de Río Tercero, que fue un atentado y no un accidente”, comenzó Urién Berri, quien recordó que el episodio se inscribió en una serie de hechos trágicos ocurridos durante el gobierno de Carlos Menem: “La Embajada de Israel en el ’92, la AMIA en el ’94 y Río Tercero en el ’95. Los tres ocurrieron bajo la misma gestión”.
El cronista explicó que su vínculo con la causa comenzó mientras investigaba el contrabando de armas del Ejército argentino a Croacia y a Ecuador, una maniobra ilegal que involucraba a altos funcionarios del gobierno menemista. “Río Tercero no vuela en cualquier momento, sino cuando la causa del contrabando estaba avanzando e involucrando a personajes muy importantes del gobierno”, subrayó.
Urién Berri recordó que en los primeros días se instaló la versión oficial del accidente, pero los testimonios dentro de la propia fábrica comenzaron a sembrar dudas. “El jefe de la planta de carga, Omar Gaviglio, me mostró trotil y me dijo: ‘Esto no explota sin un detonador’. Ahí entendí que todo lo del accidente era mentira”, relató.
Según el periodista, los peritajes posteriores confirmaron que las explosiones fueron controladas, es decir, “hubo una principal y otras más pequeñas que se detonaron con fracciones de segundos de diferencia para dirigir la onda expansiva hacia la ciudad”. De acuerdo con su investigación, los autores del atentado buscaron evitar daños en las plantas químicas privadas vecinas, protegiendo la propiedad privada a costa de la vida de los vecinos.

“Estamos hablando de una explosión calculada para destruir parte de una ciudad y encubrir un delito frío como fue el contrabando de armas. Mataron siete personas, dejaron más de 300 heridos, muchos amputados. Es la obra de un psicópata”, denunció.
Respecto a las responsabilidades políticas, Urién Berri lamentó que los verdaderos autores intelectuales nunca fueran identificados. “Fueron condenados algunos jefes de la fábrica, pero no se llegó a los nombres que tomaron la decisión. Menem iba a ser juzgado, pero murió diez días antes del inicio del juicio. La justicia llegó tarde otra vez”, sostuvo.
El periodista también cuestionó la falta de memoria y reparación: “Río Tercero sigue castigada. Hay más de 8.000 demandas por indemnizaciones que el Estado Nacional no ha resuelto. A 30 años, muchos murieron esperando una pierna ortopédica o una compensación que nunca llegó”.
Finalmente, relató cómo se vivió el aniversario en la ciudad: “Hubo un acto con la presencia del intendente y del gobernador. Los vecinos lo viven con dolor, pero también con resignación, sabiendo que al resto del país no le importa demasiado. Es tremendo, pero real”.

Y cerró con una reflexión que atraviesa tres décadas de impunidad:
“La causa de la AMIA sigue abierta, la de la Embajada también. No hay memoria, no hay justicia. Todo queda en el olvido, y el olvido es una forma de impunidad”.
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