Un año atrás, comenzaba a regir la Fase 1 del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) decretada por el presidente Alberto Fernández. Como consecuencia inmediata de la medida implementada en la provincia, la soledad se volvió un habitante más de la ciudad.
El constante movimiento de los rosarinos circulando por parques, plazas, colectivos y comercios cesó, dejando un panorama sombrío y desértico. Así, el lago del Parque Independencia se transformó en un tétrico espacio, concurrido únicamente por animales; la peatonal Córdoba pasó de ser un cien pies humano a una locación de una película apocalíptica; y las escalinatas del Parque España solo quedaron en compañía del río.
Hoy, 365 días después, el contraste es sorprendente. Si bien se continúa bajo los parámetros de la pandemia originada por el Coronavirus, los negocios tienen sus puertas abiertas y los autos circulan con normalidad.
Rosario, un año atrás
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