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Información General

Ahora la revolución, educativa

Vivimos en el tiempo de la Era Digital.

Mientras trascurre la tercera década del siglo XXI asistimos a la transformación constante de Sociedad del Conocimiento.

Los paradigmas de las riquezas de las naciones han cambiado para siempre.

Sigue siendo importante poseer recursos naturales como en la Era Agrícola y tener infraestructura vial, fabril, producir bienes y servicios y exportarlos como en la era industrial, pero la verdadera materia prima de un país es la capacidad de sus habitantes para entender el mundo de hoy y especialmente el que viene.

Esa capacidad la sigue otorgando la escuela como lugar central en la educación de un pueblo.

Supimos hacerlo. En el siglo XIX, en 1884 la Argentina sanciono la ley 1420, en sintonía con el pensamiento del ex presidente Sarmiento.

La norma estableció la enseñanza gratuita, laica y obligatoria dividida en materias, la capacitación docente y la construcción de edificios para las nuevas escuelas a inaugurarse.

 

En un país que comenzaba a recibir un aluvión  de migrantes de todo el mundo la 1420 alfabetizó, cohesionó socialmente y construyó una identidad nacional para una Argentina que entendiendo su rol en el mundo que vivía, llego a ser en 1930 la décima economía global.

Durante todo el siglo XX sus principios rectores y su espíritu marcaron nuestra educación que tuvo páginas de gloria como los cinco premios nobel –tres de ellos en ciencias duras- y de las otras.

Es parte de muestra mejor historia, pero ya no alcanza para el mundo del siglo XIX.

Así urge revisar y repensar que contenidos están aprendiendo nuestros niños y jóvenes.

En primer lugar propongo que hagamos una cuenta. Los alumnos que acaban de comenzar primer grado culminarán la escuela secundaria en el 2034.

Ahora sugiero a los lectores hacerla al revés. Restemos 12 años y viajemos a nuestra vida en el año 2010, ya en plena era digital y tratemos de recordar cuantas cosas de ese mundo ocupaban un lugar y hoy casi descartamos –pc hogareña, Black Berry y BBM, mp4, Messenger o comunicaciones personales por email – .

Podríamos restar otros doce y estaríamos en 1998 con una internet incipiente y la masificación de los teléfonos celulares.

Los cambios tecnológicos son cada vez más veloces y modifican nuestra vida.

Entonces, la escuela argentina prepara hoy a nuestros hijos para el mundo en el que van a vivir?

En cualquier mesa de café o reunión familiar aparecerán en paralelo los condicionantes sobre la situación nacional, la pobreza, la falta de una estructura adecuada escolar, escuelas sin ventanas o calefacción, magros salarios docentes, etc.  Hechos reales y verificables que son imposibles de negar.

Pero a pesar de ellos es una obligación moral de una sociedad educar a sus niños y niñas, para desenvolverse en el futuro y vivir con dignidad.

Desde que comenzó a hablarse de la sociedad del conocimiento las distintas gestiones intentaron respuestas acordes al desafío que el cambio de era marcaba. La primera fue llevar la tecnología a las escuelas. Se buscó dotar a las mismas de computadoras y que luego estas llegaran a los maestros y alumnos.

El proceso tuvo idas y vueltas. Rápidamente se evidencio que era necesario capacitar a los docentes para que pudieran utilizarlas en el proceso de enseñanza aprendizaje. Se avanzó, pero queda mucho por hacer para vencer las resistencias a veces hasta generacionales e integrar la tecnología a la metodología educativa.

En los niños y jóvenes la respuesta fue más fácil. Los alumnos se familiarizaron casi inmediatamente con las notebooks recibidas que pasaron a ser parte de la geografía de la educación escolar y secundaria en el país.

Lamentablemente la tradicional falta de continuidad en las políticas de Estado cuando se dan cambios de gobierno y cierto rencor de clase, hizo que esta iniciativa se abandonara en la gestión del presidente Macri,  pero saludablemente se ha reiniciado.

Ahora tampoco la notebook, el teléfono inteligente o el dispositivo que se elija en el futuro – Bill Gates acaba de expresar que en no mucho tiempo los celulares serán remplazados por tatuajes que cargarán toda la info de las personas- son suficientes si los contenidos que se enseñan no bridan herramientas para el mundo en el vivimos.

Volvamos a pensar en el 2034.

Claro que es muy importante que nuestros niños y jóvenes aprendan además de la los contenidos clásicos sobre humanismo, nuevas identidades, cultura de la paz, educación sexual integral, y otras perspectivas que la democratización de la educación de los últimos 40 años ha ido incorporando.

Aunque también es urgente que la educación incluya contenidos sobre nuevas tecnologías, manejo de internet, trabajo en equipo, comprensión de texto, asociativismo digital entre otros tópicos que hoy y mañana se requerirán en cualquier trabajo.

Como mínimo urge avanzar en dos grandes trazos que la educación debe incorporar definitivamente.

El manejo integral de internet que incluya su comprensión, la capacitación en producción y búsqueda de contenidos, el intercambio a través de la red y la formación para trabajar desde allí en cualquier oferta laboral. Esto necesita saber un joven hoy y mucho más mañana.

Y el inglés.

El siglo XXI es el siglo de internet y la red late y vive en inglés.

La revolución educativa que la argentina necesita hoy implica que más allá de las carencias estructurales, cada niño pueda aprender ingles desde primer grado una hora por día hasta quinto año, y con ello habrá adquirido una poderosa herramienta laboral que le dará una oportunidad en el futuro totalmente diferente a la que tendría de no poseerla.

Y contrariamente a lo que el prejuicio puede indicar, si el estado garantiza que los niños y jóvenes provenientes de los sectores más humildes de la sociedad accedan a esos contenidos, mayores posibilidades tendrán en el futuro de salir de la pobreza.

Un joven de 20 años que en el 2035 sepa inglés y maneje con solvencia el mundo de internet podrá trabajar no solo en su ciudad sino en cualquier lugar del mundo. Y quizas desde su tatuaje. –Bil Gates dixit-

Claro que no son soluciones fáciles, se requieren cambios de fondo en la formación de profesores, creación de institutos en todo el país, etc. como cuando Sarmiento creo los colegios Normales para que llegaran las docentes que luego graduaron a las maestras argentinas.

Si pudo hacerse en aquel país casi colonial, como no vamos a poder hacerlo ahora.

La otra apuesta que surge es enseñar también en la escuela, informática, robótica, generación de software, creación de hardware. Hoy casi no hay oferta secundaria así en una ciudad como Rosario, imaginemos en localidades más pequeñas en el interior del país.

Educamos  los jóvenes en terminalidades para un mundo que ya no existe, y del que casi nada quedara en el 2034.

Cada ciudad con más de 10.000 habitantes debería tener al menos una tecnicatura secundaria en informática para generar oportunidades a los argentinos del mañana.

Nuestra creatividad, inventiva y capacidad para sobreponernos a las dificultades ha sido reconocida en el mundo siempre.

La oportunidad en este tiempo histórico es única. Imaginemos a generaciones de argentinos formados con estas herramientas en el mundo que viene.

Si lo hacemos hoy el futuro puede ser hermoso.

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