Silvia Cabrerizo, pediatra y toxicóloga, y miembro del área de consumos problemáticos de la Sociedad Argentina de Pediatría, dialogó en Todo Pasa de Radio Boing sobre el aumento del consumo de bebidas energizantes en adolescentes. Este dato surgió de la séptima encuesta nacional a estudiantes de enseñanza media. Allí explicó que el consumo de estas bebidas empieza a veces a los 12 o 13 años y, muchas veces, los padres no registran el riesgo que implica. Señaló que marcas como Monster, Speed y Red Bull son las más populares.
La especialista detalló que estas bebidas se caracterizan por tener una alta cantidad de cafeína y glucosa, además de taurina y otros aminoácidos. “La acción es estimulante, no es energizante. Y la cafeína es una sustancia psicoactiva estimulante, del mismo grupo que las anfetaminas o la cocaína, tienen esa misma acción”, sentenció Cabrerizo.
Sobre los riesgos del consumo excesivo, sobre todo en adolescentes, la toxicóloga advirtió:
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Efectos cardíacos: Taquicardia y arritmias.
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Efectos neurológicos: Cefalea, excitación, euforia, y efecto proconvulsivo.
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Adicción: Puede generar dependencia o un síndrome de abstinencia al suspender el consumo.
Cabrerizo hizo hincapié en el riesgo de mezclar estas sustancias con alcohol, práctica habitual en “las típicas previas”. Explicó que la bebida energizante enmascara los efectos depresores del alcohol, lo que permite a los jóvenes consumir alcohol en altas dosis y alcanzar alcoholemias más altas sin sentirse deprimidos. Esto aumenta los efectos de toxicidad a nivel cerebral y puede llevar a un coma alcohólico.
Además, el gusto dulce de los energizantes posibilita la ingesta de un alcohol muy fuerte, como el vodka. La especialista también lamentó que no exista una regulación que prohíba la venta de estas bebidas a menores de edad.
Al cambiar de tema, Cabrerizo se refirió a la preocupación por los padres antivacunas. Aseguró que la Sociedad Argentina de Pediatría defiende el plan de vacunación nacional y obligatorio, que previene enfermedades casi erradicadas como la tos convulsa (coqueluche) y el sarampión.
Afirmó que el problema es colectivo, no individual, ya que la vacunación genera la inmunidad de rebaño que protege a toda la sociedad.
“En general, los antivacunas están vacunados. Es fácil decirlo cuando ya tenés todo tu plan de vacunación completo y no generás la protección a los chicos que son menores de edad y no pueden decidir por sí mismos”, criticó la pediatra.
Ante el argumento de algunos padres de buscar información en redes sociales, la toxicóloga sugirió basarse en la recomendación de una sociedad científica que tenga aval en las recomendaciones generales para la población pediátrica.

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