Santiago Stura, coordinador del área de comunicación de Faro Digital (una ONG dedicada al uso responsable de la tecnología), dialogó en Antes de Todo por Radio Boing sobre la nueva ley de Australia que exige a las plataformas dar de baja las cuentas de adolescentes menores de 16 años y que impone controles más estrictos.
Stura señaló que la medida australiana forma parte de un debate que se instala en muchas partes del mundo sobre la regulación necesaria en este nuevo escenario.
“Tenemos que prestar atención, tenemos que valorar y jerarquizar lo que pasa en los territorios digitales, pensar a lo virtual como parte de la vida real”, afirmó Stura.
Las plataformas y la adicción
El especialista alertó que las plataformas, en los últimos cinco años, llevan adelante estrategias muy intensas para generar un ingreso cada vez más temprano a las redes y una práctica más acelerada. Destacó que el celular propio, en lugar de llegar cerca de los 13 años, está llegando cerca de los 9 años y medio.
Stura insistió en que el mundo adulto debe involucrarse: “Necesitamos recuperar un manejo sobre esta cronología, no puede ser que las plataformas decidan a qué edad los chicos y chicas interactúan con las pantallas”.
El coordinador de Faro Digital se refirió a un aspecto clave de la nueva ley australiana: invierte la carga de la prueba, haciendo responsables a las plataformas del control. “La legislación dice: vos como plataforma te tenés que hacer cargo si también tenés menores de 16, tomá acciones”, explicó.
La ley australiana se mete en la arquitectura de las plataformas para “regular las estrategias tendientes a generar dependencia”. Esto incluye limitar el scrolleo infinito y los incentivos de gratificación para que los chicos y chicas no estén enganchados tanto tiempo.
La tecnología no es la única culpable
El especialista remarcó que, si bien la regulación es importante, no resuelve el problema de base. Insistió en que la tecnología es “cultura materializada” y acelera o profundiza malestares que ya están presentes en la sociedad.
Aunque es difícil establecer una relación de causalidad entre el uso de pantallas y problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad, los fenómenos suceden de manera correlativa.
“Tenemos que saber que el desamparo adolescente excede solo al uso de TikTok”, advirtió Stura. A su juicio, el problema se relaciona con un mundo adulto que muchas veces “es más fácil tirarle la pantalla que dedicarle tiempo a conversar, a jugar con el niño”.
Stura concluyó que los padres deben involucrarse y conocer el funcionamiento de las plataformas a las que están expuestos sus hijos.

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