
La familia de Giovanni, el joven hallado sin vida el 28 de noviembre en un parque de la ciudad, sigue reclamando justicia y verdad. A casi un año del hecho, las dudas en torno a la investigación inicial crecen, mientras se espera que un simulacro clave pueda descartar la hipótesis de suicidio, que fue la primera y única línea que manejó la Fiscalía.
“Desde un principio se manejó la hipótesis de un suicidio y no se tomaron todas las medidas adecuadas. Lo tomaron con tanta liviandad que no se hicieron ciertos peritajes que hoy ya están perdidos”, denunció su madre, en diálogo con Radio Boing. La familia sostiene que las pruebas físicas del cuerpo, los registros de cámaras de seguridad y el manejo inicial del caso por parte de las autoridades apuntan en otra dirección: “Él no se quitó la vida, y por eso estamos aquí”, remarcan.
Desde el momento en que encontraron a Giovanni, la familia sostiene que la investigación estuvo plagada de errores y omisiones. El joven fue hallado sin ropa, con golpes visibles y marcas que nunca fueron peritadas. “Mi hijo entra al Instituto Médico Legal desnudo. No se cubrieron sus manos, no se hizo ADN en su ropa ni en sus uñas. No se hizo absolutamente nada”, detalló su madre, quien asegura que las marcas en el cuerpo son evidencia de que hubo violencia.

Uno de los puntos más alarmantes es la falta de imágenes de seguridad. Pese a que Giovanni había sido visto por última vez bajando de un colectivo, las cámaras del siguiente colectivo no funcionaban, y tampoco hay registro de su paso por las calles del barrio. Incluso la única cámara que apuntaba a la zona del parque no muestra nada relevante, y las imágenes clave nunca fueron respaldadas ni preservadas por la Fiscalía. “Esa imagen es clave. La brigada dijo que no había nada relevante, pero no hicieron un backup”, lamentaron.
Otro dato inquietante es lo ocurrido con el teléfono celular de Giovanni, que desapareció esa noche y se activó horas después sin su chip, lo que refuerza las sospechas de que otra persona pudo haberlo manipulado. “Ese teléfono tenía un patrón que ni nosotros conocíamos. Y alguien lo desbloqueó esa madrugada”, señaló su madre.
A eso se suma el silencio del barrio y el desconcierto en torno a las versiones oficiales. “Quizás es miedo a la policía, miedo a lo que pueda surgir”, aventuró la familia. Sobre la figura del agente de la PCA que encontró el cuerpo, también hay dudas: “Dos días después de encontrar a Giovanni, ese mismo policía denunció un robo a la misma hora y en las mismas circunstancias. Algo raro hay”.
En este contexto, la reconstrucción del hecho que se llevará a cabo en las próximas horas es vista como una oportunidad para que la Justicia revise de forma seria la hipótesis que se impuso desde el primer momento. “Nuestra esperanza es que se descarte el suicidio. Desde el momento en que me dijeron ‘su hijo se suicidó’, yo pregunté: ¿cómo? Pero estábamos en shock. Con el tiempo, viendo las fotos, entendimos que no era así”, repiten con dolor.
Giovanni era un joven deportista, alegre y querido. Jugaba al vóley en Central Córdoba y soñaba con un viaje familiar a Brasil. “Siempre decía: ‘La vida es bella, hay que vivirla’. No era una persona con conflictos. Amaba la vida”, recordó su madre. “Esa noche hablamos por WhatsApp. Me pidió una gaseosa. Esa fue nuestra última charla”.
“Esto no es exactamente lo que pasó, pero sí nos va a dar más información para que la reconstrucción digital sea más fidedigna”, por su parte explicó la Fiscal Dra. Mariana Prunotto de la Unidad de Siniestralidad Vial y Delitos Culposos. “La investigación está abierta y no se descarta ninguna hipótesis”, aseguraron.
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