
Erika, la única hija de María de los Ángeles Paris, fue la primera testigo en el juicio que se inició hoy por la muerte de su madre, producida hace más de ocho años en la Comisaría 10ma de Rosario. Y su testimonio fue desgarrador: recordó las últimas horas, el diálogo con ella en la tarde, cómo se enteró del fallecimiento y definió cómo era la personalidad de la víctima. La siguiente es la transcripción completa de lo que dijo:
Fiscalía: Contame qué relación tenés con María de los Ángeles París.
Erika: Bueno, ella era mi mamá. Teníamos una relación muy unida. Mi mamá era muy cariñosa y protectora conmigo. Siempre me cuidó mucho, me dio mucho amor en la crianza desde que soy chica hasta el último día que viví con ella. Era mi sostén, mi razón de seguir adelante, mi ejemplo por todos los sacrificios que tuvo que hacer en su vida para que yo estuviera bien. Y repito que éramos muy unidas. De hecho, un gran sueño que tenía ella era que yo pudiera llevar su apellido, porque, bueno, no tuvo un papá presente y mi mamá siempre fue todo para mí. Y soy lo que soy gracias a ella. Entonces, haberme podido cambiar el apellido y llevarla en mi nombre era algo que me enorgullece y me da tranquilidad, porque era algo que ella quería. Y, aparte, le daba mucha importancia a mi nombre, porque lo había elegido ella. Siempre me había dicho que era Erika con K, porque sonaba más fuerte. Entonces, tener mi nombre y apellido como ella me hubiera gustado me, repito, me enorgullece como su hija. Y, bueno, repito que teníamos una relación muy unida. Una madre muy cariñosa, muy presente, que siempre se preocupaba por mí, para que no faltara nada. Y con mucho amor para dar, no solo para mí, sino para sus amigos, familia, sus alumnos, en la escuela donde trabajaba. Como una persona muy… ¿Para que te interrumpas? Sí.
Fiscalía: contanos de qué trabajaba.
Erika: Mi mamá era bibliotecaria. Trabajaba, en ese momento, en dos escuelas. En la Gurruchaga y en otra escuela técnica. Hacía doble turno. Y en las dos escuelas hacía de todo un poco. Organizaba actos, hacía manualidades con los chicos. Hacía “La hora del cuento”, donde ella contaba a los chicos en una ronda, leían un cuento. Después hacían como una orita de teatro disfrazado sobre eso. También participé mucho en las manualidades que ella hacía en casa, la ayudaba a hacer afiches, a reportar cosas para la escuela. A ella le encantaba ser bibliotecaria. Tenía una pasión enorme por los libros. Y porque los chicos pudieran interesarse y adentrarse en la lectura. Así que ella era apasionada por lo que hacía. Y ha sido un esfuerzo enorme para hacer doble turno, para poder mantenerme aquí también. Una persona muy sacrificada.
“Empecé a llamar a mi mamá, insistentemente. No me atendía, no me atendía…Me empecé a asustar, porque siempre es de atenderme al teléfono. Aparte yo sabía que tenía batería. Entonces fue cuando, de todas las llamadas que hice, en una me atendieron. Y no era la voz de mi mamá. Era una persona que del otro lado me preguntó quién era. No entendía con quién estaba hablando y pensé que le habían robado el celular. Y me empezaron a decir quién era yo. Le dije, soy la hija de… ¿Con quién estoy hablando? ‘Porque tu mamá se quiere tirar en los autos’. Y yo: ‘Bueno, pero ¿me podés pasar con ella?’ No entendía qué estaba pasando realmente. Entonces me asusté mucho y le dije, bueno, pero ¿dónde es esto? ‘En la comisaría décima’, me dijeron”.

Fiscalía: Voy a llevarte al 3 de mayo del 2017. Contanos cómo comenzó ese día.
Erika: Ese día estábamos nosotras en casa. A la mañana se preparó para ir al trabajo. Desayunamos juntas y salió de casa normalmente. Se fue a tomar el colectivo para ir a la escuela. Y bueno, fue a la escuela a trabajar con su amiga mamá.
Fiscalía: En ese día, ¿tuviste contacto con ella?
Erika: Sí, ates de venir a casa le pedí que si podría hacer unas compras en el súper.
Fiscalía: ¿Cómo te comunicaste con ella?
Erika: Por llamada.
Fiscalía: ¿Y qué pasó luego?
Erika: Después se hicieron como las 7 de la tarde. Y me entró una llamada de alguien que se llamaba Cora. Y me dijo que mi mamá no se sentía muy bien, que estaba un poco mal, que le daba la panza. Entonces le pedí que me pasara con ella. Y ahí volví a hablar con mi mamá. Le dije que si se sentía mal, prque en ese momento nosotras vivíamos en zona norte, pasando Bairgorria, estábamos muy lejos del centro. Ella estaba en el centro y le dije que si se sentía muy mal, que vaya a la casa de mi tía, que quedaba cerca del Carrefour que es donde ella estaba haciendo las compras. Le dije que hiciera eso en vez de venirse a esta casa, porque se tenía que tomar un colectivo y después un remis. Entonces le sugerí que fuera a lo de mi tía Claudia para tomar algo y sentirse mejor, que se le pase el dolor. Me dijo que sí, que iba a fijarse y que me quedara tranquila. Entonces le pedí que me avise cuando llegara a la casa de mi tía. Y ahí cortamos la llamada, porque entendí que iba a hacer eso. Después se había hecho más tarde. Y me preocupaba no tener ninguna noticia sobre ella, porque siempre me avisaba cuando venía a casa. Primero la llamé a mi tía, para ver si mi mamá estaba ahí. Me dijo que no. Entonces le empecé a llamar a mi mamá, insistentemente. No me atendía, no me atendía, no me atendía, no me atendía, no me atendía. Me empecé a asustar, porque siempre es de atenderme al teléfono, de contestarme, de dejarme tranquila. Aparte yo sabía que tenía batería. Entonces fue cuando, de todas las llamadas que hice, en una me atendieron al teléfono. Y no era la voz de mi mamá. Era una persona que del otro lado me preguntó quién era. Y yo le dije, no entendía con quién estaba hablando. Primero pensé que le habían robado el celular. Y me empezaron a decir quién era yo. Y yo le dije, soy la hija de… ¿Con quién estoy hablando? “Porque tu mamá se quiere tirar en los autos. Se quiere tirar en los autos, se está tirando en los autos”. Y yo, ‘Bueno, pero ¿me podés pasar con ella?’ No entendía qué estaba pasando realmente. Que mi mamá estuviera queriendo tirar en los autos. No entendía. Entonces me asusté mucho y le dije, bueno, pero ¿dónde es esto? ‘En la comisaría décima’, me dijeron. Busqué adónde quedaba la Comisaría. No tenía manera de salir de mi casa en ese momento, porque no encontraba mi llave, pero le dije a la persona con la que estaba hablando que iba a ir para allá. Igualmente se negó a pasarle el teléfono a mi mamá. No pude hablar con ella en ese momento. Entonces, como no podía salir, salí al balcón y grité. No me vio nadie en la calle, no escuchó a nadie. Entonces me empecé a llamar a mis tíos para que vayan a buscar, lo más rápido posible, a mi mamá en esa Comisaría. Estuve esperando que ellos fueran y me quedé tranquila con que iban a ir.
Fiscalía: ¿Te acordás del horario en que esto pasó?
Erika: ¿En el que me atendieron desde la Comisaría? Sí. A las ocho y algo, cerca de las nueve, quizás.
Fiscalía: Estamos en que tus tíos se iban a ir a la comisaría. ¿Y qué pasó luego?
Erika: Yo me quedé en casa porque no encontraba mi llave, no tenía cómo salir. Y… estaba en casa, me puse a hacer cosas para tranquilizarme, me bañé porque no podía hacer nada más que seguir llamando y que no me atiendan. No entendía qué estaba pasando, no tenía noticias, hasta que vinieron mis tíos a mi casa y me dijeron que mi mamá “Estaba con el Señor”. Dijeron eso, que se había muerto.
Fiscalía: ¿Recordás el horario desde que comunicaron con tus tíos?
Erika: Creo que era cerca de la medianoche.
Fiscalía: ¿Querés decir algo más?
Erika: Sólo quiero que la gente que está acá ahora y que pueda escuchar, quiero que sepan que mi mamá era una persona hermosa, era muy especial y era muy querida y amada. Y que hasta el día de hoy la extraño muchísimo y tengo que convivir con este dolor, yo no puedo tenerla a mi lado nunca más. Y la extraño mucho, extraño sus abrazos, su cariño. Tengo la suerte de poder decir que me tocó la mejor mamá del mundo, que pudiera haberme tocado.
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