Una avioneta de matrícula boliviana cayó este martes en una zona rural del departamento de Rosario de la Frontera, al sur de la provincia de Salta. Cuando efectivos de Gendarmería Nacional llegaron al lugar, encontraron 130 kilos de cocaína, pero ningún ocupante. A pocos metros, una camioneta fue hallada incendiada, lo que refuerza la hipótesis de una operación narco en fuga.
Según confirmaron fuentes del caso, la aeronave fue detectada tras un llamado que alertaba sobre un vuelo irregular en la zona de San Felipe. “Cuando se llegó al punto indicado, el avión estaba abandonado y había rastros de un vehículo que había sido prendido fuego intencionalmente”, detalló un vocero del operativo. Los investigadores creen que los tripulantes huyeron antes de que llegaran las fuerzas federales, posiblemente auxiliados por un segundo vehículo. Todo apunta a que la caída se produjo durante una maniobra de aterrizaje clandestino fallida.
Una modalidad que se repite
El hallazgo en Salta no es un hecho aislado. En los últimos meses, distintas aeronaves cargadas con cocaína —o directamente abandonadas tras la descarga— fueron descubiertas en la región central del país, sobre todo entre el sur de Santa Fe y el norte bonaerense.
A fines de octubre del año pasado, una avioneta con matrícula boliviana fue hallada entre las localidades santafesinas de Luis Palacios y Andino con casi media tonelada de cocaína en su interior. Días después, en un campo cercano a Pergamino, provincia de Buenos Aires, otra aeronave arrojó 130 kilos de droga en paracaídas antes de huir, en una escena que las fuerzas describieron como un “narcobombardeo”. Esa serie de episodios consolida una tendencia: la “ruta aérea” del narcotráfico que ingresa por el norte argentino y utiliza el corredor del centro del país como pasaje de distribución.
La provincia de Salta, por su proximidad con Bolivia, continúa siendo uno de los puntos de ingreso más activos para la droga que llega en vuelos clandestinos. Pero cada vez con mayor frecuencia, esas aeronaves no descargan en el norte, sino que avanzan hacia Santa Fe o el norte bonaerense, donde las rutas y los caminos rurales facilitan la redistribución.
“Es un circuito que se consolida porque el control aéreo sigue siendo débil y el narco se adapta rápido”, explicó una fuente con conocimiento en investigaciones federales. “Cuando no logran descargar, abandonan la avioneta y destruyen los vehículos para borrar rastros”.
En noviembre de 2023, una importante cantidad de allanamientos del operativo que se conoció como “Cosecha Blanca” dio cuenta de una banda narco que tenía conexiones internacioales, integrantes de nacionalidad colombiana y una poderosa estructura económica en Rosario, mediante la red para lavar dinero proveniente de la venta de droga. La organización contaba con un hangar propio en un country en Campo Timbó, en la localidad de Oliveros, donde había también avionetas que pertenecían al grupo criminal liderado por los hermanos Waldo y Brian Bilbao. Uno de ellos fue detenido este año en Rosario y el otro sigue prófugo.
La reiteración de estos casos genera preocupación en las fuerzas de seguridad santafesinas, que desde hace tiempo vienen detectando vuelos sin plan de ruta sobre el norte provincial. El temor es que Rosario y su área de influencia puedan convertirse en nodos de acopio o tránsito dentro de esta red aérea.
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