El Departamento Federal de Investigaciones (DFI – Policía Federal Argentina) dependiente del Ministerio de Seguridad Nacional, capturó este martes 2 de julio a Gustavo Alejandro Bruzzone, prófugo desde hace casi dos años e integrante clave de una organización criminal desarticulada durante la “Operación Rosario-Dubái”, uno de los mayores golpes al narcotráfico internacional en el que se lograron encontrar más de 1600 kilos de cocaína que estaban en un galpón en el barrio Empalme Graneros, listos para ser embarcados al exterior.
La detención fue realizada por la Brigada de la Dirección General de Operaciones Antidrogas de la Hidrovía del Paraná, que lo localizó en las últimas horas en la localidad bonaerense de Haedo. Bruzzone fue interceptado cuando llegaba a visitar a un familiar y se movilizaba en un Peugeot 208, que fue secuestrado junto a su teléfono celular. El Juzgado Federal de Campana, a cargo de Adrián González Charvay, dispuso su inmediata detención en carácter de incomunicado.
Bruzzone era colaborador directo de José “Tano” Sofía, que ya fue condenado a 11 años de prisión por su rol en el intento de enviar más de 1.600 kilos de cocaína desde Rosario a Emiratos Árabes Unidos, con destino final en Europa. Esa operación, descubierta tras seis meses de investigación, fue bautizada “Rosario-Dubái” y participaron varios argentinos, en contacto con narcos colombianos que se habían alojado en domicilios de Funes para preparar la logística en aquel invierno de 2023. En interacción con la DEA, se logró desactivar el embarque antes de su envío al exterior por el puerto rosarino.
El despliegue esa vez incluyó varios allanamientos simultáneos en el barrio Empalme Graneros, en Rosario, donde se hallaron dos galpones con la droga camuflada en bolsones de alimento balanceado y listos para ser cargados en contenedores con maíz, con destino de exportación a través de la Hidrovía Paraná-Paraguay. Participaron en la investigación la AFIP, Aduana y la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA). El valor estimado de la droga secuestrada en el exterior superaba los 60 millones de dólares.
Los panes de cocaína presentaban sellos distintivos y la organización contaba con recursos logísticos, vehículos de alta gama y armamento, que también fueron incautados.
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