Central Córdoba de Santiago del Estero avanzó a los cuartos de final tras vencer de local 2–1 a San Lorenzo con gol en el minuto 92, pero la clasificación llegó envuelta en una tormenta arbitral que dejó al Ciclón indignado y al debate encendido. El partido parecía controlado para los azulgranas, pero terminó virando por decisiones que generaron fuertes reclamos: dos expulsiones que padecieron los de Boedo en el segundo tiempo y un penal para los santiagueños, terminaron inclinando la balanza.
El equipo de Santiago del Estero, que juega de local en el Madre de Ciudades, está vinculado a Pablo Toviggino, hombre fuerte en AFA. Y ese es el dato que para la gente de San Lorenzo terminó siendo decisivo. La polémica había comenzado con un penal cobrado a instancias del VAR por una supuesta infracción de Ignacio Perruzzi sobre Lucas Varaldo. La jugada, ampliamente discutida, derivó en el gol del propio Varaldo, que empató un encuentro que San Lorenzo había empezado ganando. A partir de allí, el partido cambió de tono: el árbitro Nazareno Arasa expulsó a Jhohan Romaña por doble amarilla en una acción que en Boedo calificaron como “insólita”, y más tarde llegó otra roja para Nery Domínguez, ya en el final.
Con San Lorenzo disminuido y cargado de bronca, Central Córdoba aprovechó la ventaja numérica y encontró el gol decisivo en tiempo agregado: José Florentín empujó la pelota tras una jugada por la derecha y selló una remontada que desató la euforia local. Mientras el Ferroviario festeja su pasaje a la próxima fase, en San Lorenzo la sensación es unánime: el resultado se definió más en el silbato que en la cancha, en una noche donde el arbitraje fue tan protagonista como el marcador.
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