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A poco más de dos años desde el comienzo de la pandemia por el coronavirus, China vuelve a ser el centro de atención por la enfermedad. En este caso, las autoridades de Shenzhen decidieron imponer un aislamiento obligatorio para su población, unas 17 millones de personas. Además, cerraron establecimientos educativos, comercios y se suspendió el servicio del transporte público.
De acuerdo a lo informado por voceros oficiales del gobierno local, la medida fue adoptada para intentar frenar el rápido avance de la variante Ómicron en la región. Es por eso que Shenzhen determinó el cierre total para 11 distritos. En ese sentido, aquellos ciudadanos de la región sur de China solamente podrán salir de sus domicilios una vez cada dos días.
Por otro lado, el aumento de casos asintomáticos alimenta los rumores de la posibilidad de cierre y confinamiento para la ciudad de Shanghái, que tiene una población aproximada de 27 millones de personas. Por las cifras registradas, se trata de peor brote de coronavirus desde que comenzó la pandemia.

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