El drama con los puesteros en Calle San Luis aumenta día a día. Los comerciantes del corredor comercial padecen la competencia desleal y los aprietes por parte de quienes venden en las veredas a precios más bajos sin pagar impuestos ni cargas sociales y que inclusive, llegan a amenazar a quienes reclaman por su presencia.
Mauro tiene un local en la esquina de Sarmiento y San Luis y recibió amedrentamientos por parte de dos puesteros que tiene frente a su negocio, uno por cada cuadra. “Esto es un relato, no una opinión. Hace un año y medio que alquilamos el local, tengo 33 años y hace 15 que estoy en el rubro textil”, comenzó en diálogo con Gabriel Pennise.
En ese marco, contó que comenzaron con dos negocios ubicados en la ochava, al que le sumaron uno más. En esa instancia, “le pedí a uno de los puesteros que mientras estuviéramos en obra si podían correrse”. “Uno me amenazó y me dijo que no me metiera con él porque me mataba. Y el otro que iban a ir barrabravas, que no me hiciera el loco ni el piola”, reveló en Antes de Todo de Radio Boing.
El local comercial de Mauro vende remeras y bóxers a precios accesibles, que son fabricados en la ciudad. Sin embargo, la competencia se vuelve desleal para con los puesteros, quienes “traen las cosas de La Salada” y no pagan cargas sociales ni impuestos.
De ese modo, contó que comenzó un raid de dependencias públicas para recibir ayuda y jamás recibió ayuda. “Fui a la comisaría y me dijeron que no se podía hacer nada si no había violencia. Entonces volví, les tiré pantuflas a la calle a los puesteros y llamé a la Policía. Cuando vinieron me aseguraron que tenía que venir la Guardia Urbana”.
“Cuando llegaron los municipales me arrodillé y les pedí por favor que me ayudaran”, continuó. Mauro, luego, debió ir a Control y Convivencia, donde se encontró con personal que no mostró intenciones en gestionar soluciones y que le pidió que se dirigiera a Control Urbano. Allí recibió otro revés y se topó con un jefe que le planteó que abandonara su lucha contra los puesteros.
En su pelea contra los vendedores ambulantes pasó por la Municipalidad de Rosario, y por varias oficinas de la Aduana. Luego de no tener ni una respuesta, contó, decidió ir al Palacio de los Leones a pedir ser recibido por una autoridad. “Me reuní y me dijeron que al otro día me los sacaban. Me fui con el pecho para arriba, contento. Esto fue hace cuatro meses y los puestos siguen ahí”, dijo con pesar.
“Este sábado Calle San Luis fue peatonal. Llevé a mi bebe para que conociera el local y cuando llegué me encontré con toda la puerta del negocio tapada con pantuflas, termos, todo. Y ahí me volví loco”, continuó. Para concluir, expresó: “Un día un empleado me mandó un mensaje diciéndome que dos empleados de la Guardia Urbana estaban en el negocio para decirnos que dejáramos a los puesteros trabajar. Y los tengo filmados”.
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