El último jueves fue detenido Daniel Godoy, narco que operaba en la zona norte de Rosario y Granadero Baigorria y líder para la justicia federal de una banda que traía droga a la región desde la provincia de Buenos Aires. Su hermano, policía, está acusado de ser otro de los integrantes de la organización. Durante todo el fin de semana se realizaron las declaraciones indagatorias, que finalizaron este lunes. En los próximos días, el juez Carlos Vera Barros deberá responder el pedido de la defensa, que solicitó libertad para alguno de los detenidos, que en total fueron siete.
La investigación del caso fue de la Procuradoría de Narcocriminalidad de la Nación (PROCUNAR), a cargo de Diego Iglesias y su asistente Matías Scilabra, en coordinación con la Fiscalía Federal de Claudio Kishimioto. Y se inició luego del crimen Marcelo “Coto” Medrano, narco ejecutado en septiembre de 2020 en la estación YPF de Granadero Baigorria ubicada a pocos metros del hospital Eva Perón.
La historia de Medrano y Godoy
Medrano, refugiado de posible enemigos, se había escondido durante los primeros meses de la pandemia en la localidad entrerriana de Victoria. “Hacía un mes que había vuelto a la región. Había sido parte de la banda de Los Monos, pero se había cortado solo desde hacía tiempo, lo que le había generado una enemistad con la organización narcocriminal”, publicó el día después del crimen el sitio El Urbano Digital, en Granadero Baigorria.
Cuando los fiscales provinciales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra investigaron el caso, lo primero que hicieron fue abrir el teléfono de la víctima, que había quedado junto a su cuerpo. De allí surgiría también una nueva causa penal, que permitió seguir la conexión del dinero narco con cuevas locales, por compras de dólares que había hecho Medrano de manera ilegal, una de ellas el mismo día en el que lo mataron y así se llegó a allanar la financiera Cofyrco, en pleno centro de Rosario.
Pero además, aquel teléfono permitió la pista de “Dani” Godoy como presunto autor del hecho. Su hermano Diego, jefe policial en San Lorenzo, aparecía en ese caso como presunto chofer para los sicarios que habían matado a Medrano, capo de la barra de Newell’s y referente de Los Monos en la zona norte de Rosario. Se trataba del mismo policía que había aparecido en la causa de la desaparición de Paula Perassi, aunque luego resultó absuelto.
Desde aquel momento -a fines de 2020 tras la muerte de Medrano- la PROCUNAR empezó a seguir a los Godoy. En el medio, hubo una detención de “Dani” por la justicia provincial, que le imputó la compra de dólares en una cueva de Puerto Norte. Por ese delito estuvo detenido poco tiempo, ya que gozó del beneficio de una domiciliaria que no cumplió.
El policía y el camión con drogas
Respecto de la banda de los Godoy, desarticulada con las detenciones del pasado jueves, llama la atención un dato que se menciona en varias oportunidades: la droga bajaba a Rosario y Granadero Baigorria traída en un camión frigorífico. Y el vehículo en la ruta contaba con la ayuda del policía Godoy, que hacía de punta para avisar la presencia de controles.
“Lo único que trabaja el Godoy, del Guille es el faso. (…) Lo traía de Buenos Aires el Dani”, afirmó un testigo que declaró en la investigación como arrepentido. La referencia es a “Guille” Cantero, preso en la cárcel de Marcos Paz y líder de Los Monos.
En uno de los viajes que la justicia pudo acreditar, el 24 de octubre pasado, Daniel Godoy condujo el camión IZUZU desde la localidad bonaerense de General Rodríguez hasta un domicilio en la zona de La Florida, en Rosario.
Para la causa, otro de los detenidos la semana pasada podría ser en la actualidad el proveedor de la banda: se trata de José Montilla, de nacionalidad colombiana. En las conversaciones, era nombrado como “Juan”. Y en la acusación se sumó, en base a conversaciones que fueron escuchadas por la justicia en este tiempo, la posibilidad de que un doble crimen que se produjo en noviembre pasado en inmediaciones de la fábrica La Virginia, haya tenido que ver con esta banda: se trata de la muerte de Gaspar Corapi y Bruno Anzóategui, ejecutados dentro de un Volkswagen Vento.
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