Con la confirmación del teniente general Carlos Alberto Presti como nuevo ministro de Defensa, el presidente Javier Milei quebró una tradición que se mantuvo inalterada desde el retorno de la democracia: ningún militar había ocupado esa cartera en un gobierno democrático.
Desde diciembre de 1983, cuando Raúl Alfonsín asumió la presidencia, todos los titulares de Defensa fueron civiles, en línea con la doctrina de conducción política de las Fuerzas Armadas establecida tras la última dictadura. Entre los nombres más relevantes en esas cuatro décadas se destacan Horacio Jaunarena, uno de los ministros con mayor continuidad, y Nilda Garré, quien hizo historia como la primera mujer en ocupar el cargo.
Un giro simbólico en un área estratégica
El dato adquiere especial relevancia en el contexto actual. Presti, militar de carrera con amplia trayectoria en puestos de conducción, llega al ministerio en un momento de reorganización interna de las Fuerzas Armadas impulsada por el gobierno libertario, que busca redefinir su estructura y discutir su futura articulación con la seguridad interior.
Su designación marca un cambio simbólico y político en la estructura de la Defensa nacional, luego de 41 años de conducción civil del área. En la Casa Rosada interpretan este nombramiento como parte del proceso de reconfiguración institucional que lleva adelante Milei, en un escenario donde el rol de las Fuerzas Armadas vuelve al centro del debate público.
Comentarios