
En un cierre de año marcado por la tensión interna, la vicepresidenta Victoria Villarruel hizo público su malestar con la gestión de Javier Milei. Durante un encuentro con periodistas acreditados en el Congreso, la titular del Senado denunció una asfixia presupuestaria sobre la Cámara Alta y advirtió que las cuentas entraron en terreno negativo pese a la austeridad de su administración.
“A partir de diciembre estamos entrando en rojo”, sentenció Villarruel, quien no ocultó su bronca por la disparidad de recursos en comparación con la Cámara de Diputados, que conduce Martín Menem. La queja puntual radica en que el Senado recibió “cero pesos” en partidas clave para bienes de uso y consumo, mientras que la otra cámara sí tiene esos fondos reconocidos. Desde la Casa Rosada intentaron bajarle el tono a la disputa asegurando que se trata de un proceso de modificación de partidas que se corregirá pronto.
El refugio en la fe católica
Más allá de lo económico, la Vicepresidenta profundizó su diferenciación política y espiritual con el Presidente. En las vísperas de Nochebuena, Villarruel inauguró el Oratorio “Mamá Antula” en el tercer piso del Senado. El acto contó con la presencia del nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, y la bendición de monseñor Pedro Cannavó.
“Este será un espacio de fe para quienes transitan nuestra casa”, expresó la funcionaria en sus redes sociales. El gesto no fue inocente: se produjo en un momento de máxima tensión entre la Conferencia Episcopal y el mandatario nacional. La Iglesia Católica mastica bronca porque Milei evita recibirlos, mientras mantiene una agenda muy activa con referentes de las comunidades evangélica y judía.
Una brecha que se agranda
Villarruel parece decidida a ocupar el espacio de interlocutora con los sectores que el Presidente ignora. Con la apertura de este oratorio, la Vicepresidenta se posicionó como el nexo con una jerarquía eclesiástica que se siente desplazada por el estilo “workaholic” y las inclinaciones religiosas del libertario.
Esta nueva diferencia pública se suma a una lista de desencuentros que amenazan con empañar la sesión clave de este viernes, donde el oficialismo se juega la aprobación definitiva del Presupuesto en el Senado.
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