El tribunal penal de Rosario dictó este lunes prisión perpetua para los cuatro acusados del doble crimen de Virginia Ferreyra y su madre, Claudia Deldebbio, en un fallo que cierra uno de los procesos más resonantes de los últimos tiempos en el ámbito local.
La sentencia fue dictada por los jueces Alejandro Negroni, Facundo Becerra y Gonzalo López Quintana, tras un juicio que llevó varias semanas de debate oral y público en el Centro de Justicia Penal de la ciudad.
Los condenados, René “Brujo” Ungaro, Nicolás “Cara de Burro” Martínez, Fernando David Cortez y Lautaro José Cortez, recibieron la pena máxima por los delitos de homicidio doblemente calificado por precio o promesa remuneratoria y por el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de armas de fuego, además de otras figuras vinculadas a la tentativa de homicidio en perjuicio de un menor que también fue herido en el ataque.
El hecho ocurrió en julio de 2022 en la zona sur de Rosario, cuando Virginia Ferreyra, una joven de 32 años y profesora de danzas árabes, y su madre Claudia Deldebbio, de 58, estaban en una parada de colectivo en la intersección de Isola y Maestros Santafesinos. Según la investigación fiscal, un grupo desde un auto disparó al voleo contra las personas que esperaban por el transporte, en lo que fue interpretado como un ataque para infundir temor en la población de ese sector de la ciudad.
En esa balacera, Claudia murió en el acto por las heridas de bala, mientras que Virginia fue trasladada al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) con lesiones graves y permaneció internada durante semanas hasta fallecer más tarde como consecuencia de las heridas. Un adolescente que se encontraba cerca también resultó herido en el ataque.
Durante el proceso, los fiscales Patricio Saldutti y Franco Carbone señalaron que el crimen fue planificado desde el interior de establecimientos penitenciarios por parte de los jefes narco Ungaro y Martínez, con Cortez y su hijo como ejecutores materiales del ataque. El alegato final de la Fiscalía solicitó la pena máxima, a la que el tribunal adhirió en su veredicto.
En ese sentido, ambos fiscales declararon que “esto es el fin de algo que inició hace mucho tiempo, con una investigación compleja y completa que demandó muchos esfuerzos”. La planificación del hecho se pudo demostrar gracias a “intervenciones telefónicas, con pericias a los teléfonos celulares y también gracias a testigos”.
“Todavía hay dos personas que están siendo buscadas, que estaban en el auto donde salieron los disparos” detallaron los fiscales, y aseguraron que el objetivo del homicidio era “quedarse con el territorio, avanzar sobre ese territorio e instigar o generar temor”, lo que se verificó con mensajes “dirigidos a bandas contrarias para que se ponga la lupa en el lugar y se elimine un punto de venta”. Si ben pudieron condenar a cuatro culpables, la investigación sigue en curso.
El caso había generado una fuerte repercusión social en Rosario, varias manifestaciones de familiares y vecinos que reclamaban justicia. La brutalidad del hecho y el carácter “al azar” de las víctimas inocentes fue subrayado tanto por la Fiscalía como por organizaciones comunitarias.
Con la condena a prisión perpetua, el tribunal busca dar un cierre judicial a una causa que estuvo pendiente durante más de tres años, desde que las víctimas fueron atacadas en pleno espacio público.
La Fiscalía destacó que el fallo incluye además la imputación por una doble tentativa de homicidio vinculada a otro episodio violento ocurrido días antes, reforzando la visión de que los acusados integraban una estructura criminal con capacidad de planificar y ejecutar múltiples hechos armados en la ciudad.
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