Dólar

Dólar Oficial:$1425 / $1475
Dólar Blue:$1485 / $1505
Dólar Bolsa:$1499.5 / $1501.5
Dólar Contado con liquidación:$1524.4 / $1525.2
Dólar Mayorista:$1442 / $1451
Rosario

De Medellín a Rosario, la mirada de una experiencia para aprender

Sergio Fajardo, colombiano, docente y con un enorme recorrido académico de doctorados en matemática en varias universidades, tuvo al comienzo de este siglo el enorme desafío de ser alcalde de la ciudad en la que había nacido, Medellín, y luego gobernador de Antioquia. Con esa experiencia a cuestas, visitó esta semana Rosario para contar su experiencia de haber llevado a que la metrópoli  con más homicidios por habitante en todo el planeta pase a ser un ejemplo a nivel mundial, dejando atrás la etapa de la violencia narco. Tuvo reuniones con dirigentes vecinales, habló con estudiantes y políticos, con periodistas, recorrió instituciones y barrios. En cada lado, cuando se le preguntaba por una comparación que pareció inevitable durante la última década, se cansó de repetir lo mismo: “Rosario no se parece en nada a lo que fue Medellín, no cometan ese error de compararlas”.

En una de las actividades de las que participó en estos días, el ex alcalde de Medellín recorrió Barrio Banana, en la zona oeste de Rosario. Allí, junto al intendente Pablo Javkin, la presidenta del Concejo Municipal, María Eurgenia Schmuck y varios funcionarios municipales, charló con vecinos que le contaron sus vivencias con el plan que hace ya un tiempo se puso en marcha para abrir calles, poner iluminación y regularizar de a poco la situación dominial de las familias que se habían asentado en ese lugar hace más de cuarenta años, en una barriada humilde que fue creciendo de forma espontánea al costado de las vías del tren.

Selva vive en un pasillo con doce familias que decidieron formar un consorcio y cerrarlo con un portón.

“Por estas vías de acá hace tiempo que no pasa el tren. Hacían una curva, por eso el nombre original de Villa Banana. Pero ya no somos villa, ahora somos Barrio Banana”, le relató con orgullo al ex alcalde colombiano uno de los primeros que se acercó a charlar. Era Miguel, un correntino que vino a Rosario en los años ’80 para trabajar “de lo que sea”. Que pudo hacerse su casa de material, en medio de los pasillos que habia frente a lo que hoy es el Distrito y que ahora tuvo que correr su vivienda unos metros para atrás, porque ahora le pasa la calle por el frente. Con fondos del Banco Mundial, el proyecto le permitió financiar ese trabajo, como muchas otras familias.

En tiempos en los cuales de la mano de la administración Milei, que predica que todo lo que el Estado destina a obra pública debe ir a “gasto cero” y que los privados deben financiarse solos cada cosa que se hace, pensar el proyecto en el hoy Barrio Banana desde cero parecería imposible. No obstante, los resultados demuestran la eficacia de este tipo de propuestas: no sólo desde la mejora en la calidad de vida de los vecinos que son alcanzados eventualmente por la iniciativa, sino para el entorno urbano del que forman parte. Una de las vecinas contó a Red Boing, cuando ya habían pasado la funcionarios, que hasta hace un par de años por donde ahora corre la calle Virasoro había pasillos donde se metían los que robaban celulares en la parada de colectivo, poe ejemplo.

Una de las nuevas plazas del barrio Banana.

Un rato después, en medio de la caminata que seguía, con chicos que jugaban a la pelota en la calle y alguno que se acercaba para pedirle al intendente que apure la gestión ante la EPE para que la iluminación llegue hasta el fondo del barrio, Fajardo hablaba con Red Boing: “En el territorio siempre hay personas que ejercen un cierto liderazgo. Nosotros cuando entramos a la gestión, teníamos una situación en la que la violencia había bajado respecto de años anteriores, por el trabajo que se venía haciendo. Y lo que hicimos en ese momento fue etapa de urbanismo social. Cuando ha habido tanta violencia, la gente queda encerrada. Igual, partamos de la idea de que entiendan de que lo que nos pasó a nosotros no es comparable en dimensión con lo que pasó acá. Pero se pueden tomar sí algunos preceptos: el miedo nos encierra, nos atrapa, se disminuye la circulación. Entonces una decisión fue volver a tener espacios para encontrarnos”.

Nacido en las tierras de García Márquez, este entrañable político y académico colombiano que visitó Rosario, suma una idea para la gestión, con un concepto que a la vez de práctico es muy poético: “Yo decía siempre algo: a la ciudad había que cambiarle la piel, sobre todo en los lugares por los que había pasado la violencia”. Con ese mandato, político y también poético, en Medellín se invirtió mucho para realizar mejoras.

“Nuestro criterio era ‘Lo más bello para los más humildes’. Y construimos espacios relacionados con la tecnología, la cultura, la innovación, el emprendimiento. Queríamos en sitios donde las personas puedan desarrollar su talento, sus capacidades. Hicimos bibliotecas o un parque cultural, en el barrio más pobre de Medellín. Eran sitios además estéticamente muy lindos, que algunos decían ‘Por qué hacerlos bonitos ahí’. Y justamente, lo que respondíamos era que también desde la arquitectura podíamos darle dignidad a la gente. Y los vecinos de esos lugares nos decían ‘Miren que lindo este lugar tenemos acá’. Empezaban a sentirse orgullosos”.

La escuela del barrio también es parte del proyecto.

A nivel de modificación urbana, Fajardo plantea que la decisión de cambiar el sistema de transporte medellinense también fue un hecho que ayudó mucho en ese proceso. Eso había pasado antes de que él fuera el alcalde: “Habíamos sido la ciudad más violenta del planeta en los ’80. Y eso generaba mucho dolor. Teníamos más de 300 homicidios por año cada cien mil habitantes, muy pero muy lejos de los veintialgo que había acá en Rosario en la última década. Pero vean algo: en el 95 la ciudad pudo inauguramos un subterráneo. Y fue el primer Metro que hubo en toda Colombia, con un diseño y tecnología impecables. Ahí vimos como se podía generar una luz en medio de la oscuridad. La gente reaccionaba de manera positiva a la obra, sentía ‘Nosotros lo podemos hacer’. Era darle esperanza”, le decía a Red Boing.

La caminata iba a seguir, interactuando con quienes trabajan en el área de Desarrollo de la Municipalidad, con más vecinos, entrando a los pasillos y conociendo historias. A cada paso, Fajardo iba dejando alguna reflexión que ayudaba a mirar de otro modo la ciudad.

Miguel, correntino. Hace cuarenta años vive en Banana y charló con Fajardo.

Comentarios

5