
Dos docentes argentinos, de la carrera de Periodismo de la Universidad de River, que viajaron a la Antártida en el marco de un programa educativo y de divulgación científica quedaron varados en el continente blanco y, por el momento, no saben cuándo podrán regresar.
La misión, que había sido planificada como una experiencia formativa y de intercambio con investigadores antárticos, iba a durar apenas 36 horas y se vio interrumpida por el abrupto empeoramiento del clima, una situación frecuente en la región y difícil de anticipar. Los dos profesores se encuentran hace 20 días varados en el lugar.
Ambos docentes, identificados como Daniel Bertagno y Ricardo Rivas, se encuentran alojados en una base militar, donde reciben asistencia, abrigo y acompañamiento mientras se mantiene cerrado el operativo de traslado. De acuerdo con la información oficial, se encuentran en perfecto estado de salud y en comunicación permanente con sus familias. Sin embargo, las condiciones meteorológica todavía no permite el ingreso de vuelos ni el movimiento de embarcaciones debido a intensas nevadas, bajas temperaturas y vientos que superan los límites operativos.
Las autoridades de la misión explicaron que este tipo de imprevistos es habitual en la Antártida, donde los cronogramas dependen casi exclusivamente de las variaciones climáticas, que pueden extender retrasos por días o incluso semanas. “La prioridad es la seguridad; no se realiza ninguna maniobra de traslado hasta que haya condiciones óptimas”, señalaron fuentes del operativo.
Mientras esperan novedades, los docentes continúan participando de tareas internas dentro de la base, donde el personal científico y militar les brinda soporte y acceso a actividades vinculadas a la vida cotidiana en el continente helado. A la vez, se evalúan distintos escenarios para determinar el momento oportuno en el que podrían emprender el regreso.
Por ahora, la incertidumbre domina la situación, pero las autoridades confían en que una mejora climática en los próximos días permitirá reactivar los traslados y resolver el retorno de los educadores. Hasta entonces, el monitoreo es constante y los protocolos permanecen activos para garantizar su bienestar.
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