Luego de cumplir 5 años desde su aparición, se reveló que el billete de $1000 perdió un alto porcentaje de su poder adquisitivo en relación con el dólar, el cual se vio reflejado en un 90%.
Así, el billete de mayor denominación en el país lleva 60 meses en circulación, desde noviembre del 2017. Además, en ese lapso la inflación acumulada fue de un aplastante 780%.
La permanente devaluación, convalidada tanto por el Banco Central dentro del esquema de rígido control cambiario como por los agentes del mercado a través de canales alternativos, no tuvo piedad con el peso y reflejó una caída del 88,6% en el circuito oficial y un 93,8% según la cotización blue.
En 2017, el billete del hornero valía USD 51,87, aunque este año ya tiene un valor de USD 5,90. De esta manera, el proyecto de ley para que el Banco Central emita billetes de $5000 no se escapa dentro de las posibilidades a la hora de hablar de compensar la inflación.
“Hay que reducir los costos de emisión en Argentina. El billete de mayor denominación, que es el de $1.000, se desvalorizó enormemente desde su primera emisión a fines de 2017. Con una inflación acumulada de más de 420%, hoy se necesitan cinco billetes para adquirir lo mismo que comprábamos con uno en 2017″, había expresado Ana Clara Carrizo, diputada nacional, sobre la iniciativa.
A su vez, diputados de Juntos por el Cambio presentaron en febrero un proyecto para emitir billetes de $2.000, $5.000 y $10.000 con el argumento de que “generará un ahorro a las arcas públicas dado el elevado costo de emisión”.
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