Durante años la orquesta sonó como inadvertida. Tan aceitadas eran sus notas que nadie siquiera notaba que existía tal orquesta.O mejor dicho, tal nivel de orquestación. Hoy un clarinete vibra en otra sintonía, y la orquesta se mantiene firme, con la misma músiquita de hace años.
Durante la última década en la provincia de Santa Fe los titulares de los tres poderes del Estado encontraron un diálogo no-institucional que tomó ribetes grotescos.
La mayoría de los y las santafesinas desconocen por completo que en una causa judicial se ventiló una escucha que tiene como protagonistas a un Ministro de Seguridad y al Jefe de todos los Fiscales. Ambos se lamentan la detención de un jefe policial, ya que habían acordado que nada de esto ocurriera hasta no finalizadas las elecciones de aquel momento.
Los grandes medios de la provincia también vibraban a gusto en esa silenciosa orquesta que hacía que la música fuera imperceptible.
Tampoco la sociedad se enteró masivamente del escándalo que dio inicio a esta sinfonía entre poderes. O mejor dicho, entre los protagonistas de esos poderes. A cambio de aprobar un impuestazo para el gobernador Antonio Bonfatti los senadores y el vice gobernador le arrancaron al ejecutivo un fangote de guita por mes para repartir a gusto y piachere. Formalmente lo llamaron “Fondo de Fortalecimiento Institucional”.
Tanto ignora la sociedad que todo esto ocurrió, que hoy el jefe de todos los fiscales sigue siendo el mismo y el ministro es diputado. Y los senadores y la vice gobernadora siguen haciendo uso de la maravillosa herramienta institucional que los convierte en los dueños de sus departamentos.
Cuando algún fiscal intenta investigar a alguno de estos hombre-instituciones se asegura en Santa Fe un destino unívoco: la picadora de carne del poder estable. Abundan los ejemplos en Santa Fe, como abundan los silencios en los medios
Los senadores no entregan sus fueros aunque se los acuse de organizadores de bandas negocios ilegales. Los diputados desconocen fallos judiciales. Los comandantes del MPA desplazan fiscales díscolos. Y los cortesanos entregan a sus socios legislativos la cañonera para rajar a quienes se animen a investigarlos.
Y todos juntos quieren desterrar a Marcelo Sain de Santa Fe. El ex ministros que acusó a la orquesta de conformar una mafia reguladora del narcotráfico y demás negocios rentables ilícitos.
Pero la música que sigue sonando armónica en tribunales, la legislatura y los grandes medios no va sólo por Saín. El mensaje va directo para quien sopla ese clarinete desafinado. El mensaje es obvio, o afina para que el silencio vuelva a reinar, o no habrá más clarinete. Aunque se trate del gobernador que eligieron la mayoría de santafesinos y santafesinas.
Comentarios