
En un curioso puente cultural entre Latinoamérica y Asia, el pueblo japonés Kawamata, en la prefectura de Fukushima, celebra desde hace décadas su propio festival Cosquín: una fiesta dedicada al folklore argentino que se ha convertido en el más importante de su tipo en Japón.
Este año, la edición de Cosquín en Japón se realiza durante tres días y reúne a más de 180 grupos de música latinoamericana, incluidos artistas locales, japoneses e invitados de Argentina, Bolivia y Perú. En el marco del 70º aniversario de Kawamata, actuaron figuras destacadas como Carolina Peleritti y, por primera vez en Japón, Peteco Carabajal.
La historia del festival se remonta a mediados del siglo pasado. En 1955, Yasumitsu Naganuma, un profesor japonés apasionado por el folklore sudamericano, escuchó en la radio una canción de Atahualpa Yupanqui y decidió fundar un grupo musical, que años después inspiró la creación de un Cosquín japonés. En 1975 se realizó la primera edición del evento en un centro comunitario de Kawamata, con 13 agrupaciones. Desde entonces, el festival fue creciendo: en 1981 se trasladó a un auditorio mayor y para 2002 se extendió a tres días.
En 2024, se dio un paso histórico con la firma de un hermanamiento cultural entre la ciudad de Cosquín (Argentina) y Kawamata (Japón), consolidando los lazos musicales e institucionales entre ambos lugares. Gracias a ese vínculo, el festival japonés no solo es un punto de encuentro artístico, sino también un símbolo de amistad entre dos culturas distantes pero conectadas por la música.
Para muchos habitantes de Kawamata, el Cosquín local es algo más que un show: es una tradición viva que consolida la identidad del pueblo, donde la guitarra, el bombo y la quena resuenan como en los valles de Córdoba, pero bajo cielos asiáticos.
Comentarios