
Jamie Lee Curtis se despide de la franquicia “Halloween” -y también es el cierre parece de toda la saga-, más “Lourdes”, “Fuerza bruta”, “Ruido” y “Exo Planet” son las cinco películas que llegan este jueves 13 de octubre a las salas de la ciudad. Una selección de reviews para elegir que ir a ver al cine, porque el cine se ve en el cine.
“Fuerza Bruta”

Aunque apenas conocida por estas latitudes, en 2017 la película surcoreana The Outlaws obtuvo el acompañamiento de crítica y público donde fuera que se estrenara. Tanto como para generar una secuela, que es la que ahora llega a los cines argentinos. La buena noticia es que no hace falta haber visto aquel film para disfrutar este, y la aún mejor noticia es que esa sensación de disfrute se mantiene constante de principio a fin. El teniente Ma Seok-do (Ma Dong-seok, una cara conocida gracias a su trabajo en Invasión Zombie y en Eternals) y el capitán Jeon Il-man (Choi Gwi-hwa) viajan a Vietnam para extraditar a un hombre que se entregó en la embajada de Corea en ese país. Sin embargo, a poco de llegar se encuentran inmersos en la búsqueda de un implacable asesino (Son Seok-koo, el detective Mun de Sense8), que a la vez está en la mira de un millonario que busca venganza por su hijo.
Sin alejarse demasiado de la biblia que rige al subgénero de “pareja de policías”, Fuerza bruta cumple con un guion correcto, que se potencia gracias a una sucesión de escenas de acción minuciosamente coreografiadas que le hacen honor al título en español, al sentido del humor siempre necesario en este tipo de propuestas, y a un protagonista que está más cerca de Bud Spencer que de Clint Eastwood.
Aunque su planteo no incorpore ningún elemento innovador más allá de la curiosidad de su procedencia, lo que ofrece el film está muy bien hecho, no solo al nivel de su predecesora sino también de aquellos títulos que a lo largo de los años han mantenido vivo el género (hay más de una referencia dando vueltas). Y parece ser que la aventura no termina acá, porque en estos momentos se está rodando la tercera entrega de la saga, por lo que habrá “fuerza bruta” para rato. Que así sea. Showcase, Monumental, Cinépolis.
“Halloween: La Noche Final”

Lo apuñalaron, lo acribillaron y lo tiraron por un balcón. Lo quemaron vivo. Lo volvieron a acribillar. Lo hicieron explotar con dinamita. Lo electrocutaron. Se suicidó. Lo volvieron a apuñalar, lo siguieron acribillando y, otra vez, lo prendieron fuego. Lo metieron preso, como si eso fuera a servir para algo. Lo reemplazaron por una runfla impresentable de brujos, científicos locos y androides. Lo convirtieron en parte de una especie de secta satánica. Lo volvieron loco y le dieron una naturaleza sobrenatural. Cuando todo parecía perdido, lo confiscaron en una línea temporal alternativa y lo hicieron empezar de cero, como si nada hubiera pasado. Quisieron deshacerse de él de todas las formas posibles, pero no pudieron. Con su eterno overol de mecánico y la impávida máscara fantasmal cubriéndole el rostro, Michael Myers siempre está volviendo.
Cada noche de Halloween, cuchillo de cocina en mano, reincide en sus crímenes e insiste en intentar asesinar a su eterna némesis, Laurie Strode (Jamie Lee Curtis), dejando atrás un reguero de sangre y cuerpos mutilados. Pero esta vez, el ritual será distinto porque ya no habrá una próxima vez. Cuarenta y cuatro años después de su primer encontronazo, los dos íconos del cine de terror contemporáneo resolverán definitivamente su disputa en Halloween: La noche final (Halloween Ends), que se estrena en la Argentina este jueves. Y, por lo que promete la publicidad oficial, sólo uno de ellos sobrevivirá.
“Vamos a hacer lo que nadie espera -adelantó a la prensa inglesa David Gordon Green, director del film que cierra la última trilogía y la saga toda-. Intencionalmente quise que esta película no fuera el baño de sangre que fue la anterior. Sé que algo así siempre es divertido y catártico, pero nadie quería volver a ver lo mismo. Por eso, esta vez nos volcamos hacia la interrelación entre los personajes; y hasta pusimos una historia de amor en el medio. Me atrevería a decir que, de alguna manera, es la entrega más pasional de toda la serie. Llegar a este resultado final fue arduo y muy difícil, porque tuvimos que luchar con mucha gente de la industria, que sólo quería una seguidilla de gritos y asesinatos. Que están, por supuesto, pero no son lo más importante”.
325.000 dólares. En 1978, con este presupuesto ínfimo, la presencia de Donald Pleasence al frente de un grupo de actores completamente desconocidos, una inconfundible melodía de corte electrónico y una descartada máscara de látex con el rostro de William Shatner (el Capitán Kirk de Viaje a las estrellas original), John Carpenter hizo el milagro. En una época en que la fiesta de Halloween no había alcanzado el actual status global y la pregunta de ¿dulce o truco? la formulaban sólo los niños de los Estados Unidos, el Reino Unido, Irlanda y la Canadá angloparlante, el director que se había consagrado con el violento policial Asalto en la comisaría del distrito 13 (1976), logró el éxito más grande del cine de terror independiente contemporáneo.
Con Halloween, el futuro hacedor de La niebla, La cosa y 1997: Rescate en Nueva York, lanzó a la fama a Jamie Lee Curtis, por entonces sólo la hija de Tony Curtis y Janet Leigh; y (re)inventó el subgénero del slasher, instalando cada uno de los tópicos que hoy son clichés. Entre otros, la amenaza de un psicópata brutal y enmascarado, que se dedica a asesinar adolescentes de la manera más truculenta y gráfica posible, preferentemente con elementos corto-punzantes; el toque de sexualidad light; una condescendiente mirada al consumo de sustancias problemáticas; la superabundancia de gritos y la glorificación final de una figura femenina empoderada por la peripecia dramática.
Para medir el impacto de Halloween en la moderna cultura popular, basta señalar que, sin esta película, no hubieran existido Freddy Krueger, Chucky, el Jason de Viernes 13, el Ghostface de Scream o el Jigsaw de El juego del miedo. Mucho menos las series de La masacre de Texas, Sé lo que hiciste el verano pasado o Candyman, por nombrar algunas de las más taquilleras. Tampoco nuestro Charly, días de sangre (dirigido por Carlos Galettini en 1990), con Fabián Gianola como el deforme asesino serial que se las agarra con los jóvenes Adrián Suar, María Pía Galiano y Julieta Melogno. Para James Jude Courtney, el hombre detrás de la máscara de Michael Myers, la vigencia del slasher es mérito exclusivo de Carpenter y Debra Hill, cocreadores de la saga de Halloween. “Creo que lograron encauzar el poder arquetípico de los mitos -afirmó-. Y le dieron forma reconocible a un primitivo sistema subconsciente de liberación de las emociones más negativas que carga el ser humano. Pero como no soy psicólogo, puedo estar diciendo cualquier pavada”.
Simple y perturbadora recreación de la leyenda urbana del Hombre de la Bolsa, la premisa de Halloween sigue los pasos de Michael Myers, encerrado durante los últimos quince años por haber apuñalado a su hermana mayor hasta matarla. El día de Halloween de 1978, logra escapar y, ataviado con su clásico atuendo de máscara y overol, deambula entre los inocentes y disfrazados ciudadanos de la ficticia ciudad suburbana de Haddonfield (Illinois). Sin ningún tipo de remordimiento, va asesinando a todo aquel que se interponga en su camino, pero tiene en la mira específicamente a una adolescente, Laurie Strode. La chica todavía no lo sabe, pero terminará descubriendo, junto con los espectadores, que es la menor de los Myers, adoptada por la familia Strode tras la masacre cometida por Michael.
El suceso de Halloween fue descomunal e imparable. En todo el mundo, el público la abrazó sin condicionamientos; y la crítica le colgó la cucarda de mejor película de su estilo después de la Psicosis de Hitchcock. Con estos pergaminos, la secuela se hizo inevitable. Carpenter y Hill estrenaron Halloween 2 en 1981, con Jamie Lee Curtis retomando su papel con el único motivo de terminar, de una vez y para siempre, con la encarnación viva del Mal que es su hermano. Según contó Cameron, después de la segunda parte “la idea original era cerrar el ciclo de los Myers y transformar a Halloween en una franquicia de terror, con historias autoconclusivas y elencos rotativos. El único punto que todas tendrían en común es que sucederían durante la noche de Halloween”. Desavenencias con Universal Pictures terminaron alejando a Carpenter, que quedó relegado al rol formal de productor de Halloween 3: Noche de brujas (1982), horroroso pastiche que cambió a los Myers por un cónclave de brujos de medio pelo; y al slasher por una violenta fantasía oscura. La película fue un fracaso, el proyecto general se canceló y la franquicia entró en un imparable declive creativo, ahondado tras cada fallido relanzamiento. Como Jamie Lee Curtis no quiso saber nada con la trilogía conformada por Halloween 4: El regreso de Michael Myers (1988), Halloween 5: La venganza de Michael Myers(1989) y Halloween 6: La maldición de Michael Myers (1995), quedó establecido que su personaje había muerto en un accidente de auto. Su lugar fue ocupado por el de la pequeña Jamie Lloyd (interpretada primero por Danielle Harris y luego por J.C. Brandy), hija de Laurie Strode y sobrina de Michael. Aun apelando a la tradición familiar y a una secta satánica celta, la cosa no terminó de cuajar. Por eso, a la hora de festejar el 20º aniversario del primer film, se decidió cancelar todo lo ocurrido después de Halloween 2 y mandarlo a un universo paralelo. Libre de lastre, Jamie Lee Curtis regresó en Halloween H20: 20 años después (1998) para volver a morir en los primeros diez minutos de Halloween: Resurrección (2002), acuchillada por su hermano. Con el círculo definitivamente cerrado, Hollywood no tuvo mejor idea que reiniciar la saga, confiándole la dirección al músico, escritor y director Rob Zombie, fundador de la banda de heavy metal White Zombie. Halloween: El comienzo (2007) y Halloween 2(2009), tienen a Scout Taylor-Compton como la nueva Laurie Strode; y un enfoque claramente dirigido a explicar las motivaciones que mueven a Michael. Los films fueron bien vistos por el público e ignorados por la crítica, razón por la cual Rob Zombie se bajó de la que sería la tercera y última entrega de la serie, que nunca llegó a realizarse. Con la franquicia entrando en su etapa más complicada, Cameron responsabilizó directamente al rockero: “El problema es que eliminó el misterio de la historia, explicando demasiado sobre el protagonista. A mí no me interesa eso; y al público tampoco. Se supone que Michael Myers es una fuerza de la naturaleza, casi sobrenatural. Y eso le quedó demasiado grande”. Una década después del intento fallido, estaba claro que Halloween funcionaba sólo cuando John Carpenter tomaba las riendas de la franquicia. Y como David Gordon Green quería que su Halloween funcionara, convenció a Carpenter de que produjera y asesora una nueva trilogía, además de entregarle la confección de la banda sonora. Con Jamie Lee Curtis adentro del tercer relanzamiento, Gordon Green y Carpenter acordaron separar la paja del trigo. Festejando el 40º aniversario de la saga, la Halloween de 2018 se presentó como continuación directa de la de 1978, eliminando de la continuidad interna todo lo que se había hecho en el medio. Y para que quedara aún más claro, situó la acción en tiempo real.Cuando arranca la trama, Michael Myers (cuerpo de James Jude Courtney y voz de Nick Castle, actor que personificó al asesino en el film de 1978) lleva cuarenta años preso en una cárcel de alta seguridad; y Laurie Strode (Curtis) ha dedicado cada uno de esos días preparándose para su regreso. Y buscando preparar a su hija Karen Nelson (Judy Greer) y a su nieta Allyson Nelson (Andi Matichak).
“Desde el principio, todo estuvo pensado como una obra dividida en tres actos -afirmó Gordon Green-. El primero recapturaba la esencia de Michael Myers y restauraba la relación conflictiva que lo une con Laurie, que es el alma de la franquicia. El segundo, Halloween Kills (2021), expuso la devastadora naturaleza de ese conflicto. Y este último se dedica a resolverlo”.
Una resolución que, contra todos los pronósticos, promete ser más íntima y atmosférica que explosiva. Han pasado cuatro años desde la última película y Laurie parece haber superado la pesadilla personal de ver morir a su hija y (aparentemente) tiene resuelto el sentimiento de culpa que estuvo cargando por el legado familiar que la atosigó durante demasiado tiempo. Hasta que un nuevo asesinato en el pueblo la pone en estado de alerta.
Para Jamie Lee Curtis, “Halloween: La noche final es un tratado sobre la rabia, el trauma y la victimización. Echa una mirada política y sociológica sobre las reacciones comunitarias una vez que la sociedad ha sido inoculada con el virus de la violencia. Ya no se trata sólo de Michael y Laurie, sino de todo el pueblo de Haddonfield. Para mí, la saga entera se resume en causa (la Halloween de 1978) y efecto (la trilogía 2018-2022)”.
Efectos que también se hicieron sentir en la deconstrucción de los contenidos machistas que explotaba el slasher setentista, para incorporar las demandas de la actual agenda de los derechos de la mujer y el respeto a la diversidad. “Aquel era un mundo diferente -declaró Curtis al diario The Guardian-. Mi sensación es que Debra Hill (fallecida en 2005) era feminista; y por eso Laurie Strode es una heroína feminista. Pero es cierto que Debra trabajaba en una industria dominada por hombres, y esa industria exigía que la película tuviera a los tres tipos básicos de mujer: la animadora coqueta, la chica sarcástica y cínica, y Laurie, que era la estudiante seria, romántica y virgen. Podría haber sido escogida para interpretar a cualquiera de los otros modelos, pero el gran milagro de mi vida fue que me eligieran como Laurie, el personaje al que le debo todo”. Según Gordon Green, “la Laurie modelo 2022 dejó la ingenuidad adolescente al costado, para calzarse el uniforme de resolutiva sobreviviente. El que necesita para enfrentar a Michael”.
Porque lo que todo el mundo está esperando es ese duelo final entre dos de las figuras fundantes del terror cinematográfico contemporáneo. El asesino impiadoso y letal; y la heroína de acción por antonomasia. Un cruce que, por decisión de Curtis y Gordon Green, no será el corazón de la película ni el momento decisivo de la trama, aunque sí marque la conclusión de un viaje que arrancó hace 44 años. “No podíamos cerrar esta historia sin que ellos volvieran a estar frente a frente -reconoció Curtis-. Y como se trata de la experiencia emocional más fuerte de toda mi vida, ese último momento entre Laurie y Michael se va a hacer desear durante mucho tiempo. Pero va a llegar. Y cuando llegue, será algo sumamente espiritual y bastante erótico. Y físicamente violento, claro. Va a correr sangre de verdad”. En el Showcase, Hoyts y Monumental.
“Ruido”

El film de Natalia Beristian se conoce este jueves. En ella Julia es una madre, o más bien una de muchas madres, hermanas, hijas y colegas con la vida destrozada por la violencia generalizada en un país que libra una guerra contra sus mujeres. Julia está buscando a Ger, su hija. Y durante su búsqueda irá tejiendo las historias y las luchas de las mujeres con las que se encontrará por el camino. El cine social siempre es muy interesante y necesario. Hay muchas situaciones en nuestra sociedad que merecen ser denunciadas y el arte es una herramienta que muchas creadoras usan para mandar mensajes. El equilibrio perfecto es cuando además, la película nos acompaña en alguna especie de aventura frenética. Es el caso de Ruido, que es dura y cine social, mientras nos cuenta la historia de una madre que busca a su madre desaparecida por su cuenta, ya que la policía no consigue ayudarla.
Ruido nos cuenta la historia de una madre que trata de recuperar a su hija que ha desaparecido hace nueve meses, en uno de los países más violentos para las mujeres: México. La policía no investiga todo lo que debería, y eso hace que la protagonista no pueda quedarse en casa a esperar. Con esta premisa iremos descubriendo la realidad de las situaciones reales, incluso conociendo asociaciones que existen en la realidad que se dedican a buscar a sus familiares desaparecidos. Este relato no solo es sumamente necesario, sino que sentimos la necesidad de contarle a todo el mundo esta situación, igual que su directora, Natalia Beristain, ha sentido al escoger este tema.
Además, el retrato de la madre es muy poderoso. Hemos escuchado muchas veces todo lo que una madre haría por su hijo, y en esta película queda sin duda retratado. Su dolor es palpable, y también la frustración. Un viaje de investigación que emprende junto a una periodista hace que que el film tenga algo más de ritmo, pero lo emocional y lo social permanecen en primer plano.
Se pudo ver Ruido en el 70 festival de San Sebastián y los que asistieron al coloquio compartieron con parte del elenco. La protagonista del filme es Julieta Egurrola, que es la madre de la directora. Ella es actriz, igual que el padre y hermano de la realizadora, que también aparecen en la película: todo queda en familia. Además, las interpretaciones son muy naturales y realistas, sobre todo la de la protagonista, que muestra su dolor hasta que nos llega a los huesos.
Teresa Ruiz, actriz que interpreta a la periodista en Ruido, contaba que ella se crió en Ciudad Juarez, y que todos los días para ir al instituto tenía que cruzar zonas en las que no se sentía segura. El tema de la película era algo que la gente involucrada en el proyecto quería denunciar, y eso se nota en la pasión del proyecto. Por eso en la proyección los aplausos no cesaron hasta que los créditos terminaron.
Aunque Ruido sea cine social se toma también sus licencias poéticas para transmitir el dolor de esta madre, con esas imágenes intercaladas de la protagonista en un desierto sintiendo todo tipo de emociones. Pero no acaba ahí en su interés de mezclar géneros. Coquetea continuamente con el documental, teniendo testimonios de personas que han vivido situaciones similares a la de nuestra protagonista. En algunos momentos estas personas cuentan sus experiencias con unos interesantes directos a cámara. Todo esto sin olvidar que la narración de la historia principal nos encandila a interesa en un relato más lineal, pero que ayuda a que empaticemos muy bien con la situación.
Según contaba la propia directora de Ruido en el coloquio tras la proyección, el final se escribió dos meses antes de cerrar el guión, ya que hubo una situación con una okupa que levantó grandes manifestaciones. Era algo que en la película tenía que pasar, y nos encontramos con una gran manifestación contra todos estos feminicidios sobre los que se deja de investigar, dandole una redondez a la cinta que la completa en muchos sentidos. Ese tono reivindicativo llega aquí a su máximo esplendor.
Tras ver Ruido vamos a estar enojados, vamos a querer cambiar algunas cosas, vamos a desear que todo sea una ficción. Pero sabemos que no lo es, sabemos que la realidad no se aleja del relato que acabamos de presenciar. Es doloroso, pero eso es también el cine como herramienta social, y es muy efectiva. El viaje de la protagonista es emocionante y entrañable, y como se demuestra en varios momentos del film y como confirmó la directora en el coloquio, entre toda esta miseria hay que mantener la alegría, pero sin dejar de luchar y buscar. En el Showcase.
“Lourdes”

Ese centro de peregrinación religiosa como es Lourdes atrae continuamente a una poderosa reunión de seres humanos en busca de un milagro que sane sus enfermedades. Es un lugar sagrado, pero donde la religiosidad y la fe intentan traspasar las paredes del templo y ayudar a sus peregrinos a encontrar un milagro sanatorio. Este lugar tiene suficiente interés humano como para afrontar una película sobre lo que allí sucede. Y para ello, no hay nada mejor, que una mirada respetuosa pero a la vez ácida y crítica, que es la que la realizadora Jessica Hausner logra con su película ‘Lourdes’.
Ya había quedado claro cuando pasó por el Festival de Sevilla (y ganó), que su pulcritud y sencillez dejaron buen sabor. Y es que Hausner nos traslada a este centro religioso a través de la historia de una joven (interpretada convincentemente por Sylvie Testud) con parálisis que acude postrada en su silla de ruedas en busca de ese milagro que atrae a tantos feligreses hasta el popular santuario pirenaico.
A través de su discurrir, y con la mirada serena, ambigua y austera de la realizadora, nos adentramos en el fenómeno de Lourdes y el catálogo de seres humanos que allí se concentran: enfermos con pocas esperanzas, piadosos creyentes, escépticos arrastrados por la curiosidad…
La mirada de Hausner es certera, consigue reflejar con buena intención lo que allí se cuece entre los fieles, las relaciones que se establecen y resulta ingeniosa su muestra de la fe, la muerte y de la duda que va surgiendo en los acontecimientos. Hay una realización elegante detrás de ello, y el tono irónico, vertido en contadas ocasiones se torna necesario para afrontar con sentido crítico, pero sin perder el respeto, de esa búsqueda de milagros convertida en un escenario de comercio religioso y marketing cristiano.
Lo más destacable del trabajo de Hausner es su exposición meticulosa, que va reflejando con serenidad las emociones y sentimientos de su protagonista. Cómo evoluciona mientras va conociendo al resto de personajes, y cómo aparecen los celos, romances incipientes y la fuerza del milagro con sus consecuencias. El tono documental refuerza esta visión detallista, pero sobresale su protagonista, una actriz inspirada, para otorgar al trabajo de la directora un mayor alcance.
Aún así, queda ligera sensación de que el respeto ha imperado por encima de la crítica. Y ésta, cuando aparece en tono sarcástico, lo hace con sutileza, pero con falta de algo más de “mala leche”. Resulta, quizás, algo temerosa en llegar más allá, o bien sea la intención no desviarse en exceso del camino planteado desde el arranque. Ese camino que lleva a plantear la duda como eje principal.
Hausner consigue extraer de sus actores buena parte del peso narrativo con correctos trabajos, sobresaliendo la mencionada Sylvie Testud, pero la sensación que deja el film es de poder haber llegado un poco más lejos. Hubiese necesitado un poco más de atrevimiento, de apoyarse en la inspiración de Testud para llevar a mejor puerto el resultado global. A pesar de todo ello, consigue esbozar sonrisas con ese tono de humor fino. Por supuesto, lo más brillante es Testud, completamente convincente en su papel que no resulta nada fácil y logra transmitir con gran perfección tanto su enfermedad como el tono del film con su mirada y su evolución. Es el gran acierto del film. Y gana enteros cuando su apática postura, obligada tras asumir su confinamiento a la silla de ruedas, se ve afectada por la presencia del jefe del grupo de peregrinos con el que acude, un elegante voluntario de la Orden de Malta, a quien consigue atraer, no sin algún fracaso intento previo. Su evolución marca la verdadera situación que se vive en Lourdes.
Con todo, ‘Lourdes’ no deja de ser una pequeña producción europea que además, se aleja tangencialmente de la tendencias y temáticas actuales. Y por ello bien merece una oportunidad. En el Hoyts.
“EXO Planet”

La sinopsis oficial de este registro de la gira que hizo la banda que conforman Suho, Beakhyun, Chen, Chanyeol, Kai y Sehun reza:
EXO, ahora en una superproducción para cine del concierto que cautivo a miles de EXO-L , EXO Planet # 5: EXplOration. Baila y canta las mejores canciones de la quinta gira asiática, en pantalla grande, con sonido envolvente y al final disfruta del contenido exclusivo para cine, como ensayos y anécdotas de EXO. En Cinépolis.
Fuente: Pablo Scholz, La Nación, Otros Cines, Espinof, Film
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