El Gobierno al le enviará al Fondo Monetario Internacional (FMI) en los próximos días el último pago de intereses antes de la reanudación de las conversaciones técnicas con el staff del organismo, en las que buscará destrabar el primer desembolso del año, por USD 5.400 millones.
En este marco, además de las metas de déficit, reservas y emisión monetaria, el Poder Ejecutivo deberá devolver a Washington más dólares de lo que ingresarán a lo largo del año, lo que implicará una presión a las reservas del Banco Central.
La primera instancia de ida y vuelta técnico con los funcionarios del Fondo estará marcado por las vicisitudes de cada trimestre, como el cumplimiento de las métricas que están explícitas en el programa financiero y que el equipo económico da por descontado que fueron sobre cumplidas y que el organismo así lo reconocerá, pero también por las últimas medidas de política económica de las últimas semanas, entre ellas la decisión de utilizar recursos del Tesoro para encarar una recompra de bonos en dólares.
Reuniones en Washington
Este cara a cara tendrá lugar entre finales de febrero y las primeras semanas de marzo, en una fecha que todavía no fue determinada. A manera de referencia, el Fondo Monetario plantea que el nuevo desembolso no estaría disponible para su giro al Banco Central antes del 10 de marzo. La discusión suele demorar algunos días y otras semanas más de preparación del informe de staff.
Si ese reporte consigue el respaldo del directorio, en los últimos días de marzo el Gobierno será acreedor de esos USD 5.400 millones. Ese juego de tiempos y de fechas es decisivo, ya que el 22 de marzo la Casa Rosada debería repagar USD 2.700 millones. De todas formas, antes de esa devolución, el 30 de enero y 1° de febrero, es decir el lunes y miércoles próximo, habrá un pago previo de unos USD 1.400 millones.
Cabe destacar que el 2023 será un año particular para el acuerdo con el Fondo Monetario en términos del flujo de ingresos y salidas de divisas. Así como el 2022 implicó desembolsos más altos que los pagos a lo largo del año, lo que implicó un financiamiento neto, este 2023 ese diferencial será negativo, en unos USD 3.400 millones de acuerdo a cálculos de la consultora Equilibra. Como los pagos al FMI salen de sus propios desembolsos, ese monto es el que no estará “calzado” con los envíos desde Washington, por lo que deberán ser pagados con reservas que el equipo económico consiga a lo largo del año.
En cuanto a objetivos, para este año el Gobierno deberá reducir el déficit fiscal primario desde 2,4% del PBI con el que habría terminado 2022 hasta 1,9% del PBI, con un techo de emisión monetaria para asistir al Tesoro de 0,6% del PBI. Sobre este último punto, los primeros tres meses del año tendrán como techo para la financiación del déficit unos $139.000 millones, cerca de un sexto del tope nominal de todo el año, que es de $883.000 millones. También deberá acumular USD 550 millones y un límite de rojo primario de $441.000 millones.
La política económica de los últimos meses también formará parte de la discusión con el staff. El Gobierno dejó trascender que el anuncio de la recompra de bonos en dólares con recursos del Tesoro “sobrantes” tras el sobrecumplimiento de la meta fiscal no fue objetada por el organismo. Los técnicos se habían mostrado celosos durante 2022 sobre la intervención que tuvo desde mitad de año el Banco Central para sostener el precio de los bonos en pesos, cómo cuantificar esa intervención y si implicaba una suerte de financiamiento indirecto.
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