Argentina atraviesa un cambio demográfico profundo que transformará su estructura poblacional en las próximas dos décadas. Según proyecciones del INDEC, para 2040 habrá alrededor de 4 millones menos de niños, niñas y adolescentes en el país, un fenómeno impulsado por la caída sostenida de la natalidad y por la tendencia creciente a postergar la maternidad.
De acuerdo con estos cálculos, la población menor de 14 años —que históricamente representó cerca de una cuarta parte del total— caerá al 14% hacia 2040. Paralelamente, el país enfrentará un marcado envejecimiento poblacional: los adultos mayores de 65 años pasarán a representar entre el 20% y el 25% del total.
Este proceso, que ya se observa en varias provincias, tiene impactos directos en áreas clave como la educación, la salud, la economía y el mercado laboral.
Santa Fe, un ejemplo de la tendencia
Provincias como Santa Fe expresan de manera nítida esta transformación. En los últimos años, el distrito registró un descenso sostenido en la cantidad de nacimientos, alineado con la tendencia nacional. Aunque la población santafesina seguirá creciendo, lo hará a un ritmo cada vez más lento.
A nivel país, los especialistas estiman que Argentina no superará los 50 millones de habitantes antes de 2040, lo que marca un freno en el crecimiento poblacional respecto de décadas anteriores.
Un país que envejece
El escenario demográfico proyectado abre interrogantes y desafíos: cómo sostener los sistemas previsional y sanitario, cómo planificar políticas públicas adaptadas a una población más envejecida, y cómo reorganizar recursos en educación en un contexto de menos infancia y adolescencia.
Lo que muestran los datos es claro: Argentina se encamina hacia una transformación estructural de su pirámide poblacional, con menos niñez y más longevidad, un cambio que exigirá nuevas estrategias para garantizar bienestar y equidad intergeneracional.
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