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Política
INFORME

El Senado provincial tambalea: quién es quién en el entramado del juego ilegal

“Habré puesto para la campaña unos 200 mil dólares que le di a (Armando) Traferri. Él no me los pidió pero yo se los fui dejando para la campaña. Y él se los llevaba”. Esas fueron las palabras que Leonardo Peiti pronunció no sólo para admitir su culpabilidad en la causa del juego clandestino, sino también para salpicar a Lisandro Enrico y Armando Traferri.

Peiti sostuvo que por intermedio del asesor parlamentario Ricardo Paolichenco entregó 50.000 dólares presuntamente para senador Lisandro Enrico, con el objetivo de operar en el departamento General López. Luego, Peiti agregó: “Se volvió a trabajar, lo que no sé si fue a causa de la entrega de ese dinero o por casualidades de la vida, la verdad no lo sé, lo que sé es que se terminaron los problemas y se terminó el hostigamiento y se pudo seguir con la actividad”. En ese sentido, el empresario aclaró que nunca trató directamente con Enrico, sino que Paolichenco fue el nexo, y que nunca supo con precisión si ese dinero llegó a su destino.

El 11 de enero de 2020. Maximiliano “Cachete” Díaz abrió fuego contra el patio de fumadores del Casino City Center de Rosario y asesinó al gerente del Banco Nación de Las Parejas, Enrique Encino, un hombre que circunstancialmente se encontraba en el lugar. Así, se destapó la olla del juego clandestino en el sur de Santa Fe. Fiscales, policías, políticos, operadores y narcotraficantes terminaron implicados en una banda que cayó por la intervención del ex ministro de Seguridad, Marcelo Sain, y los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery.

Pero la historia comenzó años atrás. Los contactos entre el ex Fiscal Regional de la 2da Circunscripción Patricio Serjal, el fiscal de la Unidad Regional de la 2da Circunscripción Gustavo Ponce Asahad, Armando Traferri y Leonardo Peiti, en distintos momentos y con distintos intérpretes, datan al menos de 2017. El negocio, según la proyección del hoy condenado, era de unos 1.200 millones de pesos mensuales en bruto. “De los cuales yo decía el 50% se saque para la seguridad y el otro 50% que se repartan la lotería y la política”, declaró.

Los fiscales que investigan el caso pudieron comprobar que el primer contacto telefónico entre el senador departamental y Patricio Serjal fue el 5 de abril de ese año, cuando el ahora detenido recién comenzaba su gestión como Fiscal Regional. Días después, el 24 de abril, se ubicó la primera llamada entre Gustavo Ponce Asahad y Traferri. Esta última situación fue reconocida por el fiscal que durante la pandemia “persiguió las fiestas clandestinas”, cuando declaró que recordaba una reunión entre Serjal y Traferri, dónde él concurrió y se lo cruzó al senador. Ahí, lo saludó y le dijo “vos sos Ponce Asahad”, “pasame tu numero, porque estuve una reunión con Serjal por un tema de una causa que está medio quieta o algo así”, y el funcionario judicial le dió su teléfono.

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Por el cruce de celdas telefónicas y el análisis de llamadas, los fiscales Edery y Schiappa Pietra presuntamente pudieron comprobar el encuentro entre el “zar del juego clandestino” y el sanlorencino en la vecina localidad de Ricardone, donde vive Traferri. El legislador llamó a Peiti a las 17:08 horas y lo derivó al buzón de voz; dos minutos más tarde Peiti devolvió la llamada. En ese momento la línea de Peiti es captada en calle Jorge Newbery al 7500 de Rosario, mientras que Traferri en San Martín 1400 de San Lorenzo. A las 18:16 horas, Traferri llamó a Peiti. En este llamado el senador es captado por la celda de calle Los Aromos de Ricardone y Peiti en la localidad de Camilo Aldao. Sin embargo, hacia las 19:01 horas, a ambos se los pudo ubicar en Ricardone.

Asimismo, el 19 mayo de 2017, el empresario expresó al abogado Jose Fernandes Chemes por medio de un mensaje que la fiscalía pudo descubrir, otro encuentro entre Peiti y Traferri. En el mismo, Peiti hizo referencia a que se encontraría con el senador. Evidencia que efectivamente la geolocalización de las antenas permitió confirmar. “En 45 minutos me junto con el ‘Pipi’ y después de un par de horas me voy para mi casa”, había dicho el arrepentido.

El 15 de agosto de 2017, Leonardo Peiti llamó a Ricardo Paolichenco, que por entonces era Secretario Legislativo de la Cámara de Senadores de la Provincia de Santa Fe y a quien había conocido en El Club del Orden de la ciudad de Santa Fe entre los años 2015 y 2016, en donde el empresario tenía ruletas ilegales. De la conversación se desprende que ese día se encontraron en un bar. Ese mismo día, Paolichencho se había comunicado con Armando Traferri.

El 21 de septiembre de 2017, según dio a conocer la Fiscalía, Leonardo Peiti habría hablado con su esposa, Florencia Fernandez Pasetto, y le habría comentado que se encontró con Traferri y, de una manera clara, le dijo: “Le dí al Pipi lo que le tenía que dar”.

Continuando por esa línea investigativa, el empresario se habría reunido en septiembre del 2018 con Armando Traferri en primera instancia, para luego juntarse con Popi Larrauri. El encuentro entre Peiti y este último se dio en un edificio de Puerto Norte, en la ciudad de Rosario. 

“Cuando Peiti prestó declaración la vez anterior, dijo que parte de la información la podía brindar su propio abogado, Rossini. Él mismo nos entrega los intercambios de audios con Traferri, donde se lo mostraba preocupado porque en Rafaela lo habían detenido. Ahí lo informan al empresario que quienes podían llegar al juez eran Rubén Galassi o Antonio Bonfatti”, declaró Schiappa Pietra en Radio Boing horas después de la audiencia.

Según las palabras del propio condenado en la causa por juego clandestino, en diciembre de ese mismo año fue citado por Gustavo Ponce Asahad en un bar céntrico. La reunión tuvo como finalidad avisarle a Peiti de una investigación en su contra, pero también para ofrecerle su ayuda ya que “tenía forma de parar el problema”.

En ese contexto, el fiscal le habría expresado a Peiti que podría gozar de una especie de privilegio en su situación, pero que para eso tenía que acceder a una cuota mensual. Lisa y llanamente, le estaba pidiendo una coima, de 4 o 5 mil dólares, para poder defenderlo de la supuesta causa que se estaba armando en su contra.

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Aunque 2019 fue el año en que se detectaron las primeras extorsiones, la relación entre Maximiliano Díaz y Peiti salió a la luz en enero de 2020. El 8 de enero de ese año, “Cachete”, quien días antes había coordinado el ataque al Casino con “Guille” Cantero y el “Toro” Escobar -ambos presos-, y lo efectuaría el 11 de ese mismo mes, se habría comunicado con el empresario por mensajes para pedirle que intercediera ante la detención de dos hombres de su banda. A su vez, la relación entre ellos dataría de tiempo atrás, siendo el empresario vinculado a esta organización habilitando salas de juego y con un rol ambiguo en una de las extorsiones.

En el diálogo, aparecen capturas de conversaciones que Peiti tuvo con un hombre con acceso al sistema informático del MPA. Tras una serie de investigaciones, cámaras y cruces de logueos, se pudo confirmar que quien le pasaba información sobre los detenidos era el secretario personal de Gustavo Ponce Asahad, Nelson Ugolini. 

“¿Me podes averiguar para ahora eso? Así pongo unos pesos y los saco. Fijate. Aseme el favor (SIC)”, le escribió Díaz a su contacto, “Leo Peiti”. “Lo voy a citar a un amigo mío que es retirado así lo conoces y que él te haga la gestión”, fue la respuesta que recibió.

El informe presentado por Fiscalía expone: “Leonardo Peiti tiene vínculo directo con el organizador de la asociación ilícita. Cumple el rol de identificar a potenciales personas para que luego sean objeto de extorsiones por miembros de la asociación”.

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“Leo pagá” fue el mensaje que integrantes de Los Monos le dejaron a Peiti en uno de sus edificios, haciendo alusión a la suma de 400.000 dólares en efectivo, el 11 de julio de 2019. El caso llegó a la esfera del Ministerio Público luego que el empresario realizara la denuncia pertinente, y la fiscal que se asignó fue Ana Julia Milici.

En su testimonial, la letrada explicó que se encontraba de turno en la Unidad de Flagrancia cuando ingresó el llamado. Al día siguiente recibió un llamado de Gustavo Ponce Asahad, quien le habría pedido que le pase la causa a la Dra. Aguirre “por estar más capacitada”. 

Antes de entregarle el expediente a su colega, Milicic atinó a llamar a la víctima, pero recibió una negativa inmediata de Ponce Asahad. “No, no, yo ya hablé con su abogado. Él no está en la ciudad”, fue la indicativa que le dio el abogado.

Luego de la balacera a su domicilio, se reunió en un bar con Patricio Serjal y Gustavo Ponce Asahad. El jefe de la Fiscalía Regional le habría dicho que no denunciara y que se manejara con Ponce Asahad. Además, expresó que el 14 de diciembre de 2019 a la mañana se encontró con Patricio Serjal en el hotel Etoile de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde le reitera que no denuncie, que se siga manejando con el fiscal y que subiera la cuota de lo que estaba pagando.

Homicidio en el City Center

Los hechos, vínculos y episodios sucedidos desde 2017 a 2019 desembocan en un mismo escenario: el City Center. Ese preciso momento, el del 11 de enero del 2020, fue el que destapó la olla de la organización delictiva dedicada al juego clandestino en la provincia de Santa Fe. 

Una vez descubierto el vínculo de Peiti con la asociación ilícita, se comenzó a investigar quien era la persona que le pasaba la información al empresario desde el Ministerio Público de la Acusación. Luego de dar con Nelson Ugolini, responsable de brindarle datos confidenciales, los fiscales apuntaron a desarticular a la banda.

Es por eso que desde la Fiscalía se pudo profundizar en el funcionamiento de esta organización criminal y es así que llegó al senador Armando Traferri. El rol atribuido al legislador fue organizar la protección judicial de la asociación ilícita que consistió en favorecer y generar acuerdos de impunidad entre el Fiscal Regional Patricio Serjal y Peiti.

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Teléfono descompuesto

Luego del asesinato de Encino, el Organismo de Investigaciones (OI) y la Agencia de Criminalidad Organizada intensificaron el seguimiento del grupo extorsionador, que funcionaba bajo el nombre de “Guille” Cantero. En ese marco, Serjal fue invitado por el director del OI para conocer los avances de la causa. Sorpresivamente, el Fiscal Regional volvió al día siguiente acompañado de Ponce Asahad.

“Peiti no es integrante de la banda sino víctima”, habría dicho Serjal, contradiciendo los expedientes que tenía en mano. Un mes más tarde, cuando el celular de Peiti ya estaba intervenido, los fiscales se comunicaron con el condenado: “Ponce me dice que ha visto una investigación grande en mi contra y que había visto mi nombre asociado a la investigación de otros nombres en otra Fiscalía. Y me dice que cambie y tire los teléfonos ya”.

Según la investigación, “se pudo comprobar que unos días después de esta reunión Peiti dejó de utilizar su teléfono y se lo dio a su secretaria, Brenda Lomello”. No obstante, además del pedido sobre su dispositivo móvil, le solicitaron que cambie de abogado y que pague una “cuota” de 100.000 dólares para “hacerlo pasar” por víctima.

“La idea de ellos era que me busque un abogado de apellido Mellado, al cual no conozco y no sé quién es. Ellos no querían a mi abogado, Luis Rossini. También, me dijeron ‘te vamos a presentar a otra persona y vamos hacerte pasar por víctima. Tenes que poner 100 mil dólares’”, detalló el condenado.

Llegada al “Pipi” Traferri

“La relación con el enador Traferri comienza porque la intención mía siempre fue llegar a la provincia para poder hacer un convenio entre la Lotería de Misiones, en la cual yo tenía las licencias para poder ejercer el desarrollo del juego on line, y abastecer a la agencia de quinielas con unas máquinas que se llaman VLT. La finalidad era poder lograr un convenio con la Lotería de Santa Fe, el cual empecé en forma normal y era imposible, entonces a través de Paolichenco, un hombre que conozco en el 2015/2016, que me dijo que era secretario del Senado y que tenía mucha vinculación, me podía ser útil”, declaró hoy Peiti. Y añadió: “Esta persona Paolichenco me ayudó, ahí me lo presentó a Traferri por teléfono y empecé a tener relación con él, le mostré la idea, le presenté el proyecto y de ahí empezamos a tener a través de los años infinidad de encuentros para ver cómo hacíamos para conseguir las herramientas legales para poder concretar el convenio con la provincia”.

Los fiscales Edery y Schiappa Pietra mantienen la hipótesis de que Traferri tuvo el rol de organizar la protección judicial de la asociación ilícita que consistió en favorecer y generar acuerdos de impunidad entre el Fiscal Regional Patricio Serjal y Leonardo Peiti. 

Con las declaraciones del arrepentido, la Fiscalía consideró que las reuniones entre ambos eran para la entrega de dinero a cambio de continuar con los favores ilícitos de parte del senador, que le permitían seguir de su negocio ilegal, el juego. En función de la evidencia, los funcionarios judiciales señalaron que el sanlorencino se reunió con Peiti el 8 de septiembre de 2017 en Dorrego y Córdoba, a las 15 hs. aproximadamente. A ese encuentro, el empresario llegó tras retirar dólares de una financiera en la jornada anterior. 

Por otra parte, un pendrive secuestrado a Peiti, que contaba con un resguardo de su teléfono celular, contenía imágenes de Armando Traferri cocinando un lechón en lo que se comprobaría luego, su casa de Ricardone. Además, los fiscales aseguraron contar con una comunicación sucedida el 23 de agosto de 2019, en la cual Paulichenco, quien por entonces oficiaba como Secretario Legislativo de la Cámara de Senadores, se comunica con Peiti para contarle que ya había hablado con Traferri, que éste se reuniría con el Ministro de Justicia y luego con el Fiscal General de la Provincia de Santa Fe para “bajarle línea sobre el 301”. En esta conversación Paulichenco le pidió lisa y llanamente a Peiti “que le traiga la plata”.

“Existe evidencia que nos permite concluir que Paulichenco – fallecido en diciembre de 2019 – operaba, al menos, como intermediario entre Traferri y Peiti”, destacaron los fiscales. Y añadieron: “Esto lo vemos por el registro de llamadas entrantes y salientes donde se evidencia cómo Paulichenco llama a Traferri inmediatamente después de hablar con Peiti varias veces por día. En definitiva, es evidente que la relación de Peiti y Traferri no es la que el senador menciona en su descargo”.

En la intervención del teléfono de Peiti, los investigadores encontraron comunicaciones con el ex diputado Darío Scataglini, quien se comunicaba de parte del senador Traferri. La Fiscalía pudo comprobar un encuentro en la oficina de Traferri en San Lorenzo en la que estaban Peiti, Scataglini, Fernández Chémez y el senador. “Esa reunión se desarrolla en un marco donde supuestamente los planetas se estaban alineando y la idea central de generar el convenio se veía viable tras de que había ganado Perotti. Nos juntamos en la oficina de Traferri, yo llevé a mi abogado José Francisco Chemez para que maneje la parte legal porque ya supuestamente el compromiso del gobierno era un hecho. Íbamos a conseguir el convenio. (…) Y Scataglini era un hombre que había sido puesto por Traferri para que se encargara de hacer toda la fusión para poder llegar al objetivo”, declaró el arrepentido.

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