El Gobierno informó por escrito a las autoridades españolas que el viaje hecho por Javier Milei a Madrid el pasado fin de semana fue una “visita privada”, según informó el periódico El País. La comunicación fue realizada a través de una carta del embajador Roberto Bosch al Ministerio de Asuntos Exteriores, contradiciendo las afirmaciones previas de la Casa Rosada. Manuel Adorni, portavoz del gobierno, había declarado en repetidas ocasiones que se trataba de una actividad oficial, justificando así los gastos cubiertos por el Estado.
La carta expresaba: “El Señor Presidente de la República Argentina, D. Javier Gerardo Milei, estará en España entre los días 17 y 19 de mayo, en visita privada”. El aviso, con fecha el 30 de abril, añade que lo acompañará “la Secretario General de Presidencia”, su hermana Karina. Además, se informa que viajarían en el avión presidencial, y anticiparon que darían más adelante detalles precisos sobre horarios y delegación.
Fuentes cercanas a Milei consideraron un “error de la embajada en España” la comunicación al gobierno español previa al viaje, lo que desencadenó un conflicto diplomático. Sin embargo, fuentes oficiales ratificaron que la visita fue oficial, argumentando que el presidente se reunió con importantes empresarios españoles.
Durante su estancia en Madrid, Milei presentó su libro “El camino del libertario” en el diario La Razón y se reunió con ejecutivos de empresas argentinas. Sin embargo, el evento principal fue su participación en la convención VIVA24, organizada por el partido ultraderechista VOX en el Palacio de Vistalegre el domingo. Durante su discurso, Milei lanzó fuertes acusaciones contra el presidente español Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez, lo que llevó a una escalada de tensiones diplomáticas, culminando con la retirada de la embajadora española en Buenos Aires y la falta de disculpas por parte de Milei, quien persistió en sus acusaciones.
A raíz de esas declaraciones, Sánchez retiró a su embajadora en Buenos Aires y exigió unas disculpas que no llegaron. Por el contrario, Milei levantó la apuesta, insistió con sus acusaciones de corrupción y lo trató de “cobarde”.
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