
El gasoducto Nord Stream, con el que Rusia provee de gas ruso a Alemania, dejó de bombear fluido por una inspección rutinaria de 10 días por trabajos de mantenimiento. A raíz de esto, en Berlín hay un fuerte temor a que Moscú no reanude el servicio y crece la preocupación de entrar en un período de recesión.
En tanto, la empresa estatal rusa Gazprom redujo este lunes sus envíos de gas a Italia y Austria, en un tercio y 70% respectivamente.
Las obras de mantenimiento son algo de rutina, pero en el actual contexto de guerra en Ucrania y de sanciones internacionales avanzan las sospechas sobre un corte total del suministro.
En respuesta a las sanciones adoptadas por la UE a causa de la invasión a Ucrania, Rusia disminuyó las entregas de gas natural a clientes europeos, como Polonia y Bulgaria, que tienen un alto grado de dependencia de los hidrocarburos rusos.

En este marco el ministro de Economía alemán, Robery Habeck, advirtió sobre un escenario de corte total y alertó sobre un próximo invierno difícil en materia energética. Por ello llamó a ahorrar energía en estos meses de verano boreal para llenar las reservas.
Analistas estimaron que un escenario de este tipo traería serios problemas a la industria. “Las empresas están muy preocupadas porque apenas tienen alternativas al gas”, afirmó Jörg Rothermel, de la Asociación Alemana de la Industria Química, citado por el diario español El Mundo.
En ese contexto, dijo que “todavía hay algunas empresas que pueden pasarse a los quemadores de petróleo o carbón, siempre que se resuelvan los problemas de las licencias, pero son pocas. La mayoría de las empresas dependen completamente del gas”.
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