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Rosario
EN RADIO BOING

“Es un día muy triste para mí, ganaron ellos”, sentenció el dueño de una concesionaria de autos baleada un par de veces

David Firpo tiene 36 años, con una década en el rubro automotriz hace seis años que pudo cumplir el deseo  de tener una concesionaria de autos en la zona sur de Rosario,  Oroño al 5500. Sin embargo, su via se convirtió en una pesadilla en menos de una semana. 

El viernes pasado, a las 17 horas, la víctima se encontraba a unas cuadras de su local cuando comenzó a recibir mensajes “extraños” al teléfono de la agencia. En ellos, desconocidos que se hacían llamar “Los Pibes de Zona Sur” pedían hablar con el titular de la empresa y le encargaban que se comunicara con ellos.

 

Segundos más tarde, David recibió en su ceclular una foto enviada por uno de sus empleados: le habían baleado el negocio. “Ahí me di cuenta que venía por el lado del apriete”, expresó. Pero el calvario no terminó ahí, sino que se trataba del principio de una odisea. 

En la tarde del martes, nuevamente, dos jóvenes a bordo de una moto pasaron por Oroño al 5500 y abrieron fuego contra la fachada vidriada del negocio de Firpo. Las consecuencias fueron el frente dañado, dos vehículos baleados y una decisión tomada: “ganaron ellos, no voy entregarme a sus aprietes, prefiero cerrar”.

 

“Hoy lo que siento es mucha tristeza. Veo que es un país hermoso, espectacular, que Rosario era divina, pero ganó la delincuencia. No se puede vivir más, hace rato que se escuchan cosas que te dejan pensando que no pueden suceder, pero pasan”, comenzó su relato el empresario en diálogo con Gabriel Pennise. “Uno se enoja con la policía, pero la realidad es que no la dejan trabajar, les dan un arma y les dicen que no pueden tirar un tiro, el agente de policía está, pero limitan su trabajo”, continuó con su relato. 

 

El dolor de Firpo, cuyo comercio fue baleado dos veces en una semana, se hizo carne por largas horas y se mantiene en la actualidad: “No dormí en toda la noche. Siento tristeza por mi y por la gente que trabaja en la concesionaria. No sé qué hacer con los vendedores, uno piensa en ellos. Tenemos vínculos de amistad”

“El sábado -el día posterior a ser tiroteado por primera vez- abrí mi negocio. Me quede ahí. Un auto me siguió y me sacó una foto. Hice la denuncia y pedí un móvil, pero no me lo pusieron”, destacó en Antes de Todo. “El lunes me mandaron otro mensaje diciéndome que si pensaba que eran giles, que si iba a seguir abriendo”, añadió. 

 

Por otro lado, el empresario reveló que los delincuentes le habían hecho un seguimiento a su padre. Estos le remarcaron que sabían que tenía un galpón en el que arreglaba colectivos: “Fui, lo reporté de vuelta y me balearon ayer”.

 

“Me dijeron que no iba a poder trabajar tranquilo. Ellos se mueven así, está todo muy desvirtuado. Si tengo que decir algo, han ganado ellos. Hoy ganó este tema. ¿Cuántas familias han arruinado?”, se preguntó con dolor.

 

Para concluir, deslizó que la posibilidad de emigrar se encuentra latente tras ser víctima de esta situación: “Mi suegro también tiene un negocio en Rosario y me dice vámonos. Tiene un montón de gente trabajando para él. Y dice que no hay solución. Es tristísimo, pero hasta que no le toca a uno no se toma dimensión. Ya saqué todos los autos y cerrar es el camino que me queda, No voy a ponerme a disposición de estos delincuentes que se creen dueños de la ciudad. De lo que estoy convencido es que esto no tiene arreglo”.

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