
Uruguay dio en las últimas horas un paso legislativo central en el camino para autorizar la eutanasia. La Cámara de Diputados del país vecino aprobó un proyecto para permitir la denominada “muerte digna” que, de ser avalado por el Senado, convertiría a la nación en la tercera de Latinoamérica que valida esa práctica.
La iniciativa recibió el visto bueno después de una larga sesión en el Congreso en Montevideo, donde obtuvo 64 votos a favor y 29 en contra. La media sanción llegó cinco años después de que el país de 3,5 millones de habitantes empezara a debatir por primera vez la muerte asistida. Ahora la definición del tema quedó en manos de los senadores.
En caso de transformarse en ley, se sumará a Colombia y Ecuador, los únicos dos estados de América latina que actualmente cuentan con normativas al respecto. En el mundo, solo un puñado de lugares la habilitan, entre ellos Bélgica, Canadá, Países Bajos, España y algunas partes de Australia y de Estados Unidos.
En la región, Colombia cuenta con un vasto historial de leyes relacionadas con la eutanasia, mientras que el Tribunal Supremo de Ecuador despenalizó recientemente la práctica, ante la demanda de una mujer con una enfermedad terminal. Con todo, en este último país no se ha aplicado nunca.
Además de casi la totalidad de la bancada oficialista que responde al presidente Yamandú Orsi, la propuesta fue apoyada por los legisladores opositores para llegar a la cantidad necesaria de 50 de los 99 escaños posibles.
En su exposición, el referente del Frente Amplio Luis Enrique Gallo expresó: “La muerte forma parte de la vida y es necesario hablar de ello, por eso consideramos la eutanasia como un ejercicio de derecho“. “Cada uno tiene el mismo derecho a elegir su muerte que elegir su vida”, agregó quien es uno de los principales impulsores del proyecto.
El texto uruguayo aprobado en Diputados establece que la finalidad es “regular y garantizar el derecho de las personas a transcurrir dignamente el proceso de morir, en las circunstancias que ellas determinen”, además de ofrecer una muerte “indolora, apacible y respetuosa” a quienes así lo deseen, siempre y cuando se cumplan las condiciones prestablecidas: ser mayor de edad, estar psíquicamente apto y cursar “la etapa terminal de una patología incurable e irreversible” o padecer “sufrimientos que resulten insoportables”.
En tanto, sólo podrán acceder ciudadanos de Uruguay o extranjeros que acrediten residencia en su territorio. Asimismo, los solicitantes deberán tener respaldo para el procedimiento de -por lo menos- dos profesionales médicos.
Hasta ahora, si bien existe una reglamentación que le permite a los pacientes terminales oponerse a recibir tratamientos que prolonguen su vida, la eutanasia está prohibida y está catalogada como un “homicidio piadoso” por el Código Penal local.
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