La desaceleración del consumo y el avance de las importaciones siguen golpeando a la industria nacional. En este escenario, una de las marcas más emblemáticas del sector metalúrgico —Essen, reconocida por sus tradicionales “ollas indestructibles”— tomó una decisión que encendió las alarmas sindicales y empresarias: despidió a 30 trabajadores de su planta en Santa Fe.
Según informó la Agencia Noticias Argentinas, la compañía inició un proceso de reemplazo parcial de su producción local por artículos terminados importados, lo que derivó en una reducción del 10% de su plantilla.
El conflicto escaló en las últimas semanas, cuando la firma avanzó en un cambio estructural más profundo: resolvió sustituir alrededor del 45% de su manufactura nacional por componentes provenientes de China.
Fuerte impacto en la planta y caída de la demanda
La combinación entre menor poder adquisitivo, caída pronunciada del consumo interno y mayor ingreso de productos más baratos del exterior generó un escenario crítico para la compañía.
Como consecuencia directa, varias áreas de la planta quedaron paralizadas, lo que agravó la situación laboral y encendió las alarmas entre los gremios metalúrgicos, que advierten por el riesgo de que haya nuevos recortes si no se frena la tendencia importadora.
Una señal más del momento que atraviesa la industria
El caso de Essen se suma a otros procesos similares en diferentes ramas industriales, que en los últimos meses comenzaron a reemplazar producción local por importaciones ante la caída del mercado interno y el aumento de los costos operativos.
Mientras los sindicatos piden instancias de diálogo para evitar más pérdidas de puestos de trabajo, referentes del sector señalan que la situación podría profundizarse si no se revierte la tendencia de consumo y si no se establecen medidas para proteger la producción nacional.
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