
Alejandro Ainsworth, el turista argentino que había desaparecido esta semana en Río de Janeiro, fue hallado muerto este jueves, confirmó su familia. El hombre de 54 años permanecía desaparecido desde el pasado domingo 7 de septiembre. La Policía de Brasil investiga la hipótesis de un secuestro, luego de que se registraran movimientos irregulares en sus cuentas bancarias tras su última aparición en Copacabana.
La denuncia fue realizada por sus hijos, luego de que el hotel donde se hospedaba notificara que no se había presentado para el check out. Desde entonces se desplegó un operativo de búsqueda con participación de la Policía local, el consulado argentino y hospitales públicos de la ciudad, que informaron no haber recibido a ninguna persona con sus características.
Ainsworth fue visto por última vez el pasado domingo a las 23:44, cuando salió de su alojamiento en Copacabana. Horas después comenzaron a detectarse transferencias, cambios de contraseñas y la solicitud de préstamos por unos $4 millones, además de retiros por USD 3.500.
Ese mismo lunes por la mañana apareció en su celular una imagen subida automáticamente a Google Fotos, en la que se observa una camioneta estacionada en un descampado. Según los investigadores, la misma permitió establecer que el vehículo había sido abandonado en una zona inhóspita de Río de Janeiro, aunque no se pudo confirmar si el turista estaba presente al momento de la captura.
De acuerdo con los reportes oficiales, el teléfono del argentino permaneció activo hasta las 21 del lunes, pero no fue posible determinar su localización. Los movimientos financieros se prolongaron hasta que las operaciones fueron bloqueadas por advertencia de sus familiares, y hasta pudieron cancelar uno de los préstamos.
Uno de sus hijos, Alan, aseguró en diálogo con la agencia Noticias Argentinas: “Entiendo que es un secuestro, porque a las 2 del lunes empiezan los movimientos, cambios de contraseña, transacciones, y a las 7 hay una foto que se sube al Google Fotos”. El joven explicó que viajó junto a su hermano a Río de Janeiro para colaborar con las tareas de rastreo.
La familia se mantenía en contacto permanente con las autoridades brasileñas y argentinas, a la espera de novedades sobre el paradero de Ainsworth, mientras la investigación continúa bajo la hipótesis de un secuestro extorsivo.
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