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Rosario

La directora del jardín de Alberdi que agredió a niños fue expulsada de la Asociación

Sabina Codarín, directora del jardín maternal Coloreando de Chiclana al 900, fue expulsada de la Asociación de Jardines Particulares de Rosario luego que se difundieran imágenes del interior del establecimiento en las que se la veía agrediendo a niños de entre uno y cuatro años. En la jornada de ayer hubo manifestaciones frente al inmueble en donde funcionaba la institución bajo el lema “Con los niños no”.

 

Luego que se conocieran los videos filmados por los vecinos Geovanna y Martín, el Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo, presentó las actuaciones ante el fiscal Damián Cimino. Paralelamente, la Municipalidad tomó la decisión de clausurar Coloreando. Inclusive, la propietaria había adelantado que no iba a volver a abrir.

 

Los padres de los niños se enteraron de los ataques a partir de los videos colgados en redes. Allí, dieron muestra de su bronca y comenzaron a atar cabos respecto a actitudes y marcas con las que regresaban sus hijos de la institución.

Alejandrina, abuela de uno de los chiquitos afirmó angustiada en diálogo con Joaquín Tell en el móvil de Radio Boing: “Nunca pensé que a mí nieto de tres añitos esta mujer esta mujer le iba a hacer eso. Los chicos estaban sometidos. Muchas gracias a la vecina que dio todo a la luz”. Y añadió: “Esto se debía haber sabido antes”.

 

Asimismo, destacó que Codarín afirmaba tener problemas económicos y pedía dinero por adelantado a los padres. “Se ve que los niños se habían acostumbrado. Yo le preguntaba al nene si la maestra era buena y él me decía que sí. Pero los chicos salían con hambre y sed. No estaban cuidados y alimentados”.

 

Martin, uno de los denunciantes que viven al lado del jardín contó a RedBoing que pudo ver los hechos desde la ventana de la habitación de su hijo y destacó: “Desde noviembre de 2020 que funciona pero por la pandemia nunca llegaron a abrir de manera concreta. Cuando empezaron a tener chicos escuchamos muchos gritos, vimos que lloraban y a medida que eran más niños la situación era peor”. 

“Empezamos a mirar por la ventana de mi hijo que da al patio del jardín y vimos el maltrato por parte de la dueña”, destacó. Y añadió: “Intentamos hablar con un grupo de padres sobre el tema para advertirles lo que estaba pasando pero hicieron caso omiso. Le creyeron a la dueña que dijo que estaba todo bien y no había ningún tipo de problemas”.

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