
“Estoy indignado, pero reconozco no haber hecho las cosas como corresponde”. Con esas palabras resumió un argentino el disgusto que vivió en la noche de ayer, cuando se quedó del lado de afuera de una puerta que vio el primer título de la Selección en 28 años.
Este sábado, horas antes de que comenzara la final en el Estadio Maracaná entre la Argentina y Brasil, la Conmebol anunció que había detectado hinchas de ambos países con PCR negativos falsos. Mediante un comunicado, la organización que conduce el paraguayo Alejandro Domínguez explicó que “los controles para el ingreso serán extremadamente rigurosos, así como la aplicación de los protocolos sanitarios y las medidas de prevención”.
Cuando se confirmó que los fanáticos podrían asistir al mítico estadio para disfrutar del clásico de América, la noticia comenzó a correr en los distintos grupos. Uno de ellos fue el de Facebook que agrupa a argentinos viviendo en Rio de Janeiro. “Me enteré que el Consulado de Argentina estaba dando entradas a quienes se acercaran con el PCR negativo. Había que llevar 2 copias de ese papel, copia del DNI y del domicilio donde estabas viviendo, un comprobante, algo así”, comenzó el hombre en diálogo con RedBoing.

Entonces, la urgencia de algunos creó un mercado ilegal para otros. Los PCR rápidos en Brasil demoran al menos dos horas y cuestan, como mínimo, 300 reales. Pero en la red social, algunas personas mencionaron que si se comunicaban por privado con ellos “se podía hacer de otra manera”. “El que yo compré, salió 150 reales. Pero si te hacías en grupo de 3, te costaba 125”, señaló el joven, que sabía que el test era apócrifo.
En ese sentido, detalló que el negocio no estaba monopolizado por una nacionalidad en particular. Puntualmente, había dos contactos disponibles que vendían pruebas COVID-19 negativas, una argentina y un grupo de brasileños. Ya con el documento fraudulento, en el Consulado argentino le brindaron una entrada.
“Cuando me controlaron en la fila del Estadio Maracaná, me dijeron que el código de barras -donde estaba la información del PCR- ya estaba asignado a otra persona”, explicó. “Me dijeron que no podía entrar y que si quería que fuera al aeropuerto que hacían los rápidos”, añadió. Pero con la demora que le implicaría ir hasta ese lugar, más el tiempo de espera del resultado, entendió que no llegaría.

Con frustración, el joven salió de la cola de ingreso y se dispuso a conversar con una mujer brasileña con la que había entablado cierta amistad. “Me dijo que tenía un familiar que es dueño de un laboratorio en el sur de Brasil y que quizás me podía conseguir un test negativo. Y lo hizo, pero no me cobró nada”, reveló.
Ya con otro documento en la mano, que le garantizaría la entrada a un partido soñado para los argentinos, un nuevo problema se generó en la fila a poco para que Ostojich diera el silbatazo inicial.
Ambas parcialidades ingresaron por el mismo portón, ya que solo había sido habilitado el 10% de la capacidad total del Estadio Maracaná. Por eso, cuando los hinchas brasileños advirtieron que las autoridades estaban dejando pasar más rápido a los argentinos, comenzaron a empujar. “En ese momento salió una persona de Conmebol y dijo que el representante del Consulado se llevó la lista de argentinos y que no nos podían dejar entrar”, relató.

“No sé qué habrá pasado, quizás dijeron que los argentinos estaban haciendo lío después del malón y por eso se llevó la lista”, comentó. En total, no fueron más de 50 los hinchas del equipo capitaneado por Lionel Messi que se perdieron de ver en el Maracaná el primer título de la Selección después de 28 años.
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