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Quién es el monje negro de la política santafesina que maneja el Tribunal de Cuentas provincial

Oscar Biagioni, vocal del Tribunal de Cuentas y presidente del organismo entre 2015 y 2021, fue noticia el último fin de semana cuando este medio publicó fotos suyas junto a Armando Traferri y a Mario, hijo del senador, en un evento de la empresa Dogma, firma vinculada a la familia del legislador y contratista de obras públicas en la provincia.

El rostro de Biagioni no es muy conocido para quienes siguen la política desde lejos, pero sí para aquellos que conocen el entramado de la burocracia santafesina.

“Es un verdadaro monje negro. Gobierne quien gobierne, es como parte del mobiliario de la administración provincial. Y tiene mucho poder”, confía una fuente calificada, que en diálogo con Red Boing continúa con el repaso: Oscar Biagioni ingresó a la función pública en 1974 en la gestión de Carlos Sylvestre Begnis. En el ’76 el gobernador fue destituido con el Golpe, pero él continuó haciendo carrera en el Estado provincial. Durante la dictadura militar, se desempeñó en el Ministerio de Obras Públicas y en 1986 ya era el Director General de Despacho del ministro, con la gobernación de José María Vernet.

Con Reutemann como gobernador, tuvo un cargo estratégico: era logístico de la Secretaría de Seguridad, “lo que significaba en la diaria tener la administración de las cajas de la policía provincial”, recuerda otra voz, conocedora de los secretos de la política santafesina. Ya más adelante en el tiempo, con la llegada de Hermes Binner a la Casa Gris, fue subsecretario de Coordinación Técnica Administrativa del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

Entre 2011 y 2015, pasa a la Legislatura, como principal asesor de Armando Traferri.

De 2015 a octubre de 2021 integra un organismo central en la administración: el Tribunal de Cuentas provincial. Como vocal, reeligió como presidente durante seis años a pesar de una regla no escrita que establece que se deben ir rotando los cargos cada año. Y cuando su mandato había finalizado, logró reasumir a pesar de no tener la aprobación de la Legislatura, ya que por segunda vez consiguió lo que se denomina “sanción ficta”, que es lo que sucede cuando se propone un cargo y pasa un mes sin que nadie lo vote, pero tampoco sea rechazado.

“Acomodó a mucha gente con poder. Y como le deben favores de todos lados, nadie se le anima”, amplía la misma fuente. Por eso quienes conocen su trayectoria, señalan que Biagioni es un verdadero transversal de la política santafesina, siempre en cargos clave para la administración del poder.

Nombramientos a dedo y sin antecedentes

El 23 de junio pasado se publicó un decreto del Tribunal de Cuentas Provincial que incorporó a veinte jóvenes como personal transitorio del organismo. “No conocemos el recorrido de la gente que ingresa, ni está clara la función que tendrán. Queremos saber si fue una la lista confeccionada por los senadores, como devolución de favores por haber permitido en noviembre del año pasado que Biagioni reasuma como vocal del organismo”, resume el diputado Fabián Oliver en diálogo con Red Boing.

Hechos como este vienen sucediendo al menos desde 2015 en el Tribunal de Cuentas Provincial y hay nombres que se incorporaron que deberían haber generado un escándalo, si no fuera porque el propio sistema de complicidades internas hace que las denuncias queden en la nada.

Entre 2018 y 2020 -incluido el período de pandemia y trabajo home office- nombró a más de 400 personas en el TCP, entre ellas a “Rafita”, el hijo de Rafael Gutiérrez.

El presidente de la Corte Suprema de Justicia -de relación familiar con Reutemann- logró que su retoño entre a planta permanente. Pero ahora tiene licencia, porque ostenta un cargo político: ocupa el cargo de Secretario Parlamentario que supo tener Ricardo Paulichenco, el operador de la Legislatura que luego de haber fallecido fue nombrado por Leonardo Peiti en la causa del juego ilegal.

Biangoni hace entrar también a Mercedes Rosatti, hija del ministro de la Corte Suprema de la Nación, que ingresó en octubre de 2019 sin concurso, bajo una aparente selección que se hace llamar en el Tribunal de Cuentas como “presentación espontánea de currículums”.

En diciembre de 2017 fue designado Guillermo Nahuel Canseco en la Delegación Fiscal del Tribunal de Cuentas que funciona en Rosario en la sede de Gobernación. Un mes antes de su designación, había golpeado salvajemente a compañero en la UNR y cuando ingresó al TCP debía cumplir además una probation por haber cometido un homicidio culposo en un accidente vial. Otro caso curioso es el de Agustín Schmuck, que ingresó al TCP en octubre de 2019. Las fuentes consultadas para esta nota refieren que el mayor expertise que tenía este arquitecto egresado el año anerior para llegar al Tribunal de Cuentas era el de ser amigo de Brian, hijo de Biagioni. “Juegan juntos al futbol. Se lo puede ver gugleando los torneos de Arena Deportes”, le explican a Red Boing.

En el rubro “hijos de políticos” que entraron con Biagioni al Tribunal de Cuentas también está Leilén Scataglini. Su padre, Darío, fue diputado del PJ y resultó detenido en la causa del juego ilegal que llevaron adelante los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra. “En comunicaciones a las que accedimos del teléfono de Leonardo Peiti, el capitalista del juego ilegal, quien se comunica con él de parte de Traferri es Scataglini”. Hoy Darío está libre bajo fianza. Y su hijo en el Tribunal de Cuentas.

Finalmente, en este breve repaso de ingresos al TCP de apellidos célebres, encontramos al hijo de Daniel Cuenca, que fuera ministro de seguridad de Binner y ahora como abogado es uno de los defensores de Omar Scarel, presidente de Vicentín.

Rechazos y denuncias silenciadas, con ayuda de Arietti

Cuando se presentó el pliego de Biagioni para renovar su mandato en el TCP, que había vencido en 2021 tras seis años, el mismo contó con el rechazo del grupo “Ni Una Menos” de Santa Fe, por las denuncias en su contra de parte de varias empleadas del socio político de Traferri.

EME, abogada, trabajó en el Tribunal de Cuentas Provincial. Y revela ahora en diálogo con Red Boing: “Yo en 2015 empecé a recibir maltratos. Tengo 27 años de antigüedad, pero cuando llegó Biagioni se hizo imposible. Pateaba la puerta de mi oficina, eran destratos permanentes, hostigamientos recurrentes, llamadas telefónicas denigrandome como persona como profesional, insultándome permanentemente, recibiendo hasta llamados telefónicos en altas horas de la noche y hasta llego a decirme ‘Negra de Mierda’. No nos dejaban acceder a los concursos, eran todos para  gente conocida suya, con influencias. Hubo uno que él le armó a su esposa, Alejandra Nieto. Ella ingresó por decreto al TCP y de grande se recibió de abogada. Al poco tiempo ganó un concurso en el Tribunal de Cuentas en el que jurado eran los empleados del TCP a los que Biagioni les había dado favores como el de darle mayores cargos con un plus del 60 por ciento del sueldo, o nombrarles hermanos e hijos en el Tribunal. Cuando Biagioni arma ese concurso para obtener la máxima categoría de abogado en el organismo, una compañera se quizo presentar a concursar. Él la llamó a su oficina y le dijo ‘Quedate quede en el molde porque ese concurso ya tiene ganadora’. La amenazó diciéndole que sabía quien era, el nombre de su hijo y dónde vivía. Siempre se jactaba de decir que conocía los muertos que cada persona que trabajaba en el Tribunal tiene en el placard. Como había trabajado en el Ministerio de Seguridad, decía tener contactos y conocimientos de tareas de inteligencia y esas cosas. Así tiene aterrorizado al personal y con la información que obtiene desde adentro del Tribunal además arma carpetazos para los politicos, para que le tengan miedo”.

La historia de la mencionada Alejandra Nieto en el TCP es realmente muy particular: esposa de Biagioni, ingresó al organismo después de haber sido durante toda su vida laboral secretaria administrativa (llevar expediente, cargar los expedientes al sistema interno, dar entradas y salida a un trámite). En el organismo fue secretaria privada de uno de los vocales, el abogado Gerardo Gasparrini. Y ella se recibe como abogada en 2014 en la Universidad Católica de la capital provincial.

Gasparini era presidente en ese momento del organismo y su jefe fue quien firma la resolución de reconocimiento y pago del título de abogada. Tres años después, bajo el mandato de su propio marido como titular del TCP, es nombrada como asesora de otro vocal, el Dr Chavarri. Y enseguida se arma el citado concurso que otorgaba la categoria maxima para abogados dentro del Tribunal: se presentan Nieto (con tres años de recibida) y Gasparrini, que había vuelto a cumplir funciones de abogado en el organismo porque ya se había vencido su mandato de vocal. Y en un caso de meteórico ascenso laboral, gana la esposa de Biagioni. Sí, con muchos menos antecedentes, la secretaria le ganó al concurso al que había sido su jefe. Llamativo.

Es la misma Alejandra Nieto que se presentó en estos días como aspirante a ser Jueza Penal en Rosario. Por la falta de méritos, el Consejo de la Magistratura no pudo inventar demasiado: quedó en el puesto 25 de los treinta entre los que podrá elegir el gobernador Perotti a la hora de proponer candidatos. Pero su participación generó críticas.

El Concejo Municipal de Rosario, de hecho, votó la última semana una declaración cuya autora fue la edil Susana Rueda, en la que el cuerpo manifiesta “su preocupación ante la inclusión en la lista de orden de mérito del Consejo de la Magistratura de la provincia de Santa Fe, para el concurso de jueza penal de Rosario, de la abogada Alejandra Nieto, sin más antecedente laboral que ser asesora del Tribunal de Cuentas y nulos antecedentes en materia penal y en el ejercicio de la profesión en general”.

Otro dato de la gestión de Oscar Biagioni en el Tribunal de Cuentas es el hecho de haber empujado una modificación de la ley, para evitar que haya controles sobre los gastos del propio organismo. “Antes la Legislatura controlaba, ahora nadie. A Biagioni lo denunciamos por abuso de poder y la causa quedó cajoneada. Tenemos hechas presentaciones contra Baclini y Arietti, porque ellos le filtraban a él las denuncias que hacíamos”, revela “EME”, que desde febrero de este año pudo acordar una licencia de su cargo con el actual titular del organismo, Sergio Beccari. “Se hacía insoportable seguir ahí adentro”, asegura. Su identidad real debió ser preservada para esta nota, por temor a más represalias.

Y agrega que luego haber delogrado reasumir en octubre de 2021 por “el pliego ficto”, Biagioni no pudo tomar la presidencia del TCP por las denuncias que tenía en su contra, pero que sigue teniendo un enorme poder en el organismo. “Y tiene bajo su órbita ni más ni menos que el control de gastos del MPA, el Ministerio de Seguridad y Vialidad Provincial”, plantea.

Los choques de padre e hijo

Uno de los hijos de Oscar Biagioni es Gino. En un accidente vial en la ciudad de Santa Fe en 2017, chocó con su auto al joven Patricio Gómez, que iba en moto. La víctima quedó cuadripléjica y desde el accidente sigue internado en Rosario.

Los abogados de Biagioni (hijo) lograron que se acuerde un pago de 250 mil pesos a la familia Gómez y se le destinen alimentos por un año a una Fundación de la localidad de Recreo. “Además, tendrían que investigarlo ustedes los periodistas, pero siempre se dijo que los fondos para pagar la internación del chico salen del Hospital Iturraspe”, asegura una fuente en reserva.

Gino Biagioni trabaja hoy en la Delegación que tiene la Cámara de Diputados provincial en Rosario. Y como muestra de que en la familia funciona una verdadera agencia de colocaciones en el Estado, su hermano trabaja en el Senado provincial.

Lo que sucedió con el accidente de Gino, debe haber sido para Oscar Biagioni una especie de deja vu. Es que él mismo había sido protagonista de un caso similar, en 1986: con una moto, cuando corría una picada, chocó y mató a un hombre humilde, de apellido Segura.

El caso había quedado escondido bajo la alfombra del poder santafesino durante casi cuarenta años, pero salió a la luz con el siniestro vial de Gino Biagioni. Fue Graciela Segura -hija de quien había manejaba una bicicleta en la capital de la provincia ese 15 de noviembre del ’86 y fue embestido por el protagonista de esta nota- la que contó lo sucedido porque el hecho le recordó a lo que había pasado con su familia.

“A mi papá lo chocaron el 15 de noviembre de 1986, en Aristóbulo del Valle y Gorriti. El señor Oscar Biagioni estaba corriendo picadas en ese lugar en una moto de alta cilindrada cuando embistió a mi papá quien se trasladaba en una bicicleta. Ese accidente le quitó la vida a mi viejo. Cuando leí el caso por Facebook me contacté con los familiares porque no quería que este caso no quede impune como el de mi padre”, le dijo Segura en 2017 a LT10.

Al enterarse del episodio que había involucrado al hijo de Biagioni, se acercó hasta el Hospital Cullen, adonde estaba internada la víctima, para dialogar con su familia y contar la experiencia de los Segura. Relató lo que habían sufrido en 1986: “El abogado le dijo a mi mamá que ese juicio ya estaba perdido y que le convenía aceptar lo que le ofrecían. Mi mamá tenía tres chicos y uno en camino. Nos dieron una vivienda en el FONAVI, que tuvimos que pagar, un puesto de trabajo y algunos pesos. Mi mamá se llevó a la tumba los detalles, nunca quería hablar del tema con nosotros. Pero no tuvimos justicia porque éramos pobres y mi mamá pensó en nuestro futuro”, dijo Graciela Segura.

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