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ENVIADO ESPECIAL

La mujer en Uganda

El avance de la mujer en busca de sus derechos presenta una doble cara en Uganda. Mientras en las grandes ciudades la situación avanza de manera natural, en el interior el prospecto está lleno de contraindicaciones.
Fue Janet Musenevi la primera en ponerse en campo de decidir cuestiones sobre los hombres. Estudió ciencias políticas en Kampala pero lo que la ubicó en esa situación de privilegio es ser la esposa del actual presidente, Yoweri Musenevi. El mismo la nombró ministra de Deporte y Cultura en 1986, y desde entonces ejerce dicho cargo. Aunque al principio se tomó como una provocación de Musenevi, con el tiempo fue ganando espacio en la consideración pública, hoy es respetada por sus pares y además en el parlamento en la actualidad hay más mujeres que hombres.
Mientras el avance de la mujer es importante en las principales ciudades. Siguen siendo consideradas un complemento de los hombres en las comunidades de todo el país.
Con una particularidad, Uganda cuenta con cerca de 46 millones de habitantes (parecido a la Argentina), pero en Kampala (capital) hay 1.5 millones y en Entebbe (ex capital y segunda ciudad actual) son 900 mil. El resto se distribuye a lo largo y ancho del país. Y ahí es donde predominan las culturas ancestrales. Es fácil observar cuando se recorren sus rutas a mujeres cargando con la cosecha de plátanos (verdes se comen cocinados) en carretas y los hombres compartiendo una cerveza en la puerta de un bar. “El hombre a la mañana temprano sale y corta el plátano, la mujer lo va a buscar y lo trae”, comentan a Redboing. No se puede casar sin autorización de sus padres, y en algunos pueblos más alejados de Kampala, es castigada con la expulsión de la tribu si llegase a quedar embarazada antes de los 18 años. Viste con polleras tam coloridas como largas, pero hasta debajo de sus rodillas. Suele usar el pelo tan corto como los hombres, pero eso dicen que es por comodidad. Y debe observar cómo su marido visita otras mujeres sin derecho a queja.
Esa costumbre, aunque permitida en todo el país, se practica poco en las nuevas generaciones en donde se considera una falta de respeto tener más de una mujer, aunque sigue estando permitido por ley.
Lizeth, mujer Ranger en Uganda
Un buen ejemplo del avance de la mujer, aunque de manera lenta es progresivo, se lo explicó Lizeth a Redboing, “siempre quise ser Ranger (acompaña a los turistas en medio de la jungla, armada con un fusil de Combate para ahuyentar a las fieras si fuera necesario), pero recién pude hace 5 años y estoy muy feliz”.
El diálogo se dio en pleno bosque a la espera que los chimpancés dejen de comer a 20 metros de altura, “yo estudié técnica en enfermería pero siempre quise estar cerca de los animales. En 2015 se abrió la posibilidad de que las mujeres podamos ser rangers y no lo dudé, es obligatorio tener secundario terminado y son dos años de instrucción militar”. Y lo cuenta con una sonrisa que escapa de felicidad.
Para terminar con una definición con formato de sentencia, “ha sido muy dura la vida de las mujeres en Uganda, pero aunque sigue siéndolo en las tribus. En las grandes ciudades ya nos consideran en igualdad con los hombres. Sufrí mucho por mi madre, y hoy soy feliz por mi posibilidad”.

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