
La historia del rock nacional en las fotos de Andy Cherniavsky, el documental también argentino “La Tara”, Adam Driver y Greta Gerwig con “Ruido de fondo”, el film católico “Medjugorje”, la española “Tengamos la fiesta en paz”, una con tiburones que se llama “Mar de sangre” y “Todo sucede en Tel Aviv” son las siete películas que llegan antes de los cuartos de final del Mundial de Qatar. Como siempre una selección de reviews para elegir que ir a ver al cine, porque el cine se ve en el cine.
“Ruido de fondo”

Tras haber sido seleccionada como película de apertura de los prestigiosos festivales de Venecia y Nueva York, se estrena en 12 salas de Argentina el nuevo trabajo del director de Kicking and Screaming (1995), Mr. Jealousy (1997), Historias de familia (2005), Margot y la boda (2007), Greenberg (2010), Frances Ha (2012), Mientras somos jóvenes (2014), Mistress America (2015), Los Meyerowitz: La familia no se elige (2017) e Historia de un matrimonio(2019) que está basado en la célebre novela homónima publicada en 1985 por Don DeLillo. El resultado es una tragicomedia audaz, incómoda y por momentos deforme que llegará el 30 de diciembre a la plataforma de Netflix.
Ni Netflix ni la distribuidora local organizaron proyecciones previas para la prensa especializada ni compartieron un link para su visualización en streaming. Así, sin la más mínima promoción y en medio de un desinterés generalizado, se estrenó en una docena de salas la más reciente película de un autor clave del cine independiente estadounidense de las últimas tres décadas.
Y tampoco fue fácil verla en una sala comercial. Saqué entradas anticipadas para el Multiplex Belgrano, pero a las pocas horas me llegó un correo electrónico informando que la función había sido cancelada por problemas técnicos. El plan B fue ir el mismo jueves 8, a las 14, con 36 grados de temperatura, al Lorca 1, donde la proyectaron (éramos cinco espectadores) en un formato incorrecto (el real es el anchísimo 2.39 : 1) y con una calidad de imagen y sonido que se aleja mucho del ideal (una pena porque fue rodada en 35 y 65mm). Pero seamos optimistas por una vez y aceptemos que vi en pantalla gigante una versión bastante aproximada a la que Baumbach concibió en su propia y fiel transposición de la obra de DeLillo, considerada una de las grandes novelas americanas de todos los tiempos.
La película narra las desventuras de Jack Gladney (un Adam Driver con panza y convenientemente avejentado), profesor universitario que en esos años ’80 se ha convertido en una eminencia por sus estudios sobre… Adolf Hitler (pese a que no habla una palabra de alemán). El protagonista transita su ¡quinto! matrimonio (su actual esposa es Babette, interpretada por Greta Gerwig, pareja de Baumbach en la vida real) y vive con cuatro hijos suyos y de ella, quien también viene de varios matrimonios previos. Así, con “los tuyos, los míos y los nuestros”, nos adentramos a una dinámica familiar. Al igual que la novela, la película está dividida en tres grandes partes en las que se narran cuestiones tan diversas como la dinámica muchas veces absurda de la vida académica, una situación (no tan) distópica con una nube tóxica que amenaza la existencia en el lugar y obliga a una evacuación masiva, el angustiante y paralizante miedo a la muerte, el uso de drogas químicas de carácter experimental y el adulterio.
Ruido de fondo es una película desconcertante, inasible, inclasificable, cambiante (o, mejor, mutante) en sus tonos, sus climas, sus recorridos por diversos géneros (hay algo de comedia negra, de melodrama romántico, de thriller noir, de elementos apocalípticos con un muy buen uso de las CGI y en los créditos finales hasta regala una larga y lúdica coreografía musical en un supermercado con LCD Soundsystem sonando de fondo).
El resultado es inevitablemente incómodo por lo audaz, ambicioso y deforme de la propuesta, pero hay que decir que incluso en sus pasajes más desconcertantes a-lo-David Lynch la película jamás deja de fascinar. Algo parecido a lo que Paul Thomas Anderson hizo con Thomas Pynchon en Vicio propio (Inherent Vice). Autores con talento, ínfulas, libertad y presupuesto suficientes como para animarse con novelas míticas e “infilmables”. En los Cines del Centro y en El Cairo.
“Todo sucede en Tel Aviv”

Con más de cuatro años de demora llega a los cines argentinos esta agridulce y bastante lograda comedia ambientada en la frontera entre Israel y Palestina.
Las preguntas ante la premisa de Todo sucede en Tel Aviv caen de maduro: ¿es posible ambientar una comedia en un lugar cargado de tensión, injusticias y vejaciones como la frontera entre Israel y Palestina? ¿Hay espacio para mutar el drama habitual de la zona por un humor fruto de una serie de enredos propios del género? El realizador palestino con nacionalidad israelí Sameh Zoabi tiene la misma respuesta para ambos interrogantes: sí, claro, si la comedia afloró en las peores circunstancias de la humanidad, ¿por qué no habría de hacerlo ahora?
Estrenada en el ya lejanísimo Festival de Venecia de 2018, la película, sin embargo, no olvida la cuestión política inherente a una trama centrada en Salam, un aspirante a guionista de una popular novela palestina (Arde Tel Aviv) a cargo de enseñarle árabe a la protagonista, una francesa que aprende por fonética. Salam es, desde ya, un personaje cortado con las tijeras de la comedia, un tipo algo torpe (la película lo presenta derribando un decorado durante el rodaje) y que no piensa demasiado lo que dice. Como, por ejemplo, cuando, al cruzar la frontera, le pregunta a un oficial israelí si consideraría un elogio decirle a una mujer que es “explosiva”.
No es, desde ya, una palabra bienvenida en una zona de altísima conflictividad, y el buenudo de Salam termina rindiendo cuentas al jefe del lugar. Menuda sorpresa se llevan ambos: el jefe, porque su mujer es fanática de la novela y la posibilidad de tener a uno de sus hacedores no es algo de todos los días; y Salam, porque ese jefe tiene unas cuantas ideas para continuar con el desarrollo narrativo de la novela. Ideas en principio descabelladas, pero que lentamente empezarán a cobrar sentido.
Los hombres traban una relación utilitaria en la que uno se convierte en virtual asesor del otro. Pero no es, desde ya, una relación entre pares, pues el israelí no duda en recordarle el poder que puede ejercer sobre él, al punto de quitarle el documento hasta que le asegure que una escena ocurrirá tal como él la imagina. En ese sentido, Zoabi maneja muy bien los hilos de la comedia sin descuidar las particularidades de la coyuntura. Ver sino la frustración de Salam cuando, sin documentos, recorra todo el muro que separa ambos países atravesado por la frustración de saberse una otredad.
Hay, también, algunas subtramas que no terminan de cuajar, como la aparición de una ex novia de Salam con la que quedaron asuntos pendientes y que leerá lo ocurrido en la novela como un mensaje para ella. De todas formas, el film logra un balance entre la liviandad de su trama y la espesura de un contexto que, a medida que se acerque el fin de la novela, tomará más protagonismo. Un protagonismo patentado en un desenlace con el mismo gusto agridulce que paladea Salam día tras día. Cines del Centro.
“Expuesta”

Hace poco más de un mes se estrenó en salas Una mirada honesta, documental sobre Eduardo Longoni. Pocos días después se presentó en el Festival de Mar del Plata Errante: La conquista del hogar, película dirigida por Adriana Lestido. Ahora es el turno de Expuesta, sobre Andy Cherniavsky. La fotografía, las fotógrafas y los fotógrafos parecen estar de moda y atravesando un fructífero romance con el cine.
Expuesta, dirigida por Eduardo Raspo (Geisha, Tatuado), es una suerte de continuidad fílmica de otros proyectos de Cherniavsky como Los ángeles de Charly, muestra sobre Charly García que compartió en el Palais de Glace con su amiga Hilda Lizarazu (quien además compuso e interpreta especialmente para este film el tema Ex-puesta) y otra fotógrafa insoslayable del mundillo del rock como Nora Lezano, y el libro Acceso Directo. Memorias de una fotógrafa del rock argentino en los ’80 (Planeta).
En Expuesta Andy también recupera muchas fotografías de su archivo personal, que sirven como excusa y eje para reconstruir la escena del rock desde inicios de los ’70 (cuando su padre Daniel fue una figura clave en el ambiente artístico como productor cultural, manager, director de cine y teatro) y hasta fines de los ’80, cuando con las muertes de Luca Prodan (1987), Miguel Abuelo (1988) y Federico Moura (también en 1988) se cerró una era única y brillante.
La por entonces jovencita Cherniavsky fotografió sobre y fuera del escenario prácticamente a todas las grandes bandas y solistas. Los siguió por giras nacionales e internacionales, los encuadró en pulcros estudios o en decadentes backstages y les diseñó las tapas de muchos de sus discos. Estamos hablando de Fito Páez, Sumo, Virus, Soda Stereo, Los Violadores, León Gieco, Celeste Carballo, Dulces 16, Fabiana Cantilo, Isabel de Sebastián y hasta Mercedes Sosa. Pero quizás sus principales aportes fueron con Los Abuelos de la Nada, con los Twist, con Andrés Calamaro (quien fue su pareja durante más de diez años) y sobre todo con Charly García, que fue su gran amigo y a quien acompañó durante buena parte de su extensa y siempre cambiante carrera.
El dispositivo de Expuesta es sencillo pero efectivo: Andy se para junto a una gigantesca mesa llena de negativos, diapositivas y fotos impresas de aquellos imborrables años ’80. Cada imagen dispara algún recuerdo, una anécdota y, así, se va recorriendo aquella etapa juvenil de su vida bohemia que es también la del rock nacional. Hay también algo de archivo (fragmentos de películas y recitales), pero por una cuestión de derechos no se escuchan las canciones originales sino una música incidental compuesta por Lui Piluso. Un documental de rock… sin rock.
Película íntima, diario personal, reconstrucción de un período clave para la música argentina (aquella primavera alfonsinista donde se acumulaban sueños tras el oscurantismo de la dictadura), Expuesta es un trabajo sin grandes hallazgos formales ni regodeos, pero al mismo tiempo esencial para quienes quieran comprender (o revivir) aquel período histórico y artístico desde la perspectiva de una observadora (y en muchos casos incluso protagonista) privilegiada. En el Hoyts, Cinépolis y Showcase.
“La Tara”

Los hermanos Aguilar, descendientes del famoso y olvidado Cuarteto Aguilar, encuentran la banda de sonido de la única película surrealista filmada en Argentina, ‘Tararira: la bohemia de hoy’, de 1936. En un viaje de ida y vuelta entre Argentina y España repasan momentos históricos de ruptura que han estado, dentro de la familia, cruzados por la tensión arte/política. Amparo, Mateo, Manuel y Lucas se disponen a repasar esa historia familiar, interpretando a distintos personajes de la familia para entender cuándo fue que lo perdimos todo. En El Cairo.
“Mar de sangre”

Un grupo de amigos que disfrutan de un fin de semana roban un par de motos de agua para dirigirse al mar pero terminan en una horrible colisión frontal. Ellos luchan por encontrar el camino de regreso a casa llevando a un amigo gravemente herido mientras los depredadores de las aguas los acechan. En el Showcase y en Cinépolis.
“Medjugorje, la película”

Adaptación cinematográfica basado en el libro homónimo escrito por Jesús García Colomer. El documental se centra en la narración de las apariciones de la Virgen María que han tenido lugar en el recóndito pueblo de Međugorje, situado en Bosnia-Herzegovina. A través de las imágenes documentales y testimonios, el autor de la obra que se encarga de dirigir el largo, muestra al espectador el impacto sociocultural que se ha producido en el pueblo despúes de estos acontecimientos. En el Hoyts.
“Tengamos la fiesta en paz”

Musical navideño que sigue a un matrimonio que está atravesando una importante crisis en su relación y mediante música y el espíritu de la Navidad tratarán de solventar sus problemas. En el Hoyts.
Fuentes: Otros Cines, Diego Batlle, Filmaffinity, Sensacine.
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