
Lucía Mayo, analista internacional, dialogó con Río Extra Primera Mañana de Río 96.9 y brindó su perspectiva sobre el aumento de la tensión entre Estados Unidos y Venezuela. Mayo fue categórica al señalar que se debe mantener la calma frente a la idea de un ataque directo, aunque confirmó que el despliegue militar busca un resultado a corto plazo.
“Hay que mantener un poco la calma frente a esta idea de pensar en un ataque directo de Estados Unidos a Venezuela, pero sí entender que algo importante está pasando”, aseguró Mayo.
La tensión comenzó en agosto de 2025 con un despliegue militar, naval y aéreo en las costas venezolanas. El argumento inicial fue el combate al narcotráfico, con el hundimiento de barcazas y embarcaciones que supuestamente transportaban droga.
La analista explicó que el cambio de foco de la administración de Donald Trump hacia América Latina se debe a su nuevo secretario de Estado, Marcos Rubio. Rubio impulsó una doctrina que retoma la idea del “eje del mal”, reformulándolo para la región como Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Bajo el lema Américas First, Rubio comenzó a intensificar la atención en Venezuela. Un cambio discursivo clave fue pasar de hablar de narcotráfico a narcoterrorismo, lo que permite utilizar doctrinas de combate al terrorismo.
Mayo remarcó que el despliegue militar actual resulta “carísimo” de mantener para Estados Unidos, lo que hace suponer que la Casa Blanca espera un resultado a corto plazo.
“Están tratando de generar ciertas desestabilizaciones y hacia eso están apuntando”, afirmó la analista, descartando la posibilidad de una intervención militar con el objetivo de establecer un gobierno temporal. Señaló que esa clase de intervención es impensada, dado que Trump tiene una filosofía de no llevar adelante guerras largas, y el pueblo norteamericano no apoya este tipo de despliegues.
Mayo sostuvo que Venezuela quedó muy aislado a nivel regional, y sus apoyos extracontinentales (Rusia y China) “tampoco están muy dispuestos” a salir a defender y realizar un despliegue militar frente a las maniobras de Estados Unidos. Esta falta de cuestionamiento de los socios regionales de Washington (como Argentina, Ecuador y El Salvador) envalentona el accionar norteamericano.
Además, la analista destacó que el gobierno de Trump actúa con cautela debido a la situación interna: las iniciativas militares no tienen el apoyo total de la ciudadanía y, más importante aún, no pasan por la aprobación del Congreso.
“Están jugando muy finito y eso hace que tengan que tener mucha cautela con lo que hacen”, explicó Mayo, en referencia a la necesidad de no generar un escándalo que bloquee su estrategia o sus futuras proyecciones en la región.
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