Para LeBron James, el baloncesto siempre fue una cuestión de ganar, cueste lo que cueste. A pesar de ser el máximo anotador de todos los tiempos, El Rey siempre puso el éxito colectivo por delante del reconocimiento individual.
Lo volvió a demostrar anoche en la victoria de Los Angeles Lakers contra Toronto Raptors (123-120), cuando sacrificó su histórica racha de $1.297$ partidos consecutivos anotando 10 o más puntos para asistir a Rui Hachimura en la última jugada del partido y llevarse el triunfo.
La increíble hazaña llegó a su fin después de casi dos décadas, revelando la longevidad y consistencia de la estrella. Para poner en perspectiva el logro de LeBron, el último partido en que no anotó en doble dígito fue un 5 de enero de 2007.
En ese momento:
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Su actual entrenador, JJ Redick, era todavía un rookie en la NBA.
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Su hijo Bronny James, su actual compañero en Los Angeles Lakers, tenía apenas dos años la última vez que ocurrió.
Otro dato que revela la magnitud del récord: LeBron disputó más Finales de la NBA (10) de las veces que registró partidos por debajo de los diez puntos (9) en su carrera.
Desde 2007, LeBron pasó de promesa a leyenda como el jugador más completo en la historia del baloncesto, algo que sigue demostrando a sus 40 años de edad con jugadas como la asistencia de anoche.
Con apenas cuatro segundos en el reloj, LeBron tenía la posibilidad de entrar a canasta y finalizar la jugada él mismo, mantener la racha anotadora sobre la bocina y llevarse todos los aplausos por ser él quien ganaba el partido con un tiro en el último suspiro. El partido estaba empatado, e incluso podría haber fallado para gozar de cinco minutos más de prórroga para intentar anotar con más tiempo, pero prefirió tomar la decisión que en ese momento pedía la jugada.
Rui Hachimura estaba solo en la esquina, y a pesar de no necesitar un triple, era un lanzamiento más fácil que el de James, obligado a sortear a dos defensas en su penetración hacia el aro. “Siempre tomo la decisión correcta. Eso es automático, gane, pierda o empate”, dijo James al final del encuentro: “Si haces la jugada correcta, los dioses del basket siempre te recompensan. Así es como me enseñaron a jugar. Lo he hecho toda mi carrera.”
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