El piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton atraviesa uno de los momentos más dolorosos de su vida personal. Este fin de semana comunicó en sus redes sociales la muerte de Roscoe, su inseparable bulldog inglés, que desde hace años lo acompañaba en cada circuito y se había convertido en una figura muy querida por los aficionados.
Días atrás, Hamilton había contado que el perro estaba internado en una clínica veterinaria tras sufrir un cuadro de neumonía. La situación se complicó cuando, durante los controles médicos, Roscoe sufrió un paro cardíaco. Aunque los especialistas lograron reanimarlo, el animal permaneció en coma durante varios días.
“Después de cuatro días de soporte vital, luchando con todas sus fuerzas, tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida y despedirme de Roscoe. Nunca dejó de luchar, hasta el final”, expresó el británico en un sentido mensaje publicado junto a un carrusel de fotografías de ambos.
Hamilton, visiblemente afectado, destacó lo importante que fue su perro en su vida y lo definió como un apoyo emocional fundamental: “Me siento agradecido y honrado de haber compartido mi vida con un alma tan hermosa, un ángel y un verdadero amigo. Traer a Roscoe a mi vida fue la mejor decisión que he tomado”.
El piloto ya había sufrido años atrás la pérdida de Coco, otra de sus mascotas, aunque reconoció que esta vez la experiencia fue aún más dolorosa por la necesidad de tomar la decisión de dormirlo. “Es una de las experiencias más difíciles y siento una profunda conexión con todos los que han pasado por la pérdida de una mascota. Aunque esto fue tan duro, tenerlo fue una de las partes más hermosas de la vida”.
Roscoe había ganado un lugar especial tanto en la vida privada de Hamilton como en la pública: solía acompañarlo a los paddocks, aparecía en sus redes sociales y hasta tenía su propia base de fans en la Fórmula 1.

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