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Llega una gran remake de Spielberg, más “El cuento del tío”, “No mires arriba”, “Clifford: el gran perro rojo” y “Monsta X” a renovar la cartelera

El primer musical del gran Steven Spielberg, adaptación del MegaClásico de 1961, una comedia dramática con un elencazo para tomarse para el churrete la crisis climática, un documental sobre una banda Kpop -y van-, una de animación y una argentina: “El Cuento del Tío”.

“Amor Sin Barreras”

Llega "Amor sin barreras", lo nuevo de Steven Spielberg - Pasen y Vean - Pasen y Vean

Segura candidata a varios Oscars, llega la actualizada visión del maestro de este clásico. Así como hay cineastas, como Wes Anderson, a los que con solo ver un fotograma de sus películas se acierta de inmediato su autoría, esta Amor sin barreras es un Steven Spielberg en estado puro.

La película arranca con todo, sin textos pero con música, con un travelling al ras del piso y sobrevolando las cuadras de un vecindario marginal, donde transcurrirán la historia de amor de María y Tony, y los enfrentamientos entre los Sharks y los Jets, las pandillas de puertorriqueños y “blancos”, que en verdad tienen más cosas en común que en las que podrían estar en desacuerdo. Es el racismo, la opresión policial, es la falta de oportunidades de unos y otros en un microuniverso en el que la ciudad de Nueva York se expandía derrumbando viejos edificios y generando un nuevo sueño americano al que no todos podrían alcanzar. Es, siempre, una historia de rivalidades, de conflictos y desafíos.

Amor sin barreras es un drama musical de 1957, que Robert Wise llevó al cine en 1961, que no ha perdido vigencia. Por más que el espectador quiera quedar prendido del romance prohibido entre Maria y Tony, al estilo Romeo y Julieta en el que se basa el original, el contexto pesa más que como mero trasfondo.

Y está, claro, la manera en que el director de Jurassic Park, que nunca se había “atrevido”, según sus propias palabras, a un musical, se dispone a narrarlo. Y toda su imaginería visual estalla desde la fotografía, de Janusz Kaminski, no siempre de colores estridentes, sino también oscura, con sombras y que abre y amplía espacios y ambientes de una escenografía que no parece de decorados.

Spielberg no es fiel al filme -de hecho, siempre habló de actualizar la obra de teatro musical, y el guion de su amigo Tony Kushner (Munich, Lincoln) se basa en la obra-, que es el que todos recuerdan. No solo porque altera el orden de las canciones. Sigue estando Anybodys (ahora interpretado por la actriz no binaria Iris Menas), y cambia el sexo de algún personaje, como Doc, que ahora es Valentina, interpretada aquí por Rita Moreno, que en el original era Anita, a quien Doc salvaba de que la violaran los Jets. Ahora es Valentina la que salva a Anita, una excepcional Ariana DeBose (Hamilton).

Y así como la escena que no llega a ser violación era más extensa y, si se quiere, morbosa para la época en la que se filmó, las peleas cuerpo a cuerpo, a navajazo limpio, resultan más violentas, rodadas con más vehemencia. Bueno, Spielberg no es Wise. Al margen de que llamó a Justin Peck para las coreografías del filme, y no son las mismas de Jerome Robbins. Lo cual no está mal ni está bien. Esta es la versión de Spielberg y sabe hacer lo que quiere al contar con el guiño, como lo obtuvo, de Stephen Sondheim, el letrista del musical original, único que estaba vivo cuando se realizó la película (el autor de Sweeney Todd falleció el viernes 26 de noviembre).

Al frente de todo, y entre las luchas, los movimientos frenéticos de cámara, la iluminación y la artificiosidad, están ellos, los intérpretes. Rachel Zegler, que nunca había filmado una película, es todo un descubrimiento de Spielberg. No solo canta muy bien, sino que actúa con una desenvoltura en la que parece haberse reflejado de Ariana DeBose, que interpreta a su cuñada, Anita. Ansel Elgort, un Tony que le lleva más de una cabeza a María, tiene un ángel que hasta cuando canta -y no es cantante- atrae, seduce. Si la relación entre María y Tony encandila, ya se sabe que todo marchará sobre ruedas.

Quizá los más esquemáticos roles planteados a los líderes de Sharks y Jets, Bernardo y Riff hacen que David Alvarez y Mike Feist (de Dear Evan Hansen) pierdan verosimilitud. Pero bueno, estamos hablando de gente que se expresa bailando y cantando, y bien cierto es que esta Amor sin barreras es de lo mejor en el género que se ha visto este año en los cines. En todos los cines.

“El cuento del tío”

El Cuento del Tío - Próximamente

La ópera prima de Nacho Guggiari cruza el costumbrismo de Esperando la carroza de Alejandro Doria y su crisol de personajes histriónicos con esa revitalización del género policial que fue Entre navajas y secretos de Rian Johnson. Si bien el entramado de influencias (también hay un anclaje inevitable en la comedia negra para que la amalgama funcione) podría haber resultado un pastiche, el realizador sale airoso gracias a un guion de su autoría en el que no deja margen para secuencias sobreexplicativas.

El cuento del tío es una película que va hacia adelante y que en sus 72 minutos no pierde el tiempo en presentaciones. Por el contrario, las figuras que comandan la historia se describen por sus acciones, en su gran mayoría repudiables, que giran en torno a un plan que consideran infalible: aprovechar la muerte en plena cena navideña de Rodo (Jorge D’Elia), el tío rico de la familia, para ocultar el cuerpo, fingir un secuestro, y pedirle el dinero del rescate a su esposa (Silvia Pérez), la única vía que encuentra el clan para salir de una cotidianeidad oprimida por las deudas.

Guggiari demuestra que confía en una audiencia que conoce los códigos de los géneros sobre los que se construye su debut, por lo cual la sucesión de fallidos por parte de esos personajes tan bien interpretados por actores como Luis Ziembrowski, Alejandra Flechner, y Mónica Villa (en un guiño a Esperando la carroza) son siempre efectivos y se benefician de la brevedad del relato y de una ingeniosa relectura que se hace del mismo sobre el final. Showcase y Hoyts.

“No mires arriba”

No mires arriba (2021) crítica: De las mejores películas de la historia de Netflix

Un elencazo para tomarse para el churrete la crisis climática. Después de La gran apuesta y “El Vicepresidente”, Adam McKay regresa a la sátira política sacándole todavía más partido a un humor acre que llevará a la audiencia a reír pero también a pensar en lo reconocible que es el mundo que nos presenta en su película.

La gran virtud de No mires arriba es que no deja títere con cabeza y critica a diestro y siniestro mostrando las múltiples deficiencias del sistema capitalista que nos rige: desde la corrupción política hasta los medios de masas anestesiantes, las redes sociales que magnifican cortinas de humo, el nepotismo generalizado y el peligro que suponen los gurús tecnológicos.

No hay nada ni nadie a quien no podamos relacionar de forma ipso facta con la realidad que nos rodea, lo que hace que la película sea tan rabiosamente divertida como estremecedoramente intimidante. Y ojo, que evita adscripciones políticas: deja en pelotas de igual forma al ala más conservadora como a la bienintencionada progresía, sin evitar tampoco darle un buen estacazo a los “tibios”. Esta historia nos muestra lo que sucede cuando se le da la espalda a la ciencia: se desoye a los expertos y se fulmina la revisión por pares. Teniendo en cuenta el momento actual en el que vivimos, aún intentando superar una pandemia y con una emergencia climática a la que como conjunto parecemos incapaces de responder, no puede ser más pertinente.

No mires arriba arranca mostrando la labor de unos científicos que descubren que un cometa tiene una trayectoria de choque directo contra el planeta Tierra. Tras el shock inicial y la comprobación de todos los cálculos pertinentes es hora de ponerse en marcha: o se hace algo al respecto o el impacto es inminente. Con este fin, consiguen aliarse con el representante de Defensa Planetaria e incluso entrevistarse con la presidenta de los Estados Unidos.

Sin embargo, ella no parece intimidada por las noticias que le dan. Por el contrario tiene la vista fijada en las estadísticas y está “harta” de que le anuncien el fin del mundo. Ante la evidencia de que nadie parece demasiado intimidado por lo que supondría que un cometa del tamaño del Everest chocara contra el planeta, provocando una extinción masiva e incluso desviándolo de su órbita, el profesor Randall Mindy y Kate Dibiasky deciden acudir a un programa de televisión de máxima audiencia, pero tampoco obtienen la atención que esto merece.

Las cosas se complican aún más cuando el gurú tecnológico más poderoso del mundo descubre que el objeto celeste es rico en recursos y que sería una fuente magnífica de minerales raros, lo que supone un antes y un después en la estrategia a seguir. Uno de los principales aspectos que llaman la atención de No mires arriba es el increíble reparto con el que cuenta: Meryl Streep, Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Cate Blanchett, Mark Rylance, Johan Hill, Tyler Perry… pero también en forma de cameos y en pequeños papeles Ron Perlman, Timothée Chalamet, Chris Evans, Ariana Grande o Kid Cudi.

Increíble casting sin fisuras. No mires arriba consigue su propósito: es una película muy eficiente y oportuna. Y se pone bien mala al señalar ciertos aspectos de nuestra sociedad que si bien no se alejan de la realidad, no son por ello menos dolorosos: la designación de altos cargos a dedo, el show de la política, la manipulación de los datos para hacerlos digeribles, la deshumanización de la comunicación…

Pero, por encima de todo, la forma en la que se anteponen intereses comerciales a cualquier otra cuestión: incluso a la seguridad más básica. Vivimos en un mundo en el que un constructo humano como es el dinero tiene la capacidad de envenenarlo absolutamente todo. Al final, la película sirve como vehículo para mostrar la frustración de la comunidad científica cuando se desoye su voz y todo se hunde.

No mires arriba quiere abrir desde la comedia un melón que está sobre la mesa desde hace décadas y que es cada vez más acuciante. Si no hacemos nada, estamos muertos, pero la amenaza no va a venir del otro lado de la galaxia, sino que está dentro de casa. Mostrar estas ideas de una forma terrorífica pero hilarante es el gran éxito de una peli que cuenta incluso con una escena postcréditos. En Del Centro y Monumental.

“Clifford, el gran perro rojo”

Salió el trailer de Clifford, el gran perro rojo: así se ve el personaje en el mundo real

Con el título original de “Clifford the Big Red Dog” llega para sumarse a la cartelera de las salas de cine argentinas, la película familiar de Paramount Pictures, con dirección de Walt Becker y las actuaciones de Darby Camp y John Cleese.

La aventura del “Clifford el gran perro rojo”, tiene una duración de 96 minutos y cuenta la historia de Emily Elizabeth, una estudiante de secundaria, que conoce a un mágico rescatador de animales, quien le regala un pequeño cachorrito rojo. Pero ella nunca  esperó que despertaría al día siguiente con un sabueso gigante de tres metros en su pequeño departamento de Nueva York.

Mientras su madre soltera (Sienna Guillory) se encuentra de viaje de negocios, Emily y su divertido pero impulsivo tío Casey (Jack Whitehall) se embarcan en una gran aventura. En el Hoyts, Showcase, Cinépolis, Del Centro y Momumental.

“Monsta X”

MONSTA X: The Dreaming, la película de MONSTA X, llega a España - BA NA NA: Noticias de K-Pop en español

¿Es lo que conocemos?¿Es lo que vemos?¿O es…lo que soñamos? Famosa por sus poderosas, icónicas y estupendas presentaciones, la banda de K-pop y pop MONSTA X es adorada por sus leales e innumerables fanáticos alrededor del mundo. Como obsequio por su fanatismo, este nuevo film ofrece una mirada íntima a su riguroso viaje durante los últimos seis años, incluyendo entrevistas exclusivas cara a cara con cada uno de sus miembros, historias personales de su paso por los Estados Unidos, y un especial videoclip en concierto, en exclusiva para sus MONBEBES.

Este improbable evento cinematográfico además incluye presentaciones de sus máximos hits, junto con un adelanto exclusivo de su próximo álbum. Desafiar, evolucionar, soñar. Celebrar los logros y el futuro de los MONSTA X. En el Hoyts y en el Showcase.

Fuente: FilmAffinity, Cinépolis, La Nación, Clarín, Página 12, HobbyConsolas.

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