
Tras el anuncio oficial de que Damián Reifenstuel fue encontrado en Bolivia y será extraditado a la Argentina para ser acusado por el crimen de Ivana Garcilazo, surgieron los interrogantes sobre cómo se logró dar con su paradero. Una parte de esta información se respondió en la conferencia de prensa que brindaron las autoridades en la Sede de la Gobernación en Rosario, al explicar que la aparición de un testigo reservado ayudó a precipitar la investigación. Pero además hubo una trama operativa que actuó en secreto, con detalles curiosos que fueron armando la trama.
Para empezar, debe reiterarse que resultó determinante en la investigación de más de un año y medio el ofrecimiento de recompensa económica que hizo el gobierno provincial. Así lo señaló Pullaro en la presentación junto a la Fiscal General del MPA, María Cecilia Vranicich, que a su vez destacó la labor de los fiscales a cargo de la causa, Lisandro Artacho y Gastón Ávila, que también estaban en el Salón Blanco de Gobernación. En la misma presentación hablaron los familiares de la víctimas, claves con su empuje desde el primer día.
Todos coincidieron asimismo en valorar el enorme acompañamiento social que tuvo el caso Ivana. Pero lo que no se conoce hasta ahora es que hubo un entramado institucional que colaboró para llevar adelante la investigación, que incluyó a Interpol Bolivia, fuerzas federales que dependen de la ministra Bullrich -a quien agradeció Pullaro- y algunos “errores no forzados” en el entorno del prófugo.

De Rosario a Bolivia
Los investigadores sabían que el profesor de química -que había dejado vacía su casa en Pérez unos días después del crimen en agosto de 2023- había cruzado a Bolivia a pie. Había una imagen que lo tomaba, vestido de Newell’s, por un paso fronterizo. De allí en más, la búsqueda se hacía complicada para el MPA y la policía argentina, que no podían cruzar la frontera. Por eso se tuvo que pedir colaboración internacional a Interpol, que lanzó un “Alerta Rojo”, lo que le significaba a Reifenstuel que durante cinco años podría haber caído si aparecía con su nombre haciendo algún trámite o queriendo salir del país del Altiplano en forma oficial.
En ese contexto en noviembre de 2023 la hermana de Ivana Garcilazo, Silvina, había ido por su cuenta a Santa Cruz de la Sierra para acelerar las pesquisas. Junto a su marido, recorrieron la enorme ciudad boliviana con más de dos millones de habitantes y pegaron carteles con la cara de Reifenstuel. Alguien llegó a decirles que lo habían visto en un semáforo limpiando vidrios. Sin embargo, después de varios días escondida detrás de autos para ver si lo podía encontrar, la hermana de la joven hincha de Central que había sido asesinada unos meses antes se volvía con las manos vacías.
Los viajes en colectivo y la pista en Europa
En agosto de 2024, alguien le sugirió a la familia Garcilazo que el prófugo podía estar en Europa. Una pista que se había sugerido como posible desde el comienzo, por contactos que podía tener Reifenstuel en Berlín o Amsterdam a través de su padre que había vivido allí. No obstante, al mismo tiempo había una línea de la investigación oficial que iba en secreto hacia otro lado, profundizando el trabajo en Bolivia.
En esos días, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, designaba como jefe de la Gendarmería Nacional al comandante retirado Claudio Brilloni, a quien ya conocía de su anterior paso por el gobierno durante la gestión de Mauricio Macri. Aunque no se lo contó públicamente hasta ahora, aquel nombramiento le daba también nuevos bríos a la investigación por el crimen de Ivana: Brilloni venía de ser hasta unos meses antes responsable de la cartera de seguridad en Santa Fe y conocía el caso. Es más, el crimen se había dado tras un clásico entre Central y Newell’s con él como ministro y según pudo saber Red Boing, le resultaba prioritario resolverlo.
En ese marco, se decidió empapelar hacia fines del año pasado los puestos fronterizos con Bolivia con la cara de Reifentsuel y el pedido de información. Poco tiempo después -dato que recién se conoce ahora- algo activó alarmas de los organismos de seguridad: una empresa de transporte que hace el viaje de Bolivia a la Argentina comunicaba a las autoridades el dato de “un pasajero que repite cada tanto el viaje de Santa Cruz de la Sierra a Rosario. Va y vuelve sólo, con muy poco equipaje”. Como a las hormigas que van a su guarida, el personal de inteligencia argentino que logró identificarlo empezó a seguirlo en secreto. Y se concluyó en un informe reservado que podía ser la persona que mantenía contacto con Reifenstuel en Bolivia y eventualmente mantenerlo escondido.
“¿Viajaba a buscar plata a la Argentina para aguntar a su amigo sin bancarizar los fondos?”, preguntó Red Boing a una fuente con acceso a la causa este martes por la noche. “No. Le pasó como en ‘El Secreto de sus ojos’, pero no por el fútbol. Tenía novia en Rosario y cada tanto volvía a visitarla”, respondió la misma voz.

Uno de los pedidos masivos de justicia, en el Gigante de Arroyito (Foto: Farid Dumat Kelzi)
El capítulo final de la búsqueda secreta
Así, las fuerzas operativas argentinas iban llegando al armado final del rompecabezas y deducir que ese hincha de Newell’s al que buscaban la justicia santafesina e Interpol, todavía estaba guardado en Santa Cruz de la Sierra.
Cabe recordar que para ese tiempo, ya Juan José Masson y Ariel Cabrera, los dos amigos y cómplices de Reifenstuel en la escena criminal que terminó con la vida de Ivana Garcilazo, habían pasado por audiencia judicial y llevaban más de un año detenidos esperando el juicio.
En la última etapa de la trama, fue cuando resultó vital la oferta de la recompensa económica para los que pudieran aportar información: el jueves pasado un testigo reservado se presenta en el Centro de Justicia Penal en Rosario y revela que conocía a personas que podían estar en contacto con Reifenstuel.
Este nuevo aporte ya no lo situaba en Santa Cruz de la Sierra, sino en un pueblo mucho más chico. Hasta ahí tenía que llegar entonces -y rápido por si alguien filtraba el dato de que lo estaban yendo a detener- Interpol Bolivia, “que no es una tropa de ocupación o el FBI, tiene pocos recursos y hacen lo que pueden con mucho empeño”, le aclara a Red Boing otra de las fuentes consultadas que participó de la investigación.
Y en apenas 96 horas, con un fin de semana en el medio, el MPA logró coordinar con efectivos bolivianos: primero para confirmar que lo dicho por el testigo era cierto: Reinfestuel se había instalado ahora en Samaipata, una pequeña localidad de 5 mil habitantes y unos 110 kilómetros al sudoeste de Santa Cruz de la Sierra, camino a Sucre. Y el paso siguiente, también coordinado con mucha reserva, fue lograr la detención por parte de Interpol.
Tal vez con la necesidad inmediata de conseguir un ingreso, el profesor de química Damián Reifenstuel se había reinventado como “docente uruguayo de literatura”, presentándose con otro nombre. Al dato lo dio este martes en Todo Pasa uno de los jefes de Interpol Bolivia, que trabajó codo a codo con el MPA, en forma confidencial. Y hace poco el prófugo había empezado a trabajar en la escuela local, exponiéndose más que en el último año y medio.
La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, el Jefe de la Gendarmería, Comandante (RE) Claudio Brilloni, el gobernador Maximiliano Pullaro, la Fiscal General del MPA, María Cecilia Vranicich, más los dos fiscales que pasaron por la causa, Lisandro Artacho y Gastón Ávila, conocían el dato. Pero se logró mantener la reserva hasta concretar la operación.
Y finalmente en la mañana del martes 25 de febrero, a un año y medio del crimen y con mucho hermetismo, un equipo operativo de Interpol Bolivia llegó a Samaipata, se agazapó en un punto por el que Reifenstuel iba camino a la escuela y lo detuvo. Estaba vestido con una chomba roja y negra, con varios kilos menos que los que tenía al escaparse de la Argentina. Así se lo vio en las fotos que le sacaron las autoridades que lo capturaron.
En la audiencia imputativa, estarán los familiares de Ivana, que en todo este tiempo no pararon de pedir justicia. Marcharon al Centro de Justicia Penal, por las calles de Rosario, por recitales, por partidos de fútbol con carteles que mostraban a Ivana sonriente y con la cara del tercer asesino con la leyenda “BUSCADO”. Una larga lucha que dio sus frutos: ahora Reirfenstuel duerme en la cárcel de Sucre, esperando que se concrete la extradición para enfrentar la acusación por la que podría terminar más de treinta años preso.

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