
Sábado 4:10 de la madrugada. Maximiliano Giménez, de 33 años, Vanesa Romero, de 30 años, y su beba Elena Giménez de 1 año, se retiraban de un casamiento con fuertes vinculaciones al narcotráfico en el salón “Campos de Ibarlucea”. Sobre la ruta 34S, la familia, que iba en un Audi TT que no utilizaba usualmente, fue abordada por una Volkswagen Amarok.
Ante el ataque, regresaron a toda velocidad hacia la fiesta con el objetivo de protegerse. Sin embargo, al realizar una maniobra para reingresar, quedaron encajados en una zanja de la banquina de la ruta, justo frente al salón. En ese momento, los delincuentes frenaron junto a ellos y desde la ventanilla del acompañante abrieron fuego con una pistola 9mm. chipeada, que la convirtió en una suerte de ametralladora.
En total, según pudieron reconstruir los investigadores, fueron más de 20 disparos. En el lugar pudieron recoger al menos 11 vainas servidas, mientras que en los cuerpos de Maximiliano y Elena dieron con 6 y 4 plomos, respectivamente.
Tras la balacera, los delincuentes escaparon y los asistentes al casamiento buscaron auxiliar a la familia, que se encontraba gravemente herida. El auto, que continuaba encajado en la zanja, seguía en marcha y con las puertas cerradas. Luego de una serie de movimientos pudieron sacar al padre y su hija, y los subieron a otra Amarok, en dirección al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria.

Por la “premura de la situación”, según explicó el fiscal Gastón Ávila, a Romero no pudieron sacarla e intentaron liberar al vehículo. Un joven, que había asistido a la celebración y era familiar de los novios, se sentó en el lugar del conductor y aceleró el Audi TT mientras que otros lo empujaban. En ese momento, el auto quedó desencajado y el muchacho, desorientado, partió hacia el lado de Ibarlucea con el cuerpo de la mujer ya sin vida en el lugar del acompañante.
“Este chico se asustó, entiendo que encontrándose manejando un vehículo baleado por todos lados con un cadáver al lado suyo. En esa situación, testigos ven que se baja del auto, se agarra la cabeza, y grita ‘ahora que hago, a dónde te llevo’, sin saber qué hacer”, explicó Ávila. Y añadió: “Él vino voluntariamente a la Fiscalía a declarar que se llevó el Audi TT, que estaba ebrio, se equivocó y se asustó. Además, dijo que en el camino vio un móvil policial y temió que lo incriminaran”. En este marco, el sujeto habría prendido fuego el auto con Romero en su interior.
La Fiscalía no descarta que una de las 150 personas invitadas a la fiesta de casamiento pudiera avisar a los atacantes que los Giménez se encontraban en el Audi TT. Además, la principal hipótesis de la causa gira en torno al tráfico de estupefacientes.
Tanto Giménez como Romero estaban investigados por la Justicia Federal. Varias medidas vigentes los ubicaban en un cuarto escalón de una distribución de drogas mayor escala. Por otro lado, se investigaba su vinculación con cargamentos de droga incautados, lo que podría arrastrar problemas de vieja data.
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