
Murió Brigitte Bardot este lunes a los 91 años en su residencia de La Madrague, en Saint-Tropez, al sur de Francia. La actriz y cantante falleció tras atravesar un delicado estado de salud en los últimos meses, luego de haber estado hospitalizada en Tolón por una intervención quirúrgica vinculada a una enfermedad grave. Su muerte fue confirmada por personas de su entorno cercano.
Nacida en París el 28 de septiembre de 1934, Bardot fue una de las figuras centrales del cine europeo de las décadas de 1950 y 1960. Su aparición en la cultura coincidió con un momento de transformaciones sociales y morales en la posguerra, y su imagen se convirtió en un símbolo.
Su consagración internacional llegó en 1956 con “Y Dios creó a la mujer”, dirigida por Roger Vadim, una película que generó fuerte controversia e introdujo una representación inédita del deseo femenino en el cine comercial y transformó a Bardot en un rostro reconocible en todo el mundo, más allá de Francia.

A lo largo de su carrera trabajó con algunos de los directores más influyentes del cine europeo, entre ellos Jean-Luc Godard, Louis Malle y Henri-Georges Clouzot. Entre sus películas más recordadas se encuentran La verdad (1960), El desprecio (1963), ¡Viva María! (1965) y Las petroleras (1971).
Su figura pública, sin embargo, terminó muchas veces eclipsando su trabajo actoral. Fue uno de los primeros casos de celebridad moderna a escala global, y su imagen se reprodujo masivamente en revistas, afiches y fotografías, al punto de convertirla en un fenómeno cultural que excedió el ámbito del cine.
A comienzos de la década de 1970, en el punto más alto de su fama, decidió retirarse definitivamente de la actuación. Su última película se estrenó en 1973, cuando tenía apenas 39 años. Desde entonces, se volcó de lleno a la defensa de los derechos de los animales, causa a la que dedicó el resto de su vida y que canalizó institucionalmente a través de la Fundación Brigitte Bardot, creada en 1986.
En sus años posteriores al retiro, permaneció alejada del cine y de la vida pública, y vivió sus últimos años recluida en Saint-Tropez, rodeada de animales y con escasas apariciones mediáticas. “Yo no elegí ser Brigitte Bardot, simplemente ocurrió” afirmó en su momento.
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