Silvia Mirensky tenía 80 años y vivía en la granja colectiva Ein Hashloshá, a 17 kilómetros de Gaza. Durante los ataques, su hogar se incendió y ella no pudo salir. “Me estoy quemando, me estoy ahogando”, fueron sus últimas palabras que le dijo a su hijo por teléfono.
Según las primeras informaciones, se encontraban en el cuarto de seguridad de su hogar. Una explosión rompió el vidrio de ese lugar y un objeto habría golpeado con una garrafa para que luego se prenda fuego. Había nacido en Buenos Aires y es la tercera víctima argentina luego del ataque palestino a Israel.
La mujer llegó a Israel, junto a su marido y sus dos hijos, uno de 4 y uno de 6 meses, antes de la Guerra de Iom Kipur en 1973. Se habían mudado al sur del país asiático y en el 78 se mudaron a Kibutz, lugar donde luego se asentaron muchos argentinos.
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