
Acorralado por las denuncias y la sucesión de allanamientos que golpearon a Sur Finanzas y a gran parte del fútbol argentino, Ariel Vallejo, titular de la financiera, decidió hablar. En una breve comunicación y ante consultas periodísticas, sostuvo: “No tengo un ejército de soldaditos”, en alusión a la acusación de la Dirección General Impositiva (DGI) por presunto lavado de dinero.
La causa, que investigan la fiscal Cecilia Incardona y el fiscal Luis Armella, apunta a transferencias por $818.000 millones realizadas a través de Sur Finanzas PSP por parte de monotributistas y contribuyentes sin capacidad económica real. Esa denuncia derivó en tres tandas de allanamientos, que incluyeron 11 oficinas de la financiera, 18 clubes de Primera y el Ascenso, la AFA, y recientemente un grupo de empresas vinculadas.
Del country de Adrogué al negocio del fútbol
Antes de su conexión directa con Claudio “Chiqui” Tapia, Vallejo ya había desembarcado en el fútbol de la mano de Eduardo Spinosa, expresidente de Banfield. Se convirtió en sponsor del Taladro, prestó dinero al club —$954 millones, según un informe institucional— y tejió relaciones con su dirigencia.
Spinosa incluso viajó al country Adrogué Chico para firmar uno de los préstamos millonarios. Con el avance de la investigación, algunos exdirigentes quedaron imputados y con sus teléfonos celulares bajo análisis judicial. La relación terminó mal. “Nunca me pagó”, se lamenta Vallejo en su círculo íntimo.
Aun así, su presencia en Banfield se mantuvo con la gestión de Matías Mariotto, uno de los dirigentes con los que el financista tiene más fotos públicas.
La puerta de la AFA y el vínculo con Tapia
En diciembre de 2022, con la Argentina recién consagrada campeona del mundo en Qatar, Vallejo buscó acercarse a Tapia. La primera reunión fue fallida: el presidente de la AFA lo dejó esperando frente a una picada. Días después, finalmente conversaron.
Tapia le prometió: “Te voy a ayudar para que tengas más visibilidad”.
El vínculo creció rápido y sin intermediarios. Vallejo empezó a fotografiar cada encuentro con Tapia porque —según admite— le abría todas las puertas del fútbol argentino. Esas imágenes poblaron sus redes sociales y alimentaron su imagen de poder.
Esa alianza le permitió a Sur Finanzas convertirse en sponsor de la Liga Profesional, de la Selección argentina y de múltiples clubes de Primera y el Ascenso. También facilitó acciones comerciales masivas, como la venta de entradas a la Selección: según él mismo cuenta, llegó a colocar 600 tickets en un solo partido.
Créditos, tarjetas y gestos hacia el presidente de la AFA
Uno de los gestos más comentados fue el sponsoreo a Barracas Central, el club del que proviene Tapia. También trascendió la tarjeta VISA Signature otorgada al presidente de la AFA a través del Banco Coinag. La entidad aclaró que no existía un vínculo directo con Tapia, salvo esa tarjeta emitida por Sur Finanzas.
El crecimiento de Vallejo fue tan rápido como ruidoso.
“Los secanucas” y el quiebre interno
Ese ascenso lo llevó a enfrentarse con el círculo íntimo de Tapia. Vallejo los llama “el grupo de los secanucas”, un apodo que nació tras un video viral del dirigente Luciano Nakis, secándole la transpiración al presidente en un estadio durante la Copa América.
Según Vallejo, ese grupo lo traicionó. En WhatsApp lanzó frases elocuentes:
“Una vez que cambian sus intereses, cambian su lealtad”.
Asegura que Tapia nunca le pidió nada y que la relación quedó interrumpida desde que estalló el escándalo el 2 de noviembre, cuando salieron a la luz datos de la causa.
Un modelo de negocios bajo la lupa
La Justicia investiga múltiples líneas: préstamos, convenios comerciales, sponsoreo y hasta triangulaciones con derechos de televisación. Algunos clubes recibieron sumas millonarias, como San Lorenzo, que declaró ingresos por más de $1.600 millones en préstamos y $300 millones por derechos de TV.
Vallejo —según allegados— siente que fue perjudicado:
“La AFA me cagó con todo eso”, repite.
Su derrumbe también incluyó un proyecto fallido en Miami, donde pensaba abrir un restaurante con la marca Selección argentina y vender indumentaria. Ordenó cerrar las seis sociedades creadas para ese fin.
El final de una expansión meteórica
Mientras la Justicia avanza y se desmoronan sus negocios, Vallejo intenta explicar su ascenso y caída:
“Yo no lucré con el fútbol, lo usé como posicionamiento”, afirma.
Y sobre su rol en el mundo financiero, se defiende con otra frase tajante:
“No soy Juan Pablo II, pero tampoco Pablo Escobar”.
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