Después de más de ocho años sin presentaciones en vivo, Pity Álvarez regresó a los escenarios este fin de semana con un recital multitudinario en el Estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba. El show convocó a decenas de miles de fanáticos de distintas generaciones y se convirtió en uno de los acontecimientos musicales más destacados del año.
El concierto, que contó con autorización judicial en el marco de la causa que involucra al músico, se extendió por más de tres horas y estuvo atravesado por un recorrido intenso por los clásicos que marcaron su trayectoria. Desde los primeros acordes, el público acompañó con fervor cada canción, generando una conexión permanente entre el artista y la multitud.
A lo largo de la noche, Álvarez ofreció un repertorio cargado de emoción, con temas que forman parte de la historia del rock nacional y que fueron coreados de principio a fin. El clima fue de celebración y reencuentro, tanto para los seguidores históricos como para una nueva generación que se acercó a presenciar el regreso.
Más allá de su historia personal y del prolongado silencio artístico, la presentación se desarrolló con total normalidad y sin incidentes relevantes. La música ocupó el centro de la escena en una noche que funcionó como un punto de inflexión y un nuevo capítulo en la carrera de Pity Álvarez.
El regreso del músico no solo significó un esperado show de rock, sino también una escena de celebración colectiva que dejó una marca fuerte en el público y reavivó el debate sobre su lugar en la historia del rock argentino.
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