La Cámara Argentina del Libro explicó que hubo una caída del 30% en la venta de libros durante el mes de enero en las librerías del país. Los comerciantes del sector señalan que la caída se debe a la cada vez más retraída capacidad de compra de los clientes y al aumento de los costos desregulados del papel y de los ejemplares importados.
“Evidentemente, hay un tema que pegó muy fuerte en el precio de los ejemplares e impactó en el consumo”, sostuvo José Perico Pérez, integrante del Consejo Directivo de la Cámara Nacional del Libro. Y advirtió que “continúa el deterioro” durante las primeras semanas de febrero.
Según el librero, las ventas sufrieron una caída de entre el 25% y el 30%. Por otro lado, apuntó que las librerías tienen “un punto de equilibrio muy frágil”, por lo que, de sostenerse esta situación durante los próximos meses, el sector corre serio riesgo de que algunas librerías comiencen a cerrar sus persianas: “Hay mucho temor de qué va a pasar en los próximos meses”.
“Acá nos encontramos con dos situaciones: hay una baja del poder adquisitivo, la mayoría de la gente tiene una capacidad de compra mucho más limitada. Y en el caso de los libros se exacerba, porque no son productos de primera necesidad”. Y continuó: “Con la fuerte devaluación de diciembre, el libro importado pasó a aumentar rápidamente porque el importador tuvo que trasladar ese precio y a eso hay que sumarle el aumento del papel, que ya lleva casi un 58% de incremento en el precio”.
Pérez informó que en Argentina hay solo dos grandes papeleras, las firmas Ledesma y Celulosa, que producen el papel de obra 80 milímetros, que es el que se usa para la impresión de una gran cantidad de editoriales: “En 2023, el papel aumentó mucho más que la inflación, ambas empresas se ponían de acuerdo y determinaban el precio. Lo que habría que regular es el precio del papel para que no aumente más que la inflación”, contó el librero.
“Hay un panorama complejo porque mientras no se regule el papel y este aumente mucho más que la inflación, siempre vamos a correr de atrás. Además, los libros no aumentaron todo lo que tendrían que aumentar si se trasladara el costo de impresión de edición de un libro al precio de público final”.
Editoriales en alerta
Por último, acotó que en el caso de las editoriales, la perspectiva es incluso más difícil, dado que por el aumento del papel y la logística, los costos de edición tuvieron subas desproporcionadas que ponen en peligro el normal despacho de libros: “Los plazos de pago no superan los 30 días, por lo que en el corto plazo empiezan las dificultades para reeditar libros”.
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