Lo que muchos temían se ha hecho realidad: según los talibanes radicales islámicos, que recientemente retomaron el poder en Afganistán, más de 70 de personas murieron en varias explosiones en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul. Parece probable que la rama afgana de la organización terrorista “Estado Islámico”, Isis-K o EI-K (K significa Khorasan, una región histórica de Asia Central que incluye a Afganistán), esté detrás de los ataques.
Funcionarios estadounidenses ya lo habían dicho al New York Times: los agentes advirtieron que sería un golpe estratégico del EI tanto contra Estados Unidos como contra los talibanes, cuyos dirigentes estaban intentando demostrar que podían controlar el país.

Ya el martes, cuando el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que terminaría la operación de evacuación del aeropuerto de Kabul el 31 de agosto, a pesar de la insistencia de sus aliados, no citó a los talibanes, sino al EI como la amenaza: “Sabemos que el EI-K quiere atacar el aeropuerto y atentar contra estadounidenses, así como contra aliados y civiles inocentes”, dijo Biden en la Casa Blanca. Y añadió que la milicia terrorista era un “enemigo declarado” de los militantes islamistas talibanes.
Lucha entre yihadistas: salafistas versus deobandi
De hecho, ambos grupos llevan mucho tiempo enfrentándose en sangrientas batallas. E incluso este 26 de agosto, agencias informaron que los talibanes habrían interceptado y matado a varios terroristas del EI en sus puestos de control alrededor del aeropuerto. Por otro lado, también se dice que varios guardias talibanes han muerto en el bombardeo.
Las divisiones ideológicas separan a los dos grupos. El EI sigue la escuela salafista del islam; los talibanes, la escuela conservadora deobandi. El Isis-K aspira a un califato que se extienda desde el sur de Asia hasta Asia Central; los talibanes, en cambio, se conforman -al menos por ahora- con un supuesto emirato en Afganistán.
Y como la interpretación de los talibanes de la sharía no le parece lo suficientemente estricta al Isis-K, los trata de “apóstatas”. Más aún cuando los talibanes negociaron un acuerdo de paz con Estados Unidos. Al hacerlo, los talibanes traicionaron los objetivos de la yihad, dicen los terroristas del EI. También es sintomático que, tras la entrada de los talibanes en Kabul, diversos grupos yihadistas felicitaran a los islamistas. El EI (Isis) no lo hizo. En cambio, anunciaron que continuarían la lucha.
Se calcula que el EI en Afganistán, Isis-K, tiene entre 500 y 1500 combatientes, según un informe de la ONU del 15 de julio. El grupo ha reforzado sus posiciones en Kabul y sus alrededores, donde también lleva a cabo la mayoría de sus ataques. El grupo espera reclutar a miembros de los talibanes, que rechazan el acuerdo con Estados Unidos.
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